No puede haber moción de censura contra un Frankenstein que solo repite «y tú más» 

Al PP no le queda otra que denunciar cuantas irregularidades vea desde la oposición y esperar la labor de la justicia

Que la corrupción está instalada en derredor de Pedro Sánchez resulta una evidencia incontestable. A medida que se van conociendo más detalles y afloran las investigaciones de la UCO, el círculo se estrecha peligrosamente y amenaza con acabar atrapando sin escapatoria al presidente del Gobierno.

Solo queda esperar e ir viendo el grado de implicación que tiene cada uno de los integrantes de la trama y, en consecuencia, su nivel de responsabilidad ante la justicia. Desde Ábalos hasta Koldo, pasando por Aldama y Begoña Gómez. Sin descartar que las propias siglas del PSOE se vean involucradas si, finalmente, se demuestra que ha habido una financiación irregular a través de la trama corrupta que parece encabezar quien fuera nada menos que el Secretario de Organización del partido. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Fernando Sánchez / Europa Press

El PP se ha lanzado a por la presa casi con el mismo ahínco con el que se lanzaron los socios del “Frankenstein” a por Mariano Rajoy en cuento olieron la palabra “corrupción” en una sentencia. Así que por fuerza tiene que ser tentador para los de Núñez Feijóo poder darle la vuelta a la tortilla ahora gracias a una situación que apesta y cuyo hedor va desde Ferraz a la Moncloa pasando por el piso de lujo de “la Jessi”, en plena plaza de España.

Las evidencias están ahí y por lo tanto hay que ser muy incrédulo para pensar que todo se reduce a una o dos manzanas podridas. Pero todavía faltan pruebas y sentencias concluyentes. Y el Partido Popular deberá ejercitar la paciencia antes de lanzarse a la yugular con una moción de censura. 

El PP tiene varios elementos importantes en su contra que desaconsejan ir al choque directo. El primero y más importante es que no le dan los números. Aunque muchos piensan que eso es lo de menos, que lo importante es visualizar un gobierno débil, agujereado por la corrupción y un Pedro Sánchez noqueado, lo cierto es que acabar con una derrota nunca es bueno.

La defensa de «siempre»

Por muy bien que salgan las intervenciones parlamentarias y por mucho que se le vean las vergüenzas al Presidente del Gobierno. Está claro, por lo que ya hemos podido intuir, que la defensa del PSOE sería lo más parecido a un “Frankenstein” con los circuitos averiados repitiendo como un disco rayado el “y tú más”.  

Por muchas preguntas y acusaciones que Núñez Feijóo pueda lanzar contra Pedro Sánchez en una moción de censura, la respuesta iba a ser siempre la misma: “El PP no puede hablar de corrupción”.  En otras circunstancias parlamentarias, con formaciones con visión de Estado y no anti Estado, el líder socialista sería descabalgado del poder por pura higiene democrática. Pero no es el caso.

«El Partido Popular deberá ejercitar la paciencia antes de lanzarse a la yugular con una moción de censura» 

Ya lo dijimos aquí hace unos días: los socios de Sánchez están dispuestos a perdonarle todo con tal de que siga con la política de concesiones que viene haciendo hasta ahora. Les interesa más la continuidad del Presidente del Gobierno que aclarar la trama de corrupción que le rodea. 

Al PSOE no le importaría afrontar una moción de censura con la única estrategia del “y tú más”. Sabe que eso cansa, agota y aburre a la opinión pública. Así que Sánchez y los suyos se limitarían a pedir perdón por haberse visto obligados a participar en semejante espectáculo por culpa de un PP, dirían, que se empeña en nadar a contracorriente y dar bocanadas para acabar muriendo en la orilla. 

A esperar

La opinión pública, en especial el votante socialista, no castiga tanto a su partido por los casos de corrupción como lo hace el votante de derechas con el PP. Solo cuando la situación económica es muy mala, como le pasó a Zapatero, las mentiras y la mala gobernanza acaban pasando factura.

Lo mismo les ocurre ahora a los socios de Sánchez. Que le dejan dormir en la Moncloa porque así le pueden sacar los higadillos. Le mantendrán hasta que ya no pueda más, hasta que se ahogue en su propia corrupción. Y entonces se referirán a él como los socialistas se refieren ahora a Ábalos: «Ese señor del que me habla». 

Al PP no le queda otra que denunciar cuantas irregularidades vea desde la oposición y esperar la labor de la justicia. Prepararse por si hay adelanto electoral y descartar de raíz cualquier insinuación de pactar una moción de censura con Junts. Sería vender el alma al diablo. Otra vez.