Sin presupuestos no habrá paraíso

Pedro Sánchez da a los barones autonómicos del PP un trato de 'segunda'

Del postureo de la ronda del presidente Sánchez con los presidentes autonómicos de ‘segunda’ pocos avances se podían esperar en plena tormenta de agravio comparativo desatada por el pacto con ERC sobre el cupo catalán, si lo que pretende el inquilino de la Moncloa es abrir fisuras en el frente común de Génova.

Otra cosa son los socios preferentes de quienes depende para aguantar el tiempo de prórroga más amplio posible en la Moncloa. A esos, vascos y catalanes, los cultiva aunque le sigan apretando por la cintura.

El lehendakari Pradales, el primero en ser recibido por Sánchez, se presentó con su carpeta de transferencias pendientes bajo el brazo pero ya tiene otro marco de negociación en la Comisión bilateral entre los dos gobiernos, que es lo que le interesa. Y salió contento porque los traspasos prometidos se van a cumplir en plazo. O eso espera.

Pedro Sánchez / sin presupuestos no hay paraiso
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), recibe al lehendakari Imanol Pradales (d), en el Complejo de La Moncloa, a 20 de septiembre de 2024. Foto: Alberto Ortega / Europa Press

Le interesa tanto al PNV que Pedro Sánchez siga en el timón del gobierno, precisamente este año en el que el Parlamento Vasco abordará la reforma de su estatuto que luego deberá refrendar el Congreso de los Diputados, que se ha comprometido a ofrecerse como mediador con Junts a fin de persuadir a los de Puigdemont a que apoyen los presupuestos.

Porque, por mucho que se empeñe Sánchez en decir que seguirá gobernando, con o sin el apoyo del legislativo, todos saben que sin presupuestos no habrá paraíso. Ni cuentas actualizadas ni margen de actuación.

Desde el gobierno se insiste en presionar al PP para que apruebe  el techo de gasto. De ahí que al gallego Alfonso Rueda y al andaluz Juan Manuel Moreno, les haya insistido en que sus comunidades pueden resultar perjudicadas económicamente si no se aprueba una nueva senda de déficit.

Pero los barones topan con la financiación exclusiva pactada para Cataluña y reclaman un tratamiento igualitario. Algo de lo que no podrán hablar en la próxima Conferencia de presidentes autonómicos que, por fin, Pedro Sánchez se ha avenido a convocar para octubre, porque sólo piensa hablar sobre vivienda ,sin discutir la financiación. Quien convoca, manda. Y así todo.  

El PNV como facilitador ante Junts 

Pocas horas antes de que el lehendakari Pradales se entrevistara con Pedro Sánchez, su partido, el PNV, hizo un amago de despiste para marcarse un Puigdemont avisando al navegante de la Moncloa de que no dé todo por hecho, en su caso. Que el apoyo de su partido fue de investidura y no de legislatura.

Una advertencia que, desde luego, no caló en Pedro Sánchez, y mucho menos después de haberse entrevistado con el lehendakari. Consciente de que el PNV tiene poco margen de presión, ya que será Puigdemont quien decante la balanza de la mayoría parlamentaria con los siete votos definitivos de Junts.  

Si en el PNV prima el interés por prolongar la legislatura, también le tendría que interesar a Puigdemont que Sánchez siguiera en la Moncloa. Pero, hoy por hoy, el partido del prófugo de la Justicia da por hecho que no apoyará los presupuestos. Ya veremos, porque siguen negociando.

«Le interesa tanto al PNV que Pedro Sánchez siga en el timón del gobierno, precisamente este año en el que el Parlamento Vasco abordará la reforma de su estatuto…»

Si Puigdemont optara, finalmente, por apoyar las cuentas públicas, se quedaría sin su arma de coacción durante un año. Y le interesa más tener a Sánchez en situación de debilidad permanente mientras espera que le llegue la oportunidad que le brindará el Tribunal Constitucional de Conde Pumpido para que se le aplique a él también la amnistía a pesar de los reparos del juez Llarena y la cuestión de inconstitucionalidad presentados por la Sala Segunda del tribunal Supremo, mientras sigue con su cruzada irredenta de acorralar a ERC exhibiéndolo como un partido tan pragmático que ha conseguido arrancar bien pocas prebendas al gobierno español.

Junts se arroga la ley de amnistía cuyo texto fue redactado a medias entre el abogado de Puigdemont y el entorno del presidente del gobierno.  

A Puigdemont le interesa tener a Sánchez en situación de debilidad

La primera prueba del algodón tendrá lugar la próxima semana cuando se debata la senda de déficit en el Congreso, después de que Junts la tumbara antes del verano. El gobierno no suele acordarse más que del PP, pero es a su socio de investidura a quien tienen que persuadir para que no les deje, de nuevo, con la votación en el alero.  

La llamada mayoría progresista que ha sostenido a Sánchez cimentada sobre una transacción de impunidad por votos, se resquebraja. Y quienes formaban antes parte del bloque divino ahora son tildados por el sanchismo populista de derecha recalcitrante. Etiquetas a la carta según con quien se alineen.

No les importa el ‘qué’, sino el ‘quién’ para seguir blindados en el poder. Sánchez, el presidente que gobierna con menor respaldo electoral que sus antecesores, sigue traficando con los votos en el Parlamento. Seguirá buscando enemigos para tensar y polarizar a la sociedad. Lleva seis años gobernando y ahora dice que nuestra democracia necesita regenerarse. Veremos por dónde se rompe la cuerda que tanto está tensando.  

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