La moda de la singularidad financiera

Para que el PSC pueda convencer a ERC no tiene que poner en la mesa el referéndum sino la financiación singular de Cataluña

En la líquida política catalana que analizamos de forma habitual siempre estamos a expensas de los movimientos telúricos. Acciones subterráneas provocadas por la condición de las personas. Ni hay naturaleza, ni dioses. La ingravidez en la que vive la política catalana, y la del resto de España, para qué nos vamos a engañar, está provocada por los individuos y hace que todo sea cambiante.

Intentar avanzarnos unos días a los acontecimientos e intentarles explicar, queridos lectores, si Salvador Illa será president o será candidato Carles Puigdemont, o simplemente iremos a elecciones, es un imposible. Lo que lean hoy, sirve para hoy mismo, y mañana, según las circunstancias.

La reorganización de ERC

Pero intentemos poner orden. Cuestiones seguras: ERC no quiere entrar en un próximo Govern. El partido de Oriol Junqueras, por citar a alguien, está en proceso de ‘reseteo’. La decisión se tomó al día siguiente de las elecciones. No les interesa por temor a todo, porque todo es posible.

Junqueras situó el congreso extraordinario del partido en noviembre. Lo pudo hacer en julio, pero no. Optó por el otoño para tener tiempo él, y sólo él, de recuperar el partido. Este es un detalle importante. Significa que a ERC no le interesa ir a elecciones. No parece que una contienda electoral sea lo más apropiado en medio de una reorganización interna. Pero lo liquido es fugaz e incontrolable.

Que Puigdemont se olvide del PSC

Otra cuestión segura: Illa no hará presidente a Puigdemont. No computable. Imposible. Es un rumor interesado que planea hace tiempo por Madrid. Rumor amoldado a un interés electoral. Se resume en que Pedro Sánchez sea capaz de presionar al PSC a favor de JxCat para mantenerse como presidente. Pero eso es imposible. Los tiempos dan para mucha intoxicación.

Salvador Illa saluda a Pere Aragonès. Foto EFE/Quique García

Otra cuestión imposible y, por lo tanto, segura es la denominada sociovergencia que jamás, tal vez en algún pueblo pequeño, se ha utilizado. No parece para nada viable. En el Ayuntamiento de Barcelona no fue posible, y era mucho más fácil. Existen muchos inconvenientes para que hacerla realidad. La más importante es Puigdemont.

La sociovergencia en el Parlament parece para nada viable. En el Ayuntamiento de Barcelona no fue posible y eso que era mucho más fácil

La gran duda

Pero estas certezas no solucionan la verdadera duda: ¿habrá Gobierno o se irá a elecciones? La segunda será la solución cuando se evidencie que todas las salidas están cerradas. Así que, ¿existen situaciones para escapar de la inmovilización actual? Por supuesto, pero no son fáciles.

La más sencilla es un gobierno Illa con la abstención de ERC y la entrada en los espacios de máxima responsabilidad de Comuns. Problemas: ¿qué nivel de cuestionamiento tendrá el mundo independentista sobre la decisión de ERC? Estamos ante el síndrome del qué dirán.

Por lo tanto: ¿qué debe ofrecer el PSC a ERC para que acepte jugar? La expresión utilizada últimamente y que se ajusta bastante a las demandas de uno y de otros no es referéndum, sino financiación singular. La singularidad es una idea que se forja en la España de las autonomías a favor y en contra de la igual de sus ciudadanos. Las interpretaciones van por zonas y partidos. Podemos profundizar, pero ese es un nudo gordiano.

La postura de ERC sobre la financiación

Marta Rovira desde Ginebra habló en el Consell Nacional de su partido este pasado fin de semana de singularidad en la financiación y Salvador Illa también citó, con una expresión parecida, la injusticia de que Cataluña sea la tercera recaudando y la décima ingresando.

La vía está abierta. Ese debería ser el camino por el que opten los dos a ponerse de acuerdo, pero probablemente el 25 de junio sea demasiado pronto, día en el que debe comenzar la cuenta atrás para la proclamación de un president. Déjenlo para julio con la “caloreta”.