Simetrías políticas  

Al explicar los hechos acaecidos el 8 de agosto, Turull, tal vez sin proponérselo, reimagina los hechos, les dota de plasticidad política, los (re)forma para hacerlos imperecederos

El dos de septiembre se produjeron dos acontecimientos periodísticos en Cataluña que permiten establecer una interesante simetría política entre el independentismo que aboga por la confrontación institucional y el gobierno de Cataluña presidido por Salvador Illa.

Aproximadamente a las 9h de la mañana, el periodista Jordi Basté, director de el Món a RAC 1,  entrevistó a Josep Turull, Secretario General de Junts per Catalunya. La interesante entrevista realizada por Jordi Basté se centró en lograr que Turull desvelara el máximo de detalles sobre cómo Carles Puigdemont logró sortear todos los mecanismos policiales previstos para detenerlo. Las declaraciones de Turull, más allá de las anécdotas para conseguir zafarse de las fuerzas del orden público, se centraron en mostrar la férrea voluntad de Puigdemont de convertir la insumisión política en un deber ético y un imperativo estratégico.

La entrevista permitió mostrar hasta qué punto el independentismo catalán sigue aferrado a la épica y la necesidad de establecer una meta ficción. Tomando como referencia la observación de François Hartog, “el hombre se presenta a sí mismo como un ser en la historia”, en este caso es un ser que hace historia y que no puede dejar de hacerla si no quiere desaparecer. De algún modo, Turull, tratando de resaltar la actualidad de la actitud insumisa de Carles Puigdemont, lo situó en el pasado, en un lugar en el que la memoria, con su capacidad creadora, pretende alterar el presente.

Un suceso que ya nada tiene que ver con su realidad

Al relatar las cosas que sucedieron, no se busca exponer la verdad sino que se pretende alterar lo que está ocurriendo ahora en la política catalana. Al explicar los hechos acaecidos el 8 de agosto, Turull, tal vez sin proponérselo, reimagina los hechos, les dota de plasticidad política, los (re)forma para hacerlos imperecederos. Los ciudadanos, al escuchar su relato de la huida de Puigdemont, pudieron advertir que era un suceso que ya nada tiene que ver con su realidad, al no tener consecuencias sobre su día a día en los próximos días, meses y, muy probablemente, años.

Al llegar la noche del día dos de septiembre, Salvador Illa, Presidente de la Generalitat de Cataluña, fue entrevistado en TV3  por Ariadna Oltra en el Palau de la Generalitat. El ciento treinta y tres presidente de la Generalitat estableció un proyecto para Cataluña basado en recuperar el prestigio de las instituciones y en las grandes cuestiones pendientes de abordar en los próximos años, como son, entre otras, la ampliación del aeropuerto y la financiación singular para Cataluña. El planteamiento no obedecía a ningún cálculo para definir la historia o alimentar el relato.

Lo que los espectadores pudieron escuchar y ver fue un ejercicio de responsabilidad política que buscaba dar respuesta a retos y ofrecer garantías a los ciudadanos de que se haría lo posible para solucionar los problemas. Ninguna respuesta tenía como objetivo celebrar la historia, sino afrontar el presente y plantear el futuro. El dos de septiembre, los ciudadanos el día se despertaron oyendo la versión de la escapada de Puigdemont del cerco de los Mossos d’esquadra y, por la noche, conocieron un poco mejor las políticas económicas, las infraestructuras y las propuestas para mejorar la financiación de Cataluña.  

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