Medio gobierno antisemita
Somos el único país de Europa capaz de crear un conflicto diplomático con Israel donde no lo había
Cuidado con la islamofobia; sin frenos con la judeofobia. Con esta carta de presentación se mueve la izquierda pro Palestina, incapaz de separar al gobierno terrorista de Hamás de su población cautiva, inepta para condenar la matanza contra los israelíes el pasado 7 octubre, en una operación de exterminio judío. Ahí empezó todo, esta vez, en una guerra contra Israel. Somos el único país de Europa, Reino Unido y EEUU que, en pleno ataque yihadista contra el gobierno de Tel Aviv ha sido capaz de provocar un conflicto diplomático con Israel donde no existía.
Porque Sánchez está viviendo en propias carnes la fábula del escorpión y la rana. Empeñado, por necesidad, en llevar sobre su lomo al depredador podemita para cruzar el río, ahora, en plena tormenta desatada en Oriente próximo, ha recibido el picotazo del escorpión convertido en la ministra Belarra. Es su naturaleza. La de Podemos. Con riesgo de que se ahoguen los dos.
La ministra Belarra, a la que se le ha sumado Irene Montero, con su partido en caída libre hacia la irrelevancia en el próximo gobierno de Pedro Sánchez, está respirando por la herida poniendo en un compromiso constante a la política exterior del gobierno.
Sus mensajes, con la palabra “genocidio” en cada coma de sus frases relativas a Israel, va en sentido contrario al de la Unión Europea. En Francia, la primera ministra Elisabeth Borne ha acusado al izquierdista Mélénchon de “antisemitismo” y de complacencia con Hamás.
Lo mismo que la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, que pidió romper relaciones con el homólogo de Podemos Sumar en el país vecino. El propio gobierno francés ha instado a la Fiscalía a que actúe penalmente contra una diputada por apología del terrorismo por haber mostrado su apoyo a Hamás calificándolo de “movimiento de resistencia”.
Pero en España, el presidente Sánchez, agarrotado por su coalición, está paralizado. El alemán Scholz ya ha visitado a Netanyahu. Como el británico Sunac. Lo hará en breve Macron. Y Von der Leyen fue la primera que abrió la comitiva en Tel Aviv. ¿Qué ha hecho Pedro Sánchez?. Llamar al emir de Qatar. No consta que haya abierto su móvil para hablar con Netanyahu.
Nuestro gobierno ha preferido enemistarse, por unas horas, con Israel -visiblemente molesto por las declaraciones de la ministra Belarra- antes que desautorizar a su compañera de la Moncloa, por ese obsesivo recuento de apoyos que precisa Pedro Sánchez para seguir en la cabina ese mandos de la Moncloa.
El presidente Sánchez, agarrotado por su coalición, está paralizado
El miedo a perder los cinco votos de Podemos-Sumar impiden a Pedro Sánchez atar en corto a las activistas anti OTAN, pro Putin y antisemitas que tiene en el gobierno. Unas ministras militantes que le están buscando la ruina. A él como presidente en funciones y a la imagen de España, en general. Sánchez depende de esos apoyos y de parte de su electorado que no abre los ojos ante la guerra de exterminio que quieren llevar a cabo los líderes fundamentalistas contra Israel, espoleados por Irán.
Son los propios gobernantes terroristas de Hamás quienes invalidan la razón de los palestinos. Su forma bárbara de actuar con el propósito de destruir Israel es el preludio de una catástrofe. Liberar a los israelís secuestrados de Hamás y desactivar a los que organizaron la masacre contra los ciudadanos judíos, no es tarea de unas semanas.
¿Cómo se recuperan a los más de 200 secuestrados?¿ Cómo se desactiva Hamás, sin arrasar Gaza, teniendo en cuenta que los terroristas se parapetan tras los civiles, que los utilizan como escudos humanos, para evitar una ataque militar? Esta guerra será larga.
A Hamás no se le disuade con la cartera ni con el estómago. No busca el reconocimiento de dos Estados. Quiere exterminar a Israel. Y la izquierda infantilizada les aplaude. La complacencia con la violencia islamista justifica cualquier atropello. España es amiga de Israel.
Pero con el gobierno de Sánchez no se apercibe ese hermanamiento. Si todavía no hemos recibido ninguna razón convincente sobre el giro de 180º de Pedro Sánchez en la política con el Sáhara, perdamos toda esperanza de que se vaya a producir un movimiento audaz a favor de Israel.
Hemos visto cuerpos de mujeres israelís maltratados y exhibidos en camionetas de Hamás como si fueran trofeos. Esos vídeos con los niños secuestrados. Y la izquierda no se ha inmutado. Irán y Rusia se frotan las manos. Y si Pedro Sánchez revalida su presidencia y sigue gobernando con Sumar-Podemos se presentará ante el mundo con la mitad de su equipo declarado enemigo de Israel. El único de Europa. Y Pedro Sánchez presidiendo la Comisión de la Unión Europea. Un auténtico dislate.