Los socios de Sánchez se tapan la nariz con una mano y con la otra hacen el egipcio 

Nacionalistas, comunistas y separatistas, socios todos de este Gobierno, aceptan la mentira y la corrupción siempre que sirva para sus causas

Me temo que los partidos nacionalistas, independentistas y comunistas que apoyan este Gobierno han llegado a una inquietante conclusión: si no existiera Pedro Sánchez, habría que inventarlo. Que es un chollo para ellos lo hemos comentado en más de una ocasión. En nombre de la normalización en Cataluña concede indultos, amnistías, elimina prevaricaciones y deja que el prófugo Puigdemont haga su vida.

Decide rebajar las penas de etarras porque, según Patxi López, no estaban en “igualdad” con el resto de la sociedad. A los de Sumar les da ministerios y al PNV le llena la alforja con concesiones de todo tipo cada vez que viene a Madrid a mostrar su apoyo. 

Con Sánchez vivíamos mejor, dirán todos ellos el día que el actual líder socialista deje de serlo y tenga que salir de la Moncloa. Aunque sospecho que con la que está cayendo y si todo lo que la UCO dice es cierto, y no hay por qué ponerlo en duda, el PNV dirá que tuvo que mantener su apoyo al PSOE tapándose la nariz. La frase la hizo célebre Xabier Arzalluz a cuenta del escandaloso y nefasto montaje del GAL.  

El PNV está mucho más acostumbrado al olor de la corrupción socialista que a la del PP. Lo dejó claro cuando apoyó la moción de censura contra Mariano Rajoy. ¡Había que hacer algo para regenerar la política! dijeron todo campanudos, y se lanzaron a las primeras de cambio, con una sentencia de dudosa credibilidad, a apoyar un Gobierno carcomido ahora por una corrupción cuyas ramificaciones se extienden por varios ministerios, la calle Ferraz y el propio palacio de la Moncloa. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados. Foto: Jesús Hellín / Europa Press.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados. Foto: Jesús Hellín / Europa Press.

De momento todos los socios políticos de Sánchez callan. Es el silencio de los corderos. Aguardan la evolución de los acontecimientos, la publicación de las investigaciones de la UCO, el alcance de la tropelía y la cada vez más larga lista de implicados. Aguantan la respiración cada vez que sale a la luz una nueva vergüenza, como si nada de lo que rodea a Pedro Sánchez tuviera algo que ver con ellos.

Como si la trama de Koldo, la chica de Ábalos, el ministro, Aldama, los hidrocarburos, Delcy y el oro de Venezuela, Air Europa, el hermano y los másteres de Begoña no fueran consecuencia del apoyo que hace seis años dieron a un tipo que asestó un golpe en su partido con una urna escondida detrás de una cortina.  

“Los socios políticos de Sánchez están dispuestos a perdonarle todo con tal de que siga haciendo la misma política de concesiones que ha venido haciendo hasta ahora”

Los socios políticos de Sánchez (los económicos empiezan a desfilar por la cárcel) están dispuestos a perdonarle todo con tal de que siga haciendo la misma política de concesiones que ha venido haciendo hasta ahora. Al fin y al cabo la corrupción no es otra cosa que el mal endémico de una España con la que ellos quieren acabar. 

En su proyecto de no país no habría corrupción, por la sencilla razón de que tampoco existirían los mecanismos de denuncia e investigación que tenemos actualmente y con los que Pedro Sánchez no ha podido acabar porque no le ha dado tiempo.  

Si el presidente del Gobierno consigue afianzarse un poco más en el tiempo y logra salir vivo del montón de fango que le ha caído encima, sus socios acelerarán el proceso de exigencias y peticiones como si no hubiera un mañana. Con una mano se taparán la nariz y con la otra harán el egipcio. 

Nacionalistas, comunistas y separatistas, socios todos de este Gobierno, aceptan la mentira y la corrupción siempre que sirva para sus causas. Pero será inadmisible, denunciable y condenable si se produce en el adversario político. Esta es otra forma de corrupción, pero no sale en ningún informe de la UCO porque no hace falta, la vemos con nuestros propios ojos.