Nos gobierna Sumar y fracasamos en matemáticas 

En el caso de Yolanda Díaz, que dirige Sumar, parece que la resta le aporta a la adición más que el hecho de aunar

Se podría decir que el colmo de un país es tener en el Gobierno a un partido que se llama Sumar y fracasar en matemáticas. Algo raro le pasa a España. El informe PISA dice que los estudiantes españoles, especialmente en algunas comunidades, tienen un claro déficit en comprensión lectora y en todo lo relacionado con los números. Claro que una cosa tiene mucho que ver con la otra.

Difícilmente se puede resolver un problema si no entendemos el enunciado. Las matemáticas son como la vida misma, están entre nosotros, porque son incluso parte de la naturaleza, que por eso es sabia. No como otros, entre los que me incluyo, que creemos en la simpleza del significado de algunos verbos por la elemental connotación que le dan algunas y algunos. 

El ejemplo más claro es Sumar. Un partido, coalición, movimiento o como se le quiera llamar, que trata de transmitir la idea de que aunar, añadir, reunir en una sola varias cantidades es algo positivo. Visto así se diría que lo contrario de sumar, en política, es restar. Pero no se crean. Porque en el caso de Yolanda Díaz, que dirige Sumar, parece que la resta le aporta a la adición más que el hecho de aunar.

¿Por qué si no le han ofrecido una embajada (parece que la de Chile) a Irene Montero? Dicen que era para apartarla como hizo Franco con Fraga cuando lo mandó de embajador a Londres. Para que no le alborotara el gallinero. La pregunta pertinente que se hace entonces un estudiante de matemáticas es si para que una suma prospere como operación matemática es necesario antes restar, quitarse de encima algo que sobra. Si a ustedes, lectores duchos, les resulta difícil de entender esto, imagínense a un estudiante de la ESO.  

Lo que recoge el informe PISA es la desorientación de nuestros jóvenes a la hora de intentar entender lo que ni nuestros gobernantes son capaces de explicar con cordura

Desde que Sumar se ha sumado (perdonen la redundancia) al Gobierno de España, está en tela de juicio una afirmación que los más castizos esculpieron en mármol hace varias generaciones: en toda tierra de garbanzos, dos más dos son cuatro. Imagínense por un momento que vuelven ustedes al pupitre de su colegio y que el profe de “mates” les pone en la pizarra la última ecuación de la vicepresidenta del Gobierno: “Trabajaremos menos, cobraremos igual y no se resentirán ni los costes de producción ni los beneficios empresariales”. ¿Sumar, restar, multiplicar, dividir…? Lo que recoge el informe PISA es la desorientación de nuestros jóvenes a la hora de intentar entender lo que ni nuestros gobernantes son capaces de explicar con cordura.  

Los planes educativos del Gobierno se antojan absolutamente inservibles. En marzo del año pasado se aprobó en Consejo de Ministros un Real Decreto (cómo no) que establecía la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Primara. En el área de las matemáticas se destacaba como fundamental “el sentido socioafectivo que integra conocimientos, destrezas y actitudes esenciales para entender las emociones.

VILLAGARCÍA DE AROUSA (PONTEVEDRA), 20/01/2024.- La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, antes de su reunión con trabajadores del mar este sábado en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). EFE/ Salvador Sas
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. EFE/ Salvador Sas

Manejarlas correctamente mejora el rendimiento del alumnado en matemáticas, combate actitudes negativas hacia ellas, contribuye a erradicar ideas preconcebidas relacionadas con el género o el mito del talento innato indispensable y promueve el aprendizaje activo. Para ello se propone normalizar el error como parte del aprendizaje «con especial atención a la igualdad de género».

Y todo esto sin entrar en el problema de algunas comunidades autónomas, como la vasca, donde muchos jóvenes que tienen como lengua materna el castellano se ven obligados a estudiar matemáticas en euskera. Un reto que muy pocos son capaces de superar. De ahí, entre otras cosas, el mal resultado que Euskadi ha obtenido en el informe PISA. 

Como pasa con la educación, el respeto y los buenos modales, nuestros hijos también tendrán que salir de casa con las matemáticas aprendidas. Pero ojo, tendrán que ser unas “matemáticas afectivas”. Últimamente las redes sociales, tan útiles, sugieren un ejercicio al respecto que puede ser definitivo: haga que uno de sus hijos limpie la casa de arriba abajo y al finalizar le da usted 50 euros. Pero le dice que le quita 30 para que sus hermanos, que no han hecho nada, tengan también algo de dinero. Y si le pone cara de pocos amigos le dice que eso es Sumar. Que vaya entendiendo de qué van las “matemáticas afectivas”. 

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