La OCDE avisa: España tiene un problema con sus jóvenes 

“El ciclo de desmotivación, insatisfacción y falta de perspectivas que afecta a los jóvenes en el momento de la transición a la vida laboral puede tener efectos importantes en la economía y la sociedad española”

Solo la mitad de los jóvenes españoles entre 15 y 29 años asegura sentirse satisfecho con su vida, una valoración que baja al 40% cuando se les preguntaba por sus perspectivas de futuro, y al 30% cuando se les preguntaba por su situación económica (INJUVE, 2020).  

Los jóvenes en España se enfrentan a una transición especialmente difícil de la etapa formativa al empleo, según indica el último informe Economic Policy Reforms 2023. Going for Growth de la OCDE. La proporción de estudiantes españoles que pasan directamente del estudio al desempleo es la más alta de los países europeos de la OCDE. La tasa de desempleo entre los recién graduados se eleva al 35%, triplicando la media de los países de la OCDE. Otro dato relevante es que el 40% de los contratos a tiempo parcial – la mayoría suscritos por jóvenes – son involuntarios, una de las tasas más altas de subocupación en Europa.  

La tasa de desempleo entre los recién graduados se eleva al 35%, triplicando la media de los países de la OCDE

Cuatro años después de graduarse, una cuarta parte de los graduados universitarios todavía desempeñan trabajos para los que están sobrecalificados. Los servicios públicos de ocupación no parecen ser de gran ayuda: la proporción de solicitantes de empleo que contactan de forma regular con los servicios públicos de empleo es de las más bajas de la OCDE (25%), solo por delante de Italia (18%), y muy lejos de la media de los países europeos de la OCDE (53%). Nuestros servicios de ocupación destacan por la escasa digitalización y uso de las nuevas tecnologías en los procesos de búsqueda y cobertura de vacantes; la escasez de mecanismos de seguimiento, control y evaluación; y, de manera especial, la insuficiente colaboración público-privada, tanto en los procesos de intermediación como de formación. 

Además de la baja eficacia de los servicios de empleo, otro elemento que dificulta la transición del mundo universitario al laboral es la imposibilidad de trasladar algunas prestaciones sociales, como la ayuda a la vivienda, de una comunidad autónoma a otra, dificultando la movilidad de las personas que buscan empleo y obstaculizando el reajuste a nivel agregado del mercado de trabajo. 

¿Qué reformas a corto plazo podrían mejorar las oportunidades de ocupación de los recién graduados? La primera es una reforma integral del Servicio Público de Empleo (SEPE) que integre un servicio de orientación laboral en estrecha colaboración con empresas y entidades del tercer sector, y que posibilite desarrollar trayectorias profesionales consistentes a lo largo de la vida laboral, para personas activas, ocupadas y desempleadas.  

De forma más general, es imprescindible reforzar la colaboración público-privada en las políticas educativas y de ocupación. No es razonable alejar al sistema productivo de la definición de los planes de estudios y currículos formativos. Las organizaciones empresariales, patronales, cambras de comercio, etc., en especial las que representan sectores industriales o las pymes, deben ser más activas a la hora de definir las competencias requeridas por el mercado laboral y orientar a los recién graduados. 

Un ejemplo paradigmático es el de Dinamarca, donde la Ley de Universidades exige que los empleadores, las empresas, asesoren a las instituciones educativas sobre acreditación, evaluación de la calidad de los planes de estudio y diseño de nuevos programas de estudio. En España la Ley de Formación Profesional ha intentado incluir más a las empresas en el diseño de los programas, pero las universidades no han iniciado el mismo camino.  

Por otro lado, para poder abordar adecuadamente la labor de orientación de los servicios de ocupación, es necesario contar con herramientas informáticas y de perfilado estadístico. En países como Holanda o Alemania, cada demandante de empleo rellena una encuesta con una serie preguntas con las que capturar un amplio rango de variables que ayuden a completar el modelo estadístico inicial basado en datos administrativos. El objetivo fundamental de la encuesta es obtener información que permita medir o segmentar a los solicitantes de empleo, y analizar sus puntos fuertes y sus necesidades de formación, para después encontrar la vacante más idónea.  

En países como Holanda o Alemania, cada demandante de empleo rellena una encuesta con una serie preguntas

En la misma línea, si España implantara el sistema de mochila austriaca de prestaciones por desempleo, propuesto tanto por la vicepresidenta primera y ministra del gobierno, Nadia Calviño, como por el líder de la oposición, Núñez Feijóo, está también se podría nutrir con recursos de las políticas de empleo. De esta forma, los trabajadores desocupados podrían hacer uso de su cuenta individual de capitalización para contratar servicios de formación e intermediación laboral, estimulando la aparición de un sector privado aún exiguo en nuestro país. 

Finalmente, la OCDE también destaca las barreras al emprendimiento para los jóvenes españoles. Países como Alemania eximen del pago de la cuota de autónomos a aquellos jóvenes que ingresan menos de 1.700 euros mensuales. Para regímenes societarios, convendría emular el modelo de Estonia, donde solamente se graba los beneficios cuando son distribuidos a sus accionistas, incentivando consecuentemente que estos sean reinvertidos internamente para incrementar la capacidad productiva de la compañía. De esta manera se favorece la reinversión en bienes de capital, lo que favorece en última instancia la mejora de la productividad y los salarios. 

El ciclo de desmotivación, insatisfacción y falta de perspectivas que afecta a los jóvenes en el momento de la transición a la vida laboral puede tener efectos importantes en la economía y la sociedad española. Los jóvenes desempleados o subempleados disponen de menos recursos para gastar como consumidores y para invertir como ahorradores; no adquieren nuevas habilidades en el mercado de trabajo, retrasan sus decisiones de paternidad y maternidad, e impiden a las empresas innovar y desarrollar ventajas competitivas sobre la base de la inversión en capital humano, socavando así las perspectivas futuras de la economía. La OCDE avisa: España tiene un problema con sus jóvenes.