La Unión Europea como un pollo sin cabeza  

Robert Kagan advierte que, mientras Europa apuesta por una política y una sociedad basadas en la negociación y el bienestar, Estados Unidos ejerce el poder contra quienes ponen en peligro la democracia, el orden liberal y la seguridad internacional

Durante décadas –desde finales del siglo XX a la actualidad- las calles de muchas ciudades europeas se han llenado de cientos de miles de pacifistas tras la pancarta de “No a la guerra”. Y en los balcones, sábanas blancas y cacerolas. Y en la información –papel, digital, radio y televisión-, un considerable número de artículos y opiniones favorables a la paz a cualquier precio y contrarios a cualquier tipo de intervención militar.

Y en las librerías, decenas de trabajos  –La sombra del águila, Después del Imperio, Los nuevos gobernantes del mundo, ¿Por qué la gente odia Estados Unidos? y El libro negro de América, entre otros- que arremeten contra dicha intervención militar –pongamos por caso, la Guerra del Golfo y la Guerra de Irak- y unos Estados Unidos considerados como el auténtico eje del mal.  

Sigue la manipulación de la conciencia  

A lo que hay que añadir la particular guerra de los maestros contra Estados Unidos que se tradujo en la manipulación de la conciencia de unos alumnos menores de edad: murales por la paz, poesías por la paz, bailes por la paz, palomas por la paz  y la cancioncilla de John Lennon.

Una formación paternalista, unidimensional y maniquea en donde los buenos van contra los malos. Un maniqueísmo unidimensional y paternalista que también se inculcó a los mayores de edad: “la guerra responde a intereses económicos”, “el hombre ha demostrado una vez más su incivilidad”, “no vale la pena morir por el petróleo”, “paz en el mundo y  amor en la Tierra”.   

Una ingenuidad y una cursilería –en las calles, los balcones, la prensa, los colegios y las cafeterías- que nos doctoró cum laude en el conspiracionismo, el aislacionismo, el reduccionismo y, sobre todo, en el antiamericanismo. Yankees go home, ¿lo recuerdan?    

Otra versión de lo que sucede en el mundo     

En este ambiente de fiesta callejera, ruido mediático y pensamiento único, surgió la voz del disidente que es capaz de ver la realidad de otra manera. Pongamos por caso, Robert Kagan y su ensayo Poder y debilidad (2003). Un Robert Kagan que proviene de Harvard, Yale y Georgetown, colaborador de The Washington Post y miembro de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional y del Consejo de Relaciones Internacionales. Otra versión de lo que sucede en el mundo.  

Venus y Marte 

Ya en 2003 –de hecho, la cosa proviene de mucho antes-, Robert Kagan advierte que, mientras Europa apuesta por una política y una sociedad basadas en la negociación y el bienestar, Estados Unidos ejerce el poder contra quienes ponen en peligro la democracia, el orden liberal y la seguridad internacional. El autor, cargado de ironía, concluye que si Europa puede considerarse como la reencarnación de Venus, Estados Unidos lo es de Marte. En otros términos, la beatífica paz perpetua kantiana europea frente al belicismo hobbesiano norteamericano.  

Como argumenta un Robert Kagan cargado de razones históricas (Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría, Serbia, Kosovo, Afganistán, Kuwait, Irak), la cosa tiene su secreto. O su trampa: Europa ha podido invertir recursos y energías en la búsqueda de la felicidad, porque ha contado con la protección casi gratuita brindada por el amigo americano.

Bandera de la Unión Europea. Foto: Freepik.
Bandera de la Unión Europea. Foto: Freepik.

¿O es que nos hemos olvidado del comunismo, el fascismo y el etnicismo que durante el siglo XX atacaron a una Europa que siempre minimizó el peligro y así pasó lo que pasó hasta que llegaron los americanos? ¿O es que Europa no ha sido objetivo del terrorismo internacional?

La alternativa de Robert Kagan: hasta que Europa no disponga de un pilar de defensa sólido no hay más remedio que adaptarse a la hegemonía de Estados Unidos, porque todos somos vulnerables y urge defender los valores occidentales de libertad y democracia. 

La Unión Europea pierde el tiempo con la cultura de la paz  

El –valga la redundancia- pacifismo ingenuo, el antiamericanismo visceral y el impeceuropeos no hicieron caso de lo que decían los americanos de Estados Unidos. Ni pilar europeo de defensa ni atlantismo de baja intensidad. Y que la factura la paguen los yankees.    

En su lugar, la Unión Europea –siempre protegida por Estados Unidos, no lo olviden- perdía el tiempo profundizando en una cultura de la paz que, a decir verdad, raya en lo inefable. Algunos dirán, ¿por qué creer a un neoconservador que trabajó en el Departamento de Estado norteamericano –asesor de George W. Bush- e impulsó el Project for the New American Century?  

«La Unión Europea sigue hoy en el pacifismo trasnochado de principios de siglo que se predicaba en las calles, los balcones, la prensa, los colegios y las cafeterías»

No es eso. Lo que hay que saber es si Europa debe superar el idealismo internacionalista de funestas consecuencias. Robert Kagan invitó a la Unión Europa a abandonar la posición subalterna que ocupa el Viejo Continente en cuestiones de política internacional. La Unión Europea no aceptó la propuesta. La Unión Europea –por decirlo crudamente- no se armó. Y sigue hoy en el pacifismo trasnochado de principios de siglo que se predicaba en las calles, los balcones, la prensa, los colegios y las cafeterías.  

Los ‘yankees’ dicen que se van  

Veamos, ¿yankees go home? Pues, parece que se van. Estados Unidos tiene otros intereses -pongamos por caso, China y el Pacífico-  y se ha cansado de pagar la factura de la OTAN.   

Si Estados Unidos se aleja, la Unión Europea será lo más parecido a un pollo sin cabeza. Dejando a un lado el asunto de los aranceles, si nos quedamos solos, ¿cómo nos vamos a proteger de cualquier amenaza? ¿Quién defenderá la larga frontera con Rusia? ¿España y/o la Unión Europa serían capaces de defender Ceuta y Melilla? ¿Una alianza europea con China para enturbiar y encabritar más la situación? Eso sí, la Agenda 20/30 seguirá en marcha.  

Y no será que falten informes que avisan que Estados Unidos podría ahuecar el ala. Unos informes que nunca han pasado del papel a la realidad por culpa de la estulticia y cobardía de unos gobernantes acomodados que no son conscientes de que se está constituyendo un nuevo orden internacional en el que la Unión Europea –de no cambiar radicalmente- está condenada a la subalternidad.

Y cuidado con los denominados patriotas europeos –vosotros, líderes europeos, los alimentáis consciente o inconscientemente- que sueñan con una Unión Europea satélite de Rusia. El agravante español: se hace política nacional con la política internacional.  

La Unión Europa –sus negligentes e irresponsables dirigentes: ¿acaso no sabían de antemano que Donald Trump accedería al poder y cuáles eran sus planes?- deberá digerir, antes o después,  la amarga verdad de la raison d´état –con frecuencia, inmoral- y obrar en consecuencia si quiere incorporarse a la tríada imperial formada por Estados Unidos, China y Rusia. O eso o la irrelevancia geopolítica.    

El Principio de Cooper 

Robert Cooper, diplomático británico, consejero de Tony Blair, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y asesor  especial de la Comisión Europea, formuló el denominado Principio Cooper para la salvaguarda de la sociedad, dirigido específicamente a la Unión Europea: “Entre nosotros, respetemos nuestra ley; pero en la selva regirán las leyes de la selva”.  

Todo lo contrario de lo que predicaban los maestros -paz en el mundo y  amor en la Tierra- que instruyeron a muchos de los políticos de hoy.