Lo que no entiende el PP
Los populares han reconocido su temor a ser arrollados por la propaganda de La Moncloa
Cuando un partido político se ve obligado a explicar reiteradamente su cambio de posición porque su afición no le entiende, habrá que concluir que ha cometido un error de bulto, no sólo de comunicación sino de estrategia. Es lo que le ha ocurrido al PP de Feijóo que, al reconocer que su ‘volantazo’ en el voto sobre el decreto de Pedro Sánchez obedecía a su miedo a que la propaganda de la Moncloa lo señalara como el enemigo de los pensionistas y se lo llevara por delante, ha admitido su posición de debilidad frente al gobierno.
Ese miedo a que la opinión pública se le echase encima era patente y tenía su justificación. Porque la trampa de Pedro Sánchez, desde luego, estaba servida en bandeja. El decreto, en su versión ómnibus y minibús, estaba pensado para desplazar al PP del escenario.
Por eso el gobierno de la Moncloa utilizó al PSOE para presentar un decreto ‘totum revolutum’ en el Congreso, mezclando la subida de las pensiones con el abono de transporte, el palacete parisino para el PNV o la impunidad para los inquilinos que no pagan los alquileres y quienes ocupan las viviendas.
Era tan evidente que el Gobierno buscaba romper la coincidencia de voto entre Junts y PP, que se había dado en la primera votación del decreto, que la reacción de los ministros, al conocer que Feijóo cambiaba su negativa inicial por el voto positivo, no pudo ser más airada.
«Cuando un partido político se ve obligado a explicar reiteradamente su cambio de posición porque su afición no le entiende, habrá que concluir que ha cometido un error de bulto, no sólo de comunicación sino de estrategia»
Normal. El viraje del PP desmontaba el discurso que la Moncloa ya tenía preparado con todo el arsenal de su ‘agit prop’ para poner a Feijóo en la diana contra los pensionistas. Por eso, la Moncloa pinchó en hueso. Pero no le ha ido mejor al PP. Se podría decir que la de Feijóo había sido una gran jugada si no fuera porque muchos de sus seguidores no la comprendieron.
Donde dije digo, digo ‘Diego’
Quizá si el PP no hubiera hecho de la cesión del Palacio al PNV, que sirvió de sede al Gobierno Vasco en el exilio parisino, un ‘ casus belli’ para justificar su oposición inicial a votar a favor del decreto, Feijóo no tendría que estar justificando su viraje. Porque muchos de los suyos siguen sin entenderle. Si el decreto reducido (por exigencia de Puigdemont) ya tenía asegurada su aprobación parlamentaria , sin el concurso del PP ¿por qué no opta por la abstención?
Pero Feijóo no piensa en hacerle un favor (numérico) a Sánchez, como proclama Vox, sino que ha preferido fortalecer su posición frente a un colectivo tan sensible (electoralmente) como los pensionistas. Esos más de nueve millones de jubilados que acuden a las urnas y que ningún partido se atreve a contrariar. Por eso el PP ha preferido congraciarse con los pensionistas a contentar a sus bases más radicales que esperan de Feijóo una oposición férrea al gobierno de Sánchez.
La contrariedad en los seguidores populares
Pero muchos de los simpatizantes ,que se identifican más con el nivel de exigencia que exhibe la presidenta madrileña, Isabel Diaz Ayuso, no ocultan su perplejidad. ¿Qué necesidad hubo de hacer del Palacete para el PNV una línea roja para apoyar el decreto de Sánchez si ahora se mantiene en la reforma pactada con Puigdemont y el PP cambia su voto?
¿Qué necesidad de enrocarse frente al PNV si, en un supuesto escenario postelectoral, Feijóo preferirá atraer al PNV antes que tener que gobernar con Vox? se preguntan algunos barones autonómicos que no tienen que lidiar en las urnas con el PNV, como le ocurre a Javier de Andrés en el País Vasco. Sostiene Génova que cualquier salida, frente al decreto de Sánchez, era mala. Incluso la de la abstención.
Mimbres insuficientes
Lo cierto es que el pacto Sánchez-Puigdemont pilló al PP con el pie cambiado y, a partir de ese momento, su táctica se ha orientado a adoptar una actitud de autodefensa frente al regalo envenenado de Pedro Sánchez.
El cambio de voto en el PP, explicado a modo de lamento, tiene como compensación las iniciativas legislativas sobre la reforma de la Ley del Suelo, vinculada a la de Vivienda y a otro proyecto de ley contra la ocupación ilegal. Sostienen en Génova que el tiempo colocará a cada cual en su sitio. Que el Palacio de París se olvidará (¿no fueron ellos los que pusieron el foco sobre el inmueble que ahora es la sede del Instituto Cervantes en París?) y la opinión pública se quedará con las medidas para los pensionistas.
Así está la política de nuestro país en donde la gobernabilidad se garantiza a través de una subasta constante entre los partidos. Independientemente de los movimientos tácticos del PP, improvisando y a rebufo del gobierno de Pedro Sánchez, lo más letal ha sido su propio reconocimiento de la debilidad de la alternativa frente a la Moncloa. Tendrá que adoptar más medios y fichar a más asesores para afrontar la próxima campaña electoral. Estos mimbres son insuficientes para afrontar la próxima carrera en las urnas.