De Sánchez a Milei, un Davos, dos mundos

“La dirección de España al desastre es una obviedad. Lo de Argentina quizás no sale bien, pero peor no pueden estar.”

Milei viajó, desde la otra punta del mundo, en un vuelo regular, al Foro económico mundial de Davos y Sánchez lo hizo en un vuelo privado, en Falcón, estando a menos de dos horas de avión de Suiza. Caprichos del destino hicieron que ambos dirigentes intervinieran el mismo día ante la flor y nata del sistema empresarial mundial. El video en Youtube de Milei tiene millones de visualizaciones y el de Sánchez ha pasado inadvertido. El socialismo no es chic.

Milei, presento a los empresarios como héroes y claves e imprescindibles para el progreso de la humanidad, y Sánchez, defendió la sumisión de la empresa al poder público. El presidente argentino argumento los motivos por los cuales la intervención pública vicia el libre mercado y el jefe del ejecutivo español avalo la mediatización del mercado a la que califico como necesaria.

Milei hizo un retrato realista de como la intervención pública había llevado a Argentina, en un siglo, de ser el país más rico del mundo a ocupar el lugar 140. Pedro Sánchez, tras inventarse un montón de datos, dijo que España era un gigante económico.

Corea del Sur, capitalista, es rica, Corea del Norte, socialista, es miserable

El discurso de Milei no deja lugar a dudas, los países menos intervenidos avanzan más y viven mejor que los países con tics socialistas. El silogismo es claro para Milei: a más intervención, más pobreza. No hay un solo ejemplo en el planeta que contradiga a Milei. Corea del Sur, capitalista, es rica, Corea del Norte, socialista, es miserable. Miami, capitalista, es rica, La Habana, socialista, es pobre. Alemania Occidental, capitalista, era próspera y la gente que vivía encerrada en el “paraíso” de los trabajadores de Alemania Oriental arriesgaba su vida para saltar el muro de Berlín y pasar del socialismo al capitalismo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles durante su intervención en el Foro Económico Mundial en Davos.- EFE/Pool Moncloa/Fernando Calvo

Milei no es el resultado de la enajenación mental de millones de argentinos, sino la respuesta a la aplicación de un siglo de políticas populista e intervencionistas que han arruinado Argentina. España, tras un lustro de sanchismo-podemita, lidera el paro en la UE, lugar que siempre ocupo Grecia, los jóvenes no se pueden emancipar y en pobreza infantil también somos, tristemente, líderes.

Tras cinco años de Sánchez en el poder, España ha perdido 10.000 empresas anualmente y cada mes miles de autónomos se dan de baja. Mientras el tejido productivo desaparece y cada vez hay menos empresarios, no para de crecer la nómina de funcionarios públicos. La dirección de España al desastre es una obviedad. Lo de Argentina quizás no sale bien, pero peor no pueden estar y el reconocimiento al que se esfuerza, arriesga y trabaja es un intento loable de salir del hoyo y el primer paso hacia la recuperación y el éxito.

España, tras un lustro de sanchismo-podemita, lidera el paro en la UE, lugar que siempre ocupo Grecia

La intervención, desde el gobierno, en el mundo empresarial español, que se concretan en millones de páginas de normativa que entorpecen el funcionamiento del mercado, una creciente carga fiscal que limitan la capacidad inversora de las PYMES, el 96% del tejido empresarial español, y la interferencia del gobierno en el accionariado y las cúpulas de las empresas, como se ha visto en Telefónica o Indra apuntan a una argentinización peronista de España de consecuencias terribles para nuestro país como muy bien ha explicado en una reciente entrevista Marcelo Gullo, autor de “Lo que América le debe a España” (Espasa), un libro imprescindible.

Tras su alegato socialista pidiendo a las empresas la rendición frente al estado y lo público, Sánchez se reunió, un sórdido cuarto, con los empresarios españoles desplazados hasta Davos. Sus caras no eran de felicidad, pero ninguno de ellos tuvo arrestos para hacer frente al populista presidente español, un alegato valiente como el de Milei.

Los empresarios españoles deben armarse de valor porque en la batalla de las ideas está la aplicación de las mismas y en esa aplicación está el camino de servidumbre del que hablo Hayek, al que tanto admira Milei, o el del retorno a la desregulación y al crecimiento.

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