Sin crédito en Europa, Sánchez busca alianzas en China
A Pedro Sánchez le falta el apoyo de un tercio de su Gobierno, contrario a gastar más dinero en armas
La política exterior del Gobierno de España genera de todo menos confianza. El viaje que Pedro Sánchez tiene previsto llevar a cabo a China el próximo mes de abril, donde se verá con Xi Jinping, ha suscitado muchos recelos en la UE, donde se mira con preocupación cualquier movimiento de acercamiento hacia el gigante asiático, especialmente en cuestiones que tienen que ver con la seguridad y la competencia comercial.
Mientras nuestros socios comunitarios prefieren limitar, por cautela, todos los contactos con Pekín, Sánchez decide salirse de esa línea y abrazarse a los chinos con más fuerza que nadie.
La Comisión Europea ha defendido una política dirigida a «evitar riesgos innecesarios» en las relaciones con China, protegiendo especialmente sectores considerados estratégicos, tratando así de mantener una postura común por parte de todos los países socios. Sin embargo, Sánchez parece querer ir a contracorriente y ha decidido intensificar las relaciones, muy al contrario de la estrategia que siguen tanto en Bruselas como en Washington.
A la hora de buscar una explicación a esta deriva en una cuestión tan importante, hay que tener en cuenta el papel que juega José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente socialista se ha caracterizado en los últimos años por ejercer una notable y nefasta influencia en la política exterior del Gobierno de Pedro Sánchez.
«Sánchez parece querer ir a contracorriente y ha decidido intensificar las relaciones, muy al contrario de la estrategia que siguen tanto en Bruselas como en Washington»
Lo hemos podido ver recientemente en Venezuela, donde la connivencia de ZP con el dictador Nicolás Maduro ha impedido que España se posicionara clara e indiscutiblemente a favor de quien ganó las elecciones en ese país, que no fue otro que Edmundo González Urrutia.
Que ZP es un lobista que trabaja siempre cerca de dictaduras como la venezolana o la china está más que demostrado. A través de su think tank, Gate Center, y su influencia en el Grupo de Puebla, es ya algo así como el embajador en la sombra de Pekín, siempre dispuesto a defender los intereses chinos y a propiciar que su estrategia expansionista tenga éxito.
No en vano cuenta con un socio chino, Fangyong Du, alias Miguel Duch, que ha sido investigado y a quien trata de incorporar como consultor al Grupo de Puebla, ya saben, los más “progresistas” del mundo libre.
Si alguien propició el alejamiento de España del atlantismo, ese fue ZP, y sigue trabajando en la misma línea con la excusa de que nuestro país necesita diversificar las relaciones económicas y comerciales. Pero tanto en Bruselas como en Washington no se entiende que nuestro Gobierno esté priorizando acuerdos comerciales a corto plazo con China frente a una estrategia colectiva establecida por los países de nuestro entorno democrático.
No es bueno para nosotros, como país, que mientras en Europa se debate sobre los aranceles a los coches eléctricos chinos, Sánchez hable de “comercio abierto”, sin restricciones de ninguna clase, con una dictadura.
A nadie se le escapa tampoco que la situación de debilidad interna que tiene Pedro Sánchez con sus socios de Gobierno, partidos de izquierda radical que no gobiernan en ningún país comunitario, contribuye a este incomprensible posicionamiento en la política internacional. Muy pocos se fían de España a estas alturas. Lo saben en la Moncloa y son conscientes de la debilidad del presidente español en la Unión Europea. No somos un socio con el que se cuenta en un momento tan importante para todos los europeos.
Las últimas noticias apuntan a que nos quedaremos fuera en la toma de decisiones para el rearme del continente. Y todo por la falta de confianza que Pedro Sánchez suscita tanto en la política interna como en la exterior. A Pedro Sánchez le falta el apoyo de un tercio de su Gobierno, contrario a gastar más dinero en armas, y no cuenta con respaldo suficiente en el Parlamento.
Tampoco puede aprobar los Presupuestos y va a tener que sacar adelante las partidas en Defensa a través del Consejo de Ministros. Solo le queda su alianza con China, con la mediación de Zapatero. El mundo libre está a salvo.