A 30 días de elegir presidente nada está decidido
Hasta ahora, la de 2024 es la carrera electoral más accidentada de la historia con dos intentos de asesinato a Trump y la renuncia de Biden
El próximo 5 de noviembre se celebran elecciones en Estados Unidos, alrededor de 245 millones de personas se han registrado para votar y poco más del 50% de las mismas finalmente acudirán a las urnas a pesar de que muchos estados permiten votar desde 90 días antes del día de las elecciones mediante diversos sistemas telemáticos.
Desde Europa, siempre partidarios del candidato Demócrata sea cual sea, da la sensación que la victoria no se le puede escapar a Kamala Harris, pero esa misma percepción la teníamos desde el viejo continente con Hillary Clinton o con Albert Gore y a la hora de verdad descubrimos con asombro que millones de norteamericanos no tenían nuestra misma visión.
La abrupta salida de Biden ha revivido una campaña Demócrata que parecía condenada al fracaso, pero en absoluto Harris puede cantar victoria. Unos pocos estados decidirán quien alcanza la cifra mágica de 270 votos electorales y Trump no necesita ganar en todos ellos, con vencer en Pennsylvania, Georgia y Nevada podría serle suficiente para volver a la Casa Blanca.
El debate de vicepresidentes de esta semana, de menor incidencia que el celebrado entre Harris y Trump, fue ganado a los puntos por JD Vance, compañero de ticket de Trump, y Harris a pesar de tener en marcha una formidable máquina de recaudación de fondos no consigue despegarse de Trump en las encuestas.
La tradición dice que el mes de octubre siempre depara alguna sorpresa que altera la campaña electoral. Hasta ahora, la de 2024 es la carrera electoral más accidentada de la historia con dos intentos de asesinato a Trump y la renuncia de Biden, pero aún pueden suceder más cosas.
Posiciones
Las cancillerías europeas contienen el aliento y al igual que Bruselas suspiran indisimuladamente por la victoria de Harris. Rusia y China más que decantarse por nadie dedican millones a la guerra digital, a la desestabilización y a intentar influir en las elecciones.
América Latina está dividida, el grupo de Puebla, inspirado en Rodríguez Zapatero, con México, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil, Colombia, etc. se muestran formalmente simplemente como ‘anti gringos‘, pero saben que los Demócratas han sido tradicionalmente más condescendientes con ellos que los Republicanos que tienen la simpatía del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de Ecuador y de Milei desde Buenos Aires.
Estados Unidos vive, quizás, un final de etapa de su imperio, que empezó a despuntar al final de la I Guerra Mundial en 1918 y alcanzó todo su esplendor en 1945, su cumbre llegó en 1898 con la caída del Muro de Berlín y su ocaso, al igual que el del imperio soviético, con la vergonzante retirada de Afganistán.
¿Decadencia de EE UU?
Algunos creen que el principio del fin se remonta al 11 de septiembre de 2001, fecha del atentado contra las Torres Gemelas dado que puso de manifestó la debilidad americana. Hoy los americanos se revuelven sobre si mismos para evitar ser superados por China.
El presidente francés, Macron, ha dicho que hemos de asumir que Europa ya no es una prioridad para los EE UU, su prioridad son ellos mismos y luego China. Es un llamamiento a que Europa de un paso adelante, se haga mayor de edad, desarrolle su defensa, su política exterior y se coordine para poder ser un invitado más a la mesa de las potencias del segundo cuarto del Siglo XXI.
«Estados Unidos vive, quizás, un final de etapa de su imperio, que empezó a despuntar al final de la I Guerra Mundial en 1918 y alcanzo todo su esplendor en 1945»
Estados Unidos ha impuesto aranceles a Europa, no quiere seguir enviando a sus jóvenes a morir a Europa en guerras incomprensibles en Wisconsin o Iowa y quiere copar mercados donde nuestras empresas habían sido tradicionalmente fuertes.
Es una mala noticia que Estados Unidos haya asumido su debilidad y los peligros de su declive, mientras mantenía la ficción de superpotencia indestructible no se ocupaba de Europa, ahora si decide competir tenemos poca cosa que hacer.