Tocará invertir más en Defensa 

España se encuentra en una posición complicada dentro de la OTAN. Actualmente, es el país que menos gasta en defensa en relación con su PIB, con una inversión proyectada de solo el 1.28% para 2024

La incontestable victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos ha generado una ola de incertidumbre y preocupación al otro lado del Atlántico. Entre las múltiples consecuencias de su retorno a la Casa Blanca, destaca el incremento de la presión presupuestaria sobre los estados europeos en el ámbito militar.  

Durante la campaña electoral, Trump ha dejado claro que retirará el apoyo militar a los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que no cumplan con la directriz de dedicar al menos el 2% de su PIB a gasto militar, y ha ido más allá al sugerir que el umbral debería elevarse al 3%. Ha apuntalado su mensaje de que Europa debe asumir un reparto más justo de la carga en la OTAN, algo que ya fue su caballo de batalla en el primer mandato cuando generó grandes tensiones en el seno del bloque militar. 

El presidente electo de EE UU, Donald Trump, y el Rey Felipe VI. Foto: ARCHIVO Europa Press

La OTAN ha sido el pilar de la defensa colectiva de Europa desde su creación. Sin embargo, las contribuciones financieras de sus miembros han sido motivo de discordia durante años. Trump, tanto en su primer mandato como en su reciente campaña electoral, ha criticado duramente a los países europeos por no asumir una parte equitativa de su financiación.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reconocía esta semana la necesidad de aumentar el gasto en defensa más allá del 2% del PIB. En declaraciones desde Budapest, donde participaba en la cumbre de la Comunidad Política Europea, Rutte indicó su disposición a colaborar con Trump para abordar conjuntamente retos de seguridad como la creciente alianza entre Rusia, Corea del Norte, China e Irán. 

España se encuentra en una posición complicada dentro de la OTAN. Actualmente, es el país que menos gasta en defensa en relación con su PIB, con una inversión proyectada de solo el 1.28% para 2024. Nos situamos por detrás de Eslovenia y Luxemburgo (1,29%), Bélgica (1,3%), Canadá (1,37%), Italia (1,49%), Portugal (1,55%) y Croacia (1,81%).

Para cumplir con la directriz del 2%, España necesitaría incrementar su gasto anual en defensa en aproximadamente 10,500 millones de euros. Este incremento se enfrenta a la resistencia interna, especialmente de partidos como Podemos y Sumar, que se oponen a elevar el gasto militar. 

Presupuestos de 2025

El gobierno español había planeado alcanzar el 1.3% del PIB en gasto militar en sus presupuestos para 2024, un aumento que ya había generado críticas. Sin embargo, sin presupuestos aprobados, la previsión de la OTAN es que España se quede en el 1.28%. La negociación de los presupuestos de 2025 será crucial para la continuidad del gobierno y para cumplir con los compromisos de la OTAN, que no admiten nuevos retrasos. 

El resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos impulsa a los países europeos a potenciar sus propias capacidades de defensa. El temor de que Washington dé un paso atrás en su apoyo a Ucrania y las presiones para competir en la economía global obligan a Europa a acelerar sus esfuerzos militares.

«España es el país que menos gasta en defensa en relación con su PIB, con una inversión proyectada de solo el 1.28% para 2024»

Sin un fuerte apoyo de Europa, Ucrania podría verse forzada a negociar un alto el fuego o un acuerdo que ceda territorios a Rusia. Esto podría ser interpretado por Rusia como una luz verde para continuar su expansión en Moldavia y los países bálticos, poniendo en riesgo la estabilidad de la región. 

La situación plantea una pregunta fundamental: ¿Qué busca Europa en términos de defensa? La respuesta radica en alcanzar una cierta autonomía estratégica, tanto en el ámbito operacional como en el industrial.

Europa debe ser capaz de tomar decisiones sin influencias externas, llevar a cabo operaciones con sus propios medios y tener una base industrial y tecnológica de defensa robusta. No obstante, esta autonomía debe ser complementaria a la de la OTAN. Europa debe evitar crear vacíos en la alianza y ofrecer razones de peso para que Estados Unidos se sienta cómodo en la alianza transatlántica.  

La competencia china

Es importante recordar que el interés estratégico de Estados Unidos se ha desplazado hacia el Indo-Pacífico, donde China es un adversario cada vez más fuerte. La rivalidad entre China y Estados Unidos ha ido en aumento, y Washington considera a Pekín como un competidor estratégico que busca desafiar su posición en el sistema internacional.

De hecho, la OTAN ya ha planteado consolidar su red de bases en Japón, Corea del Sur y Filipinas. Si la guerra en Ucrania terminara en 2024, los aliados europeos deben plantearse si estarían dispuestos a acompañar a Estados Unidos al Indo-Pacífico. Además, deben evaluar si sus equipamientos militares están preparados para ello. 

En definitiva, la victoria de Trump ha puesto a Europa en una encrucijada. Los países europeos deben asumir una mayor responsabilidad en su defensa y considerar seriamente la autonomía estratégica, todo ello mientras mantiene una cooperación eficaz dentro de la OTAN y adaptan sus capacidades para enfrentar los nuevos desafíos geopolíticos.