Momento crucial para la legislatura: ¿entrará el juez Peinado en la Moncloa?

De la entrada o no de este magistrado en la Moncloa va a depender el futuro democrático de este país

Me atrevo a decir que estamos ante la “madre de todas las batallas”. La que va a librar el juez Peinado en el caso “Begoña Gómez” es posiblemente la que más trascendencia puede tener en la continuidad de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno.

De la entrada o no de este magistrado en la Moncloa va a depender el futuro democrático de este país. Si todo el aparato gubernamental consigue parar los pies, y nunca mejor dicho, al juez que instruye esta causa y le dan con las puertas del palacio en las narices, podremos darnos ya definitivamente por acabados. Pero si entra, ¡ay si entra! El Presidente tendrá que darle muchas explicaciones. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Eduardo Parra / Europa Press

El “equipo olímpico de opinión sincronizada” tiene ya a todos sus integrantes calentando en la pista. El pulso que están dispuestos a echar para salvar a su amado líder tiene como víctima al juez Juan Carlos Peinado, a quien describen sin pudor como un elemento más de la máquina de fango de la ultraderecha.

La Cadena SER, miembro destacado de ese “equipo olímpico”, dice que el juez “pretende acudir a la Moncloa… En un hecho sin precedentes ni jurisprudencia en España”. Un juez con pretensiones, qué cosas. 

Letal

La martingala del PSOE cuando despliega toda su arboladura consiste en darle la vuelta a la cuestión. Así Patxi López, especialista en estos menesteres, habla ya del “caso Peinado”, como si fuera el juez de instrucción el verdaderamente involucrado en un turbio asunto y cometiera una flagrante irregularidad llamando a declarar a las personas que pueden arrojar luz sobre este supuesto caso de corrupción.

Por lo visto todo cuanto se investiga no tiene nada que ver con Begoña Gómez, ni con el rector de la Universidad Complutense, Joaquín Goyache, ni con el empresario enriquecido con los favores monclovitas, Juan Carlos Barrabés. Y aún menos con el Presidente del Gobierno, presente en las reuniones de su esposa con algunos de ellos. 

Si después de las resoluciones del Tribunal Constitucional sobre los Eres de Andalucía (este sí que es un hecho sin precedentes) el Gobierno del PSOE consigue neutralizar al juez Peinado e impide que avance en la investigación del caso “Begoña Gómez”, podremos decir que la maquinaria gubernamental es tan poderosa como letal. Imbatible, diría.

No habrá ya quien controle ni supervise ninguna de las acciones que tengan que ver con Pedro Sánchez y su entorno. Y será él, el todopoderoso líder, quien impartirá justicia a su manera. Apartará, si así lo estima conveniente, a los” titos bernis, ábalos y koldos” que le quiten un minuto de sueño. Pero ¡ay de quien ose tocarle lo más sagrado, la famiglia! 

«De la entrada o no de este magistrado en la Moncloa va a depender el futuro democrático de este país»

Que nadie dude de que Pedro Sánchez va a utilizar todas las armas a su alcance, que son muchas, para impedir que el juez, Juan Carlos Peinado, entre en la Moncloa el próximo día 30. Sánchez sabe que se la juega. Porque es consciente de que su “Talón de Aquiles” es Begoña, su mujer. “Cherchez la femme”, dicen los franceses en estos casos.

Porque es posible que esta crisis acabe llevándose por delante a un hombre que se ha mostrado poco menos que incombustible ante fuegos aparentemente más intensos. Pero la debilidad de su mujer es su propia debilidad. Sus supuestos chanchullos con la cátedra y los favores a empresas para que aflojaran la mosca han acabado convirtiéndose en un negocio que ha terminado pasándoles por encima. 

Fuera de casa

Bastante ha tenido Pedro Sánchez manteniendo su “Frankenstein” vivo como para estar pendiente de los incendios en las actividades de su mujer. Como le dijo a Núñez Feijóo: “usted pretende que mi mujer se quede en casa”. Y para que no se quedara en casa y desarrollara “su cátedra”, Pedro firmaba lo que hiciera falta: Contratos, ayudas, rescates…Hasta una carta de amor que hizo pública a la nación cuando vio que se metían con ella, que es lo que a él más le duele. 

Ahora el juez Peinado quiere entrar en la Moncloa para saber qué han cocinado ahí dentro los Sánchez-Gómez. Pero se va a encontrar con todas las barricadas mediáticas para impedir que pase, y las pondrán precisamente quienes más cacarean exigiendo su regeneración democrática: Justicia, la suya; medios, los suyos; y verdades, solo las suyas. Es lo que nos espera si finalmente Peinado no puede entrar en la Moncloa. Y si lo hace, igual hasta consigue superar el olor a podrido. 

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