Si los reyes querían ir a Notre Dame, que lo hubieran pedido

La ausencia del Gobierno de España ha quedado eclipsada por la ausencia más llamativa de los reyes

La ausencia de representación española al más alto nivel en la reinauguración de la catedral de Notre Dame abre muchas incógnitas, más allá de la mala imagen que ha dado nuestro país ausentándose de un acto con tanta carga emocional y política y que ha congregado a cerca de cuarenta jefes de Estado de todo el mundo; los más importantes.

La primera pregunta que hay que hacerse es por qué el Gobierno no ha mandado a nadie. Parece que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, declinó la invitación que le habían hecho llegar porque tenía un compromiso anterior, según ha dicho, para ir al circo. 

Si su abuelo falangista, Jesús Urtasun Sarasíbar, levantara la cabeza, volvería a coger el fusil para iniciar una nueva cruzada cristiana, como cuando salió de la localidad navarra de Estella en 1936. Se jugó la vida en el frente de Guipúzcoa, donde cayó herido en su lucha contra los ateos comunistas y republicanos irredentos, y fue condecorado y premiado por el franquismo con una pensión vitalicia que le permitió sacar a su familia adelante.

Los Reyes, en un viaje de Estado a Italia. Foto: Antonio Gutiérrez / Europa Press
Los Reyes, en un viaje de Estado a Italia. Foto: Antonio Gutiérrez / Europa Press

Los que son las cosas, Don Jesús, usted defendiendo el tradicionalismo católico a sangre y fuego para que luego el nieto le salga un rojo descreído que prefiere ir al circo antes que a la reinauguración de uno de los símbolos de la cristiandad y el catolicismo de Europa. Aunque bien mirado, tal vez nieto y abuelo no sean tan diferentes en lo que al talante se refiere. 

Por ese lado, el de Urtasun, puede que no haya que hacerse demasiadas preguntas. El ministro no ha querido ir a París y punto. Y seguramente ha coincidido en su decisión con Pedro Sánchez en la forma de entender el acto de “grandeur” francesa que se ha marcado Macron ante medio mundo.

Porque si el Presidente del Gobierno hubiera querido una representación española en Notre Dame, con mandar a otro ministro, arreglado. Pero no. Parece que su intención ha sido la que todos hemos podido ver: provocar una sonora y llamativa ausencia a costa de otro. Si la DANA era responsabilidad autonómica y por lo tanto de Mazón, estar en París con el resto de jefes de Estado era de… Efectivamente, el Rey. 

No hacer nada, ni dejar que el otro haga

Mientras la Casa Real española no quiera dar una explicación razonable de por qué los reyes no han querido o no han podido viajar a París, los monarcas españoles quedarán, a nivel internacional, como quienes no estuvieron donde tenían que estar cuando la nobleza les obligaba. Es una de las especialidades de Pedro Sánchez en su maquiavélico proceder contra todo aquel que le resta poder o le empequeñece sin hacer ningún esfuerzo, como es el caso de Felipe VI.

Así que cuando se presenta la ocasión, el aclamado líder socialista no pierde la oportunidad de tomarse cumplida venganza. Una revancha que consiste en hacer como que hace para al final no hacer nada ni dejar tampoco que el otro lo haga. Le llamarán “Perro Sanxe”, pero su estrategia es la del perro del hortelano.

Si el Presidente del Gobierno hubiera querido una representación española en Notre Dame, con mandar a otro ministro, arreglado

En Valencia son muchos los ciudadanos afectados por la DANA que han comprobado que su tragedia, después de sufrir las riadas y el barro en sus hogares, es la inoperancia de una clase dirigente centrada más en el cálculo político que en la canalización y coordinación urgente de las ayudas.

Y han descubierto con horror y enfado que Pedro Sánchez es el máximo responsable de lo que está pasando, o mejor dicho, de lo que no está pasando. Por eso, a diferencia de Mazón, no se ha atrevido a ir a los funerales por las víctimas. Porque todo el mundo sabe que no solo no actuó cuando debía, sino que tampoco está cuando más se necesita. 

En el caso de la reinauguración de Notre Dame, la ausencia del Gobierno de España ha quedado eclipsada por la ausencia más llamativa de los reyes. Es posible que en muchas cancillerías del mundo sepan las razones por las que los monarcas no fueron a una cita tan importante con la historia, la religión y el arte europeos. Sabiendo como sabemos del interés que siempre muestran por estas cuestiones.

No estaría de más que nos lo dijeran al resto de los españoles, aun a costa de que se genere una tensa situación con el Gobierno. Sería mucho más indignante para todos tener que escuchar a Sánchez decir, el día menos pensado, que “si los reyes querían ir a Notre Dame, que lo hubieran pedido”.  

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