El PP debería bajar el ITP, no el IBI
Estos impuestos gravan de manera excesiva la compraventa de viviendas, desincentivando la movilidad y la eficiencia en el uso de los inmuebles
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha anunciado este domingo en el I Foro Grandes Ciudades, que su formación promoverá la bonificación del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) en todas las ciudades en las que gobierna. Esta medida tiene como objetivo principal, según el presidente de la formación, facilitar el acceso a la compra de vivienda, incentivando a su vez el mercado inmobiliario.
Para ello, los ayuntamientos pedirán “impulsar la modificación legislativa para incorporar en el tributo elementos de carácter personal (edad, vulnerabilidad social, ingresos etc.), como ya se hace con las familias numerosas, que faciliten una mejor determinación de la capacidad económica del propietario, solo aplicables a las viviendas”.
La realidad es que la estructura impositiva que pesa sobre la vivienda en España está mal diseñada. A diferencia de otros países, en España gravamos poco la tenencia (IBI) pero mucho las compraventas, con el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), Actos Jurídicos Documentados (AJD) y el Impuesto sobre el incremento de valor de los terrenos de naturaleza urbana (IIVTNU), más conocido como plusvalía municipal. Estos impuestos gravan de manera excesiva la compraventa de viviendas, desincentivando la movilidad y la eficiencia en el uso de los inmuebles.
Nuestro impuesto de transmisiones (ITP) se sitúa entre el 11% que puede alcanzar en Barcelona y el 6 % de Madrid, una cifra muy superior al 1% que ya consideran exorbitante en Estados Unidos. De ahí que el estadounidense medio cambie de casa cada siete años, lo que flexibiliza su mercado de trabajo. Súmele el gravamen de las plusvalías ficticias que genera la inflación, y empezará a entender que un determinante fundamental del precio de la vivienda no es otro que la hacienda pública.
En cambio, la tenencia de inmuebles se grava de manera relativamente liviana con el IBI. Esta diferencia en el peso de ITP e IBI responde a la distinta visibilidad y frecuencia con que se pagan ambos impuestos, pero genera dos tipos de ineficiencias. Por un lado, si la tenencia (IBI) es baja y las transmisiones (ITP, AJD, plusvalía) costosas, se incentiva que muchas viviendas permanezcan vacías o infrautilizadas. Parte de nuestra clase media tiene múltiples residencias y mucho piso sigue habitado por una o dos personas. Antes que vender, esperan a heredar. Por otro, su desequilibrio castiga la movilidad social, tanto de bienes como de personas, premiando a aquellos que siguen residiendo donde ya vivían sus abuelos.
La tenencia de inmuebles se grava de manera relativamente liviana con el IBI
Otra opción sería convertir el IBI en un Impuesto sobre el Valor Territorial o del Suelo (LVT), eximiendo la inversión en estructuras residenciales y no residenciales, lo que incentivaría tanto la edificación de obra nueva como la rehabilitación de inmuebles, ya que estas inversiones no serían penalizadas con un incremento impositivo. Actualmente, figuras impositivas de diseños similares se implementan a nivel estatal en Dinamarca, Estonia, Lituania, Singapur y Taiwán.
En lugar de centrar sus esfuerzos en bonificar el IBI, el Partido Popular debería enfocarse en reducir la presión fiscal sobre la construcción y transmisión de vivienda. Racionalizar la estructura tributaria que pesa sobre la vivienda con la finalidad de reducir paulatinamente los gravámenes sobre la construcción de vivienda nueva, y su compraventa, considerando también la inflación en la estimación de las plusvalías. Dicho cambio sería compatible con cambios dirigidos a neutralizar su efecto negativo en la recaudación, elevando, si así se desea, los gravámenes sobre la tenencia, ya sea por la vía del IBI o del IRPF. Solo así se podrán corregir las ineficiencias actuales y fomentar un mercado inmobiliario más dinámico y justo.