Un presidente sin gobierno
Por si no estuviera pasando pocos apuros con la imputación de su esposa Begoña, su ex ministro Ábalos, su Fiscal General y su hermano el músico, Pedro Sánchez llegó a temer la apertura de otro boquete
No llegó la sangre al río, como estaba previsto, porque los nuevos ricos de la política de Sumar están más cobijados bajo la sombra de la palapa de la Moncloa. Pero, por un momento, a Pedro Sánchez le entró el pánico. Está ejerciendo de presidente (gobernar es otra cosa) con tanta inseguridad – debido a su precaria mayoría parlamentaria y a los cuatro frentes judiciales que tiene abiertos en canal – que va dando bandazos. Sin disimulo ni explicación. Sin contrapesos. Sin parlamento, ni socios de investidura. Sin ministros. Sin manos.
Su debilidad le ha llegado a situar, esta semana, al borde del abismo tras la rebelión ya no de uno de sus socios (Yolanda Díaz no habría puesto objeción alguna a la compra de municiones a Israel si IU no hubiera puesto pie en pared con su causa pro palestina) sino de un grupúsculo de sus socios. Por si no estuviera pasando pocos apuros con la imputación de su esposa Begoña, su ex ministro Ábalos, su Fiscal General y su hermano el músico, Pedro Sánchez llegó a temer la apertura de otro boquete, esta vez en su gobierno con los socios antisemitas que se sientan en el consejo de ministros , y ha preferido cortar por lo sano como solo él sabe hacerlo. Actuando de forma unilateral y deshaciendo lo que, en teoría nunca debió empezar, aunque en el caso de las relaciones comerciales, que no se ciñen solo al contrato que autorizó el ministro Marlaska, va a tener que dar muchas explicaciones.
¿Qué hacer con los otros 46 contratos con Israel?
Porque, a día de hoy, España mantiene otros cuarenta y seis contratos de compra de armamento con Israel desde que estalló el conflicto de Gaza. Por un valor superior a mil millones de euros. Así es que los ministros sentados en el ala oeste de la Moncloa, pueden tener ahí un filón para intentar recuperar perfil propio ante la situación tan penosa que estaba atravesando Sumar, acomodada como la marca B del sanchismo en el gobierno de un señor que no les consulta ya nada ¿Qué piensan hacer los comunistas del gobierno que decían que iban a ser capaces de romper el gobierno por solo un contrato? Tiempo habrá para asistir al espectáculo del pulso ficticio entre quienes no tienen donde recolocarse si salieran del gobierno y un presidente desnudo cada vez que el espejo de la realidad le refleja su aislamiento. Pedro Sánchez acaba de afrontar un nuevo choque con el gobierno de Benjamin Netanyahu porque hace casi un año la embajadora de España fue llamada a consulta por las “vergonzosas” palabras del presidente del gobierno cuando cuestionó la respuesta israelí a los salvajes atentados de Hamás reconociendo, de paso, al Estado palestino. Suma y sigue.
Putín, sí, pero Netanyahu, no
Lo más sorprendente de este plante y corrección de las relaciones comerciales con el gobierno judío es la retahíla de incoherencias a la izquierda del PSOE ¿OTAN sí pero Israel no? ¿Putin sí pero Netanyahu no? ¿Compramos gas a Moscú pero munición a Tel Aviv no?
Con la suspensión del contrato de compra de munición (vaya papelón, el de Marlaska y el de la Abogacía del Estado) una vez publicado en el BOE, por valor de 6,6 millones de euros, para sujetar a los socios de Sumar en la Moncloa, se ha abierto otro frente de enemistad con el país hebreo, una gran potencia tecnológica y militar, generando, de paso, un escenario de inseguridad jurídica. El botón de alarma que ha pulsado Feijóo al señalar la inestabilidad política que puede generar el hecho de dejar sin efecto un contrato por un problema personal del presidente del gobierno, no es baladí. ¿Qué entidades extranjeras van a aventurarse a perfilar contratos con nuestro país si el gobierno hace y deshace compromisos firmados en función de sus necesidades personales?
Cuando no hay transparencia, se disparan las conjeturas
El presidente sin gobierno se encierra en su castillo imaginario mientras el mundo entero mira a Roma. De su ausencia en las exequias del papa Francisco muchos analistas se han maliciado sobre su incompatibilidad con el Rey Felipe VI. Que no soporta medirse con él desde los sucesos de Paiporta. Desde que él salió huyendo de la presión vecinal mientras los reyes se quedaban aguantando el tipo y atendiendo a la gente, el jefe sin gobierno padece de celotipia de liderazgo frente al monarca. O que le resultaba insoportable coincidir con el jefe de la oposición, Núñez Feijóo, en el vuelo del Falcon. Ya se sabe que, cuando no hay transparencia, se disparan las conjeturas.
Hay otras muchas razones que explicarían su ausencia de Roma. Que Sánchez suele rehuir de las ceremonias religiosas de la Iglesia cristiana siempre que puede. Pero esa es otra historia.