Si Pedro Sánchez gobierna es porque la derecha se lo permite

“Sánchez ha conseguido la investidura sencillamente porque es un chollo para las aspiraciones de cuantos le rodean: desde los comunistas de Sumar y Yolanda Díaz hasta Puigdemont y todo el ultranacionalismo que representa. O ahora o nunca, piensan todos ellos”

Los buenos entrenadores de fútbol cuando analizan una derrota no suelen destacar tanto los aciertos del contrario como los fallos propios. De poco sirve justificar que el gol del adversario fue en el tiempo de descuento, y gracias a una volea que entró por la escuadra, si no se reconoce que la defensa estuvo despistada y permitió que el delantero chutara a placer. Confiar en las virtudes propias, en la calidad del equipo, en la estrategia entrenada y repetida, suele dar mejores resultados a la larga que llorar por la leche derramada de un fallo que ya no tiene remedio. Lamerse las heridas solo conduce a la melancolía.

Es hora de que el Partido Popular y Vox, junto con el resto de fuerzas y movimientos ciudadanos liberales, se detengan a reflexionar qué se ha hecho mal, qué fallos se han cometido para que Pedro Sánchez haya podido alcanzar el apoyo de fuerzas tan dispares y disparatadas y nos conduzca a una legislatura de alta tensión política, económica y social.

La España que no bosteza y sale a la calle para protestar contra la Ley de Amnistía es consciente de la dimensión cínica y mentirosa del presidente del Gobierno, que vende vergonzosamente la estabilidad constitucional al independentismo a cambio de seguir en la poltrona.

Nadie, a estas alturas, se puede indignar ya más de lo que está. Por eso lo más urgente ahora es que la oposición conservadora responda cuanto antes a dos cuestiones fundamentales que son prácticamente la misma: Qué ha pasado para llegar a esta situación y, sobre todo, qué se puede hacer para evitar que el deterioro del desgobierno sea irreversible.

Sin entrar en razones de calado que darían para una tesis y, aun corriendo el riesgo de una excesiva simpleza, está claro que el nuevo Frankenstein se ha formado gracias a que la suma de todas sus piezas es mayor que la del resto del arco parlamentario. Y que si esa suma es posible se debe, principalmente, a la división de la derecha en dos fuerzas que se ven obligadas a doblar su esfuerzo si quieren sumar más que el resto y alcanzar la mayoría absoluta.

Está claro que el nuevo Frankenstein se ha formado gracias a que la suma de todas sus piezas

Si la derecha opositora es consciente en su conjunto de la gravedad de la situación que ha generado Pedro Sánchez, no debería esperar ni un minuto en iniciar un proceso de reunificación. Cuanto más se tarde en alcanzar una única formación de derecha, más difícil será poner freno a ese engendro político que amenaza con dividir España en varias naciones y a los españoles en ciudadanos de primera, segunda y vagón de carga. Parar las consultas de independencia y la vergonzosa amnistía para fugados es prioritario. Quienes deben ponerse manos a la obra tienen que ser conscientes de que este es un tiempo de renuncia. Acordar es ceder, es sacrificar aspiraciones particulares y de partido a cambio de obtener logros colectivos en favor de una idea común de país.

Pedro Sánchez (i) promete su cargo de presidente del Gobierno ante el rey Felipe VI y un ejemplar de la Constitución. EFE/ Ballesteros POOL

Alguien dirá que difícilmente el PP podrá llegar a gobernar si va de la mano de Vox por el rechazo que genera la ultraderecha. Como si Vox se hubiera gestado en otro país y en otro momento histórico. El ahora votante de Vox es el que dio la mayoría absoluta primero a Aznar y luego a Mariano Rajoy, hasta que se cansó de su pachorra. Núñez Feijóo no debe utilizar esta legislatura solo para desenmascarar a Pedro Sánchez. Sería una pérdida de tiempo, entre otras cosas, porque él solo se ha desenmascarado.

El PP debe utilizar su poder autonómico y su mayoría en el Senado para frenar al Gobierno con todas las armas legales. Pero Feijóo, sobre todo, debería poner su empeño en demostrar que es el líder capaz de alcanzar la delicada pero necesaria reunificación de la derecha.

Si algo demostró la vergonzosa carcajada de Pedro Sánchez durante su investidura es que el poder político en España no se consigue con coherencia ideológica ni compromiso programático. El PSOE no ha sumado mayoría porque al PNV le haya dado miedo la ultraderecha de Vox, tampoco porque los de EH-Bildu hayan dejado de ser los herederos de ETA. Ni tan siquiera porque la amnistía vaya a apaciguar Cataluña.

Sánchez ha conseguido la investidura sencillamente porque es un chollo para las aspiraciones de cuantos le rodean

Sánchez ha conseguido la investidura sencillamente porque es un chollo para las aspiraciones de cuantos le rodean: desde los comunistas de Sumar y Yolanda Díaz hasta Puigdemont y todo el ultranacionalismo que representa. O ahora o nunca, piensan todos ellos.

Sánchez y sus socios han llevado la política española al embarrado terreno de fútbol donde gana el equipo que mete un gol más que el contrario sin que a su hinchada le importe si ha jugado bien o mal, si el espectáculo ha sido lamentable o le ha ayudado el árbitro.

Si a la derecha le vuelven a arrebatar la mayoría será su culpa. De nadie más.

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