RTVE, troceada por la ley “ómniJunts”  

Ha sido Sánchez quien ha tenido que arrastrarse ante Puigdemont para acabar comiéndose un sapo, pero el mensaje de los medios ha sido otro, el de la “incoherencia” de Feijóo y los suyos que se han visto obligados a decir sí donde antes decían no

Si algo sorprende últimamente al personal que sigue la actualidad política de nuestro país es la falta de reacción social ante los escándalos de corrupción que rodean al Gobierno y que, no hace tanto tiempo, hubieran provocado una indignación generalizada. Siete años atrás, (no hay que ir más lejos), los sindicatos y otros “agentes sociales” ya habrían convocado movilizaciones para mostrar su indignación y exigir cabezas.  

Pero lejos de manifestarse por la carestía de la vida, los bajos salarios, la falta de vivienda, el control gubernamental de los medios, los ataques a los jueces, la utilización partidista de la fiscalía general y qué sé yo cuántas cosas más, los sindicatos se van a manifestar contra la decisión del PP de apoyar al Gobierno en la revalorización de las pensiones. La razón la esgrimió con aplomo el máximo dirigente de CC.OO, Unai Sordo: “Porque nos manifestamos contra quien nos da la gana”. 

Lo sorprendente es que la “profundidad” de tal mensaje cala en nuestra sociedad como el “xirimiri”, que decimos los vascos, o “calabobos”, que dicen por otros lares. Esta segunda acepción creo que encaja mejor con todo lo que está pasando. Hay ideas que van cayendo del cielo como lluvia fina, imperceptible, pero que dejan a quien no lleva paraguas tan empapado como el repentino chaparrón. Y está claro que el Gobierno de Sánchez cuenta con muchos expertos en aspersores de agua fina que dejan la hierba en perfectas condiciones para que sus mensajes corran con la velocidad del balón en un campo de fútbol recién regado. 

Hablando de fútbol, no ha pasado desapercibida una doble noticia, claramente contradictoria, que tiene como protagonista a RTVE. Mientras el presidente de la corporación, José Pablo López, nombrado por el Gobierno, anunciaba en la comisión del Congreso ajustes económicos en la empresa por la delicada situación que atraviesa, a la vez se daba a conocer que RTVE se ha hecho con los derechos de la Eurocopa y todos los partidos de la Selección de fútbol desde 2026 hasta 2028 por más de 80 millones de euros. ¿En qué quedamos? Pues en que lo importante es el mensaje, cueste lo que cueste. 

Y para que el correspondiente mensaje del Gobierno, transmitido por los Telediarios de TVE, tenga más eficacia y cale como la lluvia fina, se dará en el descanso de esos partidos de fútbol, ahora comprados a precio de oro, para garantizarse una audiencia millonaria. Así, mientras en los campos se aprovecha el descanso para regar la hierba y que el balón vaya más rápido, en el informativo de la pública las consignas correrán en pocos minutos como el esférico sobre el húmedo terreno de juego. Es cierto que esta práctica no es nueva, ya está inventada, pero lo que sorprende es que se anuncie la compra de derechos deportivos millonarios justo en el momento en que se dan a conocer recortes económicos que afectarán a la plantilla. 

Fachada de RTVE. Foto: Archivo.
Fachada de RTVE. Foto: Archivo.

En la dirección de RTVE saben que no habrá protestas. Está todo bajo control. Incluso se ha anunciado que La2 se emitirá íntegramente en catalán en Cataluña porque así se lo ha exigido Puigdemont a Sánchez a la hora de trocear su ley ómniJunts. Todo el mundo sabe que el canal ahora en catalán servirá para dar trabajo a las productoras del “procés”, reconvertidas ahora al entretenimiento millonario cargado igualmente de consignas “progres”. Peor sería que gobernara la derecha.

Así que los sindicatos, salvo excepciones, guardan silencio y dejan que el Gobierno de Sánchez utilice la potencia de tiro de RTVE para él y para quien se lo pida, sobre todo si es uno de los socios que puede aprobarle los Presupuestos Generales del Estado. 

«La izquierda siempre ha tenido más descaro y desparpajo a la hora de utilizar los medios públicos y de condicionar económicamente a los privados»

Hay que reconocer que la izquierda siempre ha tenido más descaro y desparpajo a la hora de utilizar los medios públicos y de condicionar económicamente a los privados. Al PP en esto aún le falta mucho camino por recorrer y sufre las consecuencias de la mala política que se ha hecho en este terreno desde hace años.  

Lo acabamos de ver en el caso del decreto “ómniJunts”. Ha sido Sánchez quien ha tenido que arrastrarse ante Puigdemont para acabar comiéndose un sapo, pero el mensaje de los medios que riegan en el descanso ha sido otro, el de la “incoherencia” de Feijóo y los suyos que se han visto obligados a decir sí donde antes decían no. Nada más lejos de la verdad.  

Por eso Borja Sémper ha tenido que explicar que “su voto es un mensaje a los pensionistas, a los afectados por la DANA y a los usuarios del transporte público”. Un mensaje, dice el portavoz del PP. Ya McLuhan nos enseñó a los que estudiamos Periodismo que “el medio es el mensaje”, y si no hay medio, no hay mensaje. Por eso el principal partido de la oposición va siempre a rebufo de las consignas que el Gobierno coloca en sus medios.  

Como dijo el otro, tú dame los Telediarios y quédate con todo lo demás. 

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