El ‘procés’ español
“Nos espera una legislatura de choque institucional múltiple con una amenaza de la seguridad jurídica del país”
Toda la parafernalia de improperios (que no argumental) que envolvió la culminación del proceso de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, ha arrojado un cúmulo de sombras que auguran una legislatura de choque institucional múltiple y amenazan la seguridad jurídica del país. Se inicia en España un ciclo sin precedentes en el que un presidente ha conseguido llegar hasta aquí tras haber concedido a los delincuentes del ‘procés’ la venia de haber redactado buena parte de la norma que les beneficiará directamente y les borrará su historial de desafío al Estado.
Con una ley de impunidad que les permitirá volver a desafiar al Estado mientras siga gobernando Pedro Sánchez. Nos encontramos ante un cambio de ciclo que empieza con la amnistía para delincuentes implicados en el ‘procés’ y que seguirá con la celebración de los referéndums consultivos de autodeterminación y el reconocimiento nacional no solo de Cataluña sino también del País Vasco. Suma y sigue.
Sánchez ha asumido como propio el relato de los que desafiaron al Estado desde el poder en Cataluña
Se desconoce los términos del acuerdo más opaco que ha firmado con Bildu (que persigue un referéndum como el de Escocia mientras no dicen ni Pamplona e los presos de ETA hecha mención en público) pero los pactos suscritos con ERC, Junts y el PNV pone boca abajo el artículo II de la Constitución. Del Estado de las autonomías vamos a pasar a un Estado confederal por la vía de los hechos. Porque el ‘procés’ que empezó en Cataluña se ha extendido a la Moncloa, de él se ha aprovechado el PNV y acabará afectando, con sus consecuencias negativas, a toda España. Sánchez ha asumido, como propio, todo el relato de los que desafiaron al Estado desde el poder en Cataluña, y se ha convertido en un valedor del ‘procés’, cruzando la línea para admitir, como si fuera un Puigdemont más, que los jueces prevaricaron al perseguir injustamente a los secesionistas.
Las concesiones económicas no dejan de ser más preocupantes. Con el traspaso completo de la fiscalidad a la Generalitat, la transferencia de la gestión de la Seguridad Social y la concesión del ‘pase foral’, que no significa otra cosa que al País Vasco (y a la Navarra foral) se le exime del cumplimiento de normativas generales que aprueben las Cortes Generales, dejan en evidencia el agravio comparativo con las comunidades más desfavorecidas.
El PNV no quiere los ministerios que figuran en su imaginación y que nunca le propusieron. Quiere más influencia. Para eso tiene que recuperar los votos perdidos en las últimas citas electorales. Un reto difícil teniendo en cuenta que, representando hasta ahora a un electorado trasversal, se ha decantado hacia la izquierda radical, para medirse con Bildu, sin poder evitar la desafección que se va detectando en el electorado de centro que busca, sobre todo, seguridad y utilidad.
Feijóo se prepara para ejercer una oposición sin concesiones
A Pedro Sánchez le aguarda una legislatura atravesada entre la pinza de una oposición muy dura y con poder en el Senado y en muchas Comunidades Autónomas y sus insaciables aliados independentistas que le seguirán chantajeando con sus exigencias hasta dejar vacío el Estado democrático. Y si no lo consiguen, siempre podrán utilizar el comodín de la ruptura y retirar su apoyo a un presidente que va a gobernar con esa espada de Damocles sobre su cabeza.
Feijóo se prepara para ejercer una oposición sin concesiones porque la ocasión no deja opción a las contemporizaciones. El muro que ha levantado Pedro Sánchez impide hacer política desde la centralidad porque su plan de seguir polarizando el país ha resucitado la pugna entre dos bandos que había quedado enterrada por la Transición. Todos los estamentos judiciales se han posicionado en contra de la ley amnistía. Todos. Porque se han percatado de que toda la proposición de ley es una apología de la persecución política.
Ha sido el primer candidato a presidente, desde que tenemos democracia, que no se esforzó en recurrir al consabido ritual de anunciar su intención de gobernar para todos. Al contrario. Quiso levantar el muro contra la otra mitad del hemiciclo. Con declaraciones de confrontación y negación de la legitimidad de la oposición, ayudado posteriormente por los brochazos sectarios de Patxi López.
Este es el panorama que nos aguarda en la legislatura recién inaugurada. Sánchez ya ha conseguido retener el poder. El rostro serio del Rey Felipe VI refleja la gravedad de la situación. Estamos un paso más cerca del chavismo.