La UE ante el proceso de adhesión de Ucrania: retos y realidades
El Banco Mundial y la Comisión Europea estiman el coste de la reconstrucción de Ucrania en 349.000 millones. Los criterios de Copenhague fijados en 1993, definen las condiciones para ser candidato a la UE.
El Consejo Europeo de diciembre acordó el inicio de negociaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia y la concesión de Georgia del estatus de candidato.
El antieuropeísta primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, rechazó la decisión. Se recurrió entonces a que se ausentara de la reunión, consiguiéndose así la unanimidad que exige cualquier paso en el proceso de incorporación de un Estado a la UE. Transcurren años desde que se entablan las negociaciones y un Estado accede a la UE. Croacia, el último en hacerlo, en 2013, empezó las negociaciones en 2005.
La UE proporciona asistencia financiera y técnica a los países candidatos en el marco de acuerdos de asociación. Exige también reformas y mejoras en las instituciones y políticas del país candidato.
Actualmente hay nueve países en una situación de preadhesión. En el caso de Ucrania, su tamaño (603.550 km 2), población (43,7 millones), confrontación bélica con Rusia y el coste de su reconstrucción plantean retos sustanciales a la UE.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha empleado durante muchos años la táctica de ocupar partes de Repúblicas ex soviéticas para impedir su entrada en la UE.
Putin aseveró que la desintegración de la URSS fue el peor acontecimiento del siglo XX. Desde 1993 paramilitares rusos ocupan y gobiernan Transnistria, el tercio oriental de Moldavia. Lo mismo sucede desde 1992 en Abjasia y Osetia del Sur, territorios pertenecientes a Georgia. Moscú otorga pasaportes rusos a los habitantes y crea instituciones prorrusas en dichas regiones. También hay tropas rusas desplegadas en Armenia.
El presidente prorruso ucraniano, Viktor Yanukóvich, suspendió en noviembre de 2012 el acuerdo de asociación con la UE, precipitando la revolución de Euromaidán, durante la cual cientos de miles de ciudadanos se lanzaron a la calle. La anexión de Crimea y el Donbás en 2014 fue otro capítulo en el intento de Putin de someter a Ucrania.
En este contexto geopolítico, la decisión del Consejo es acertada.
El Banco Mundial y la Comisión Europea estiman el coste de la reconstrucción de Ucrania en 349.000 millones de dólares.
Bruselas concedió 19.300 millones de euros a Ucrania en 2023. Se otorga asistencia a los refugiados, ayuda humanitaria, de protección civil, financiera y militar. Pero las autoridades europeas deberán llevar a cabo pedagogía acerca de Ucrania.
Los criterios de Copenhague, fijados en 1993, definen las condiciones para ser candidato. El primero exige que un aspirante sea una democracia, con separación de poderes y proteja los derechos de las minorías étnicas y religiosas.
En 2018, la Comisión advirtió a los países candidatos de los Balcanes occidentales que debían resolver sus disputas fronterizas antes de ingresar en el bloque.
Una excepción con Ucrania y Moldavia en nombre de frenar un ataque contra la democracia y la libertad es comprensible. Pero se está creando un agravio comparativo respecto a los países de los Balcanes occidentales.
Montenegro ha abierto 30 de los 33 capítulos que hay que negociar con la Comisión y concluido tres. Sin embargo, el Consejo en 2023 avisó que no se cerrarían más capítulos hasta que el país “restableciera el funcionamiento de los principales órganos judiciales y redoblara la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada”.
Serbia ha abierto 22 capítulos y cerrado dos. Serbia y Kósovo sellaron un acuerdo de normalización en 2023. Obliga a ambos Gobiernos a aceptar sus respectivos símbolos y documentos, incluyendo pasaportes y matrículas. Pero el presidente serbio Aleksandar Vucic excluye reconocer la independencia de Kósovo como condición para ingresar en la UE.
Se aprobó la incorporación de Rumanía y Bulgaria en 2007 a pesar de que no contaban con tribunales, jueces y fiscales capaces de luchar contra la corrupción.
Albania puso en marcha sus negociaciones de adhesión en julio de 2022.
Bulgaria veta el inicio de las de Macedonia del Norte hasta que adopte una enmienda a su constitución que incluya a los búlgaros como “pueblo fundador”.
Las autoridades de la República Serbia de Bosnia rechazan cooperar con las de la federación de Bosnia y Herzegovina.
A pesar de ello, en el Consejo de febrero la Comisión podría recomendar también el arranque de las negociaciones de adhesión. Las que empezaron en 2005 con Turquía están congeladas por la deriva autoritaria del presidente Recep Tayipp Erdogan.
La afiliación de Chipre a la UE en 2004 no ha acarreado una resolución de la división de la isla entre la república de Chipre (grecochipriota), reconocida por la comunidad internacional, y la república turca del norte de Chipre (turcochipriota).
Se aprobó la incorporación de Rumanía y Bulgaria en 2007 a pesar de que no contaban con tribunales, jueces y fiscales capaces de luchar contra la corrupción.
En el marco de negociación con Ucrania, debe incluirse que Kiev fomente los derechos lingüísticos y culturales de la población rusa en todo el país y especialmente en Donbás. El ruso debería ser idioma cooficial en todo el país ya que lo utiliza el 46% de la población. Deberían celebrarse elecciones presidenciales en marzo a pesar de la ley marcial.
El Banco Mundial y la Comisión Europea proyectaron el coste de la reconstrucción del país en 349.000 millones de dólares. Bruselas afirma que la UE y sus 27 estados miembros conjuntamente han proporcionado 41.000 millones de euros en ayuda económica y militar a Ucrania desde la invasión rusa.
El presupuesto anual de la UE en 2024 ascenderá a 142.620 millones. El Banco Mundial, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y el Banco Europeo de Inversiones deben aumentar su asistencia a Kiev.
La movilización de recursos es urgente porque una parte del partido Republicano en EE UU se niega a autorizar más ayuda para Ucrania, circunstancia que se agravaría con un retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.
El Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania entró en vigor en 2017. Prevé la libre circulación de bienes. Ante la presión de sus agricultores, el Gobierno de Hungría y el derrotado en octubre en Polonia bloquearon la importación de cereales ucranianos y tránsito de sus camiones.
La UE necesita una mayor armonización fiscal, coordinación de políticas energéticas nacionales y cooperación y no competencia con EE UU en la agenda ecológica son fundamentales. Hay que presionar a los países de la UE obligados a adoptar el euro a acelerar sus reformas.
Sin una actuación externa e interna decisiva, se arriesga una Europa a varias velocidades. Hacer cumplir los criterios de Copenhague garantiza que tanto una mayor integración como las futuras ampliaciones no sean frenadas por Estados miembros con Gobiernos antieuropeístas.