Se disfrazan de periodistas y saquean RTVE
Nunca antes en la historia democrática de nuestro país la televisión pública de todos los españoles había sido sometida de tal manera a las decisiones de políticos de carnet como lo es ahora
Es sabido que RTVE siempre ha estado sometida a los vaivenes políticos de cada momento. Todos los gobiernos (pasa igual con las autonómicas) han querido poner, con más o menos fortuna, sus garras sobre el ente y convertirlo en su presa. Pero solo uno lo ha conseguido de verdad: el de Pedro Sánchez. Nunca antes en la historia democrática de nuestro país la televisión pública de todos los españoles había sido sometida de tal manera a las decisiones de políticos de carnet como lo es ahora, con el nuevo Consejo de Administración designado por decreto.
Tenía tanta prisa el Gobierno por colocar a sus once profesionales de la política en los sillones del Consejo que no le ha importado cometer la ignominia de hacerlo el mismo día en que miles de ciudadanos luchaban trágicamente para salvar sus vidas en medio del más grave temporal vivido en España en lo que llevamos de siglo. Era más importante proceder a la colonización definitiva del ente que preocuparse por la desgraciada situación de nuestros compatriotas. Una infamia que marcará hasta su final de mandato a los once integrantes del nuevo Consejo de la radiotelevisión pública designados por el Congreso.
Estos once consejeros responden únicamente a un reparto de cuotas partidistas para contentar a los socios del Gobierno “Frankenstein” que han hecho posible con sus votos el asalto y saqueo definitivo a RTVE. Son profesionales de la política, cargos públicos en muchos casos, que en algún momento de sus vidas ejercieron algo parecido al periodismo. Son políticos disfrazados de periodistas que han estado siempre al servicio de unas siglas y de un Gobierno que ahora les premia con un sueldo de unos 100.000 euros al año. Cuando hasta ahora los consejeros de RTVE percibían únicamente unos 700 euros al mes en concepto de dietas.
Al Partido Popular, con mayoría en el Senado, le corresponde según el decreto ley recién aprobado el nombramiento de cuatro consejeros. La formación de Núñez Feijóo se debate ahora entre quienes opinan que lo mejor es quedarse fuera y no participar de la farsa, y quienes, por otro lado, creen que no se debe dejar ningún espacio vacante por muy insultante que sea ocuparlo. Y es que aunque el PP decidiera no nombrar a sus cuatro miembros, el Consejo podría funcionar con total normalidad, ya que con 2/3 se aprueba todo por mayoría. Los redactores de la nueva ley que rige RTVE se han preocupado de tenerlo todo bien atado.
Poco va a poder hacer el PP
Es cierto por lo tanto que las cuatro personas que puede designar el PP en el Senado poco van a poder hacer para evitar que los once restantes actúen a sus anchas. Pero no es menos cierto que el nuevo presidente, cargo para el que suena José Pablo López, tendrá al menos ocho ojos observándole y que podrán dar testimonio público de cuanto se cuece en una empresa que nos cuesta a los españoles unos 1.200 millones de euros al año.
El hecho de que José Pablo López fuera el encargado de llevar a TVE el programa de Broncano, un encargo directo de la Moncloa, le coloca entre los favoritos a la presidencia del ente. Las productoras amigas de Pedro Sánchez necesitan aumentar su facturación, y para ello nada mejor que entrar en la parrilla de programas con contratos millonarios que el nuevo presidente de RTVE deberá firmar sin que nadie le pida explicaciones. Salvo que algún miembro del Consejo de Administración haga uso de sus funciones y quiera conocer los detalles de esos contratos para que a su vez sean conocidos por quienes, con sus impuestos, van a pagar la fiesta.
La cacareada regeneración democrática exigirá acabar con la degeneración mediática
Por eso es importante que el partido más votado del país, con mayoría en el Senado y líder de la oposición, esté presente en el Consejo de Administración de RTVE. Aunque haya sido relegado al papel de comparsa tiene la obligación de fiscalizar y denunciar, cuando proceda, las actuaciones del Consejo más politizado de la historia del ente público. Si la aprobación y el nombramiento se ha producido de la manera más indigna, no se puede permitir ahora que su funcionamiento se lleve a cabo sin el más mínimo control, por muy insignificante que parezca.
Los trabajadores de RTVE deberán además entender un mensaje: si ellos no son capaces de revertir esta situación desde dentro y la aceptan sin rechistar, deberán asumir que serán otros, ahora fuera, quienes lo hagan en el futuro. La cacareada regeneración democrática exigirá acabar con la degeneración mediática.