Un presidente acorralado

Pedro Sánchez seguirá cabalgando sobre su desgaste porque sus socios no le van a dejar caer

La Justicia deberá determinar si, en el caso Koldo-Ábalos, entre mentirosos anda el juego. Pero, en principio, no parece muy sólida la reacción del gobierno de Pedro Sánchez a las explosivas declaraciones del empresario y comisionista Victor de Aldana ante el juez si se dedica, como estrategia de defensa, a negar todo, incluso la verdad, que cantaría Joaquín Sabina.  

Dada la gravedad de las acusaciones de quien fue el “nexo corruptor” de la trama de aprovechados , el presidente del gobierno y su entorno tendrán que aportar una defensa más creíble que la mera acusación de mentiroso a quien les acusa a ellos.  

Veremos en qué queda tan vidrioso caso. De entrada, las declaraciones de Victor de Aldama han caído como una bomba sobre los cimientos que sostienen a Pedro Sánchez. Porque sus datos acusatorios, que implican la comisión de delitos gravísimos, afectan no solo al Partido Socialista; también al gobierno (y ésta es la primera vez en la historia de la corrupción en España que estos delitos afectan directamente a su gobierno) y a la esposa del presidente.

Puede ser que lo que ha contado el empresario comisionista en sede judicial sea cierto en su totalidad o en parte. Puede mentir, como imputado. Pero viendo su estrategia de inculpar a otros, a la vez que se auto inculpa él asumiendo su condición de empresario corruptor, resulta difícil de creer que se haya lanzado a escupir tal llamarada de acusaciones sin aportar la documentación probatoria que lo justifique.  

Muy bien asesorado

Victor Aldama, que no ha dejado títere con cabeza, desmontando la teoría del selfi en su foto con Pedro Sánchez, ha hablado de mordidas y sobornos en las que estarían implicados varios ministerios y el número tres del PSOE, Santos Cerdán y que ha aportado luz a las tinieblas del siniestro viaje -la “no visita” según Pilar Alegría- de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodriguez, está muy bien asesorado y asistido por el penalista José Antonio Choclán.

Un abogado que no sólo está especializado en llegar a acuerdos con la Fiscalía y en haber sido defensor de algunas ‘estrellas’ sino que fue magistrado de la Audiencia Nacional. En tiempos en los que asumió la responsabilidad de la sentencia del caso Banesto, en la que resultó condenado Mario Conde y en los que fue coautor de la denuncia que llevó al juez Baltasar Garzón a su inhabilitación por las escuchas telefónicas de los imputados en prisión.  

Así es que la actuación de Victor Aldama, evidentemente movida por la estrategia de colaborar con la Justicia para obtener beneficios penales, deberá estar fundamentadas. Tiene pruebas, dice el empresario. Veremos si son consistentes. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

De entrada, la Fiscalía Anticorrupción y el juez vieron verosimilitud en sus declaraciones. Y si así lo consideraron fue por dos razones fundamentales. Porque ha aportado datos complementarios a los informes de la UCO y ha trazado un hilo conductor en el puzzle de los primeros datos facilitados por la guardia civil. Y porque se ha comprometido a seguir colaborando con la Justicia. Tiene mucho que contar todavía.  

El gobierno ha empezado despreciando las acusaciones contra su presidente y varios ministros. No es buena táctica desdeñar unas declaraciones efectuadas en sede judicial contra quien fue facilitador del gobierno como si fuera un soplón del tres al cuarto o un personajillo del perfil del pequeño Nicolás.

Porque el archivo, en el caso de la familia socialista, siempre se vuelve contra ellos como un bumerán. No se sostiene que el mismo ministro plenipotenciario, Félix Bolaños, asegure ahora que Aldama no tiene ninguna credibilidad cuando hace tan sólo un mes le daba la bienvenida al ex concejal del PP que denunció el caso Gürtel diciendo que “quien colabora con la Justicia tiene el apoyo del gobierno de España”. Le faltó decir: “siempre que no perjudique al sanchismo”. Por ejemplo. La doble vara de medir. 

Pedro Sánchez no es el portugués Antonio Costa

Lo cierto es que el presidente del gobierno está acorralado, pero no se siente así mientras sus socios de investidura (que no de legislatura) le sigan apoyando. Y los socios, a los que les queda muchas prebendas por cobrar todavía, no le van a dejar caer. Ya hemos visto que los socios le han salvado en su reforma fiscal.

El archivo, en el caso de la familia socialista, siempre se vuelve contra ellos como un bumerán

Sánchez sale muy tocado de estas declaraciones de Victor de Aldama. Pero seguirá cabalgando sobre su desgaste. Pedro Sánchez no es Antonio Costa, el ex primer ministro de Portugal que, al verse salpicado por un caso de corrupción dimitió diciendo que “ser investigado es incompatible con la dignidad del cargo”.

Nada que ver con nuestro Pedro, que necesita atrincherarse en el poder en defensa propia, para protegerse de la Justicia. Viendo la reacción de la familia socialista, cabe preguntarse: ¿Qué estaría diciendo el PSOE y el propio Pedro Sánchez si hubiera surgido un Aldama inculpando al PP? Conocemos la respuesta.