Mañana empieza la carrera a la Casa Blanca y lo importante es ver quién queda segundo
La legislación americana permite a Trump ser candidato incluso en el caso de llegar a ser encarcelado
Mañana lunes se celebran las elecciones primarias del partido republicano en Iowa, es el primer paso hacia las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Iowa es un estado poco representativo, pero en este caso la incertidumbre sobre el futuro judicial de Trump hace que el resultado de Iowa sea importantísimo para los republicanos. El candidato que consiga la segunda plaza en las primarias del partido del elefante puede acabar siendo el que la convención del próximo julio en Milwaukee encumbre.
Los tribunales de estados de Maine y Colorado han fallado que Trump no podrá participar en las primarias debido a sus múltiples imputaciones, lo que si fuera seguido por los magistrados de otros estados podría llegar a dificultar al magnate neoyorquino la obtención de los apoyos necesarios para que la convención lo nombre candidato.
La legislación americana permite a Trump ser candidato incluso en el caso de llegar a ser encarcelado, pero su via crucis judicial podría minar sus posibilidades. Hasta ahora, sus problemas legales, lejos de restarle apoyos, le han reforzado, pero una condena podría disuadir a muchos votantes independientes de votar por Trump, según afirma Christopher Federico, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Minnesota. En cambio, el psicólogo político Howard Lavine cree que cada acusación a Trump le victimiza y refuerza.
Trump, el única presidente acusado dos veces por la Cámara de Representantes
Trump es el único presidente americano acusado dos veces por la Cámara de Representantes. En el ’19 por abuso de poder y en el ’21 por incitación a la insurrección. La mayoría republicana del senado le exculpo de dichas acusaciones. Cualquier otro político con un currículum parecido estaría inhabilitado incluso para ser concejal de su municipio, pero Trump ha demostrado ser de titanio y sus votantes, hasta ahora, le han perdonado todo.
Este 2024, coincidiendo con el apretado calendario de primarias del primer semestre, Trump tiene que afrontar juicios pendientes por, entre otras cosas, fraude, agresión sexual y difamación, chantaje, sustracción de documentos, intentarse mantener en el poder tras la derrota electoral y un largo etcétera. Pueden llegar a caerle 20 años de condena. El día más crítico para Trump es el 4 de marzo, el día antes del supermartes, fecha en la que multitud de estados votan en primarias. El supermartes suele dejar prácticamente sentenciadas las elecciones primarias y la nominación presidencial. La vigila Trump está citado en el juzgado y un candidato respondiendo en una sala de vistas a todo tipo de acusaciones, no es la mejor tarjeta de presentación a 24 horas de que voten 14 de los 50 estados de la Unión, entre ellos algunos de la importancia demográfica, social e histórica de Massachussets, Texas o Virginia.
Iowa
Pero mientras todo eso no sucede mañana en Des Moines, la pequeña capital de Iowa con solo 212.000 habitantes, decide quién puede hacer algo de sombra a un Trump que llega con 43 puntos de ventaja.
Entre los candidatos republicanos solo dos tienen posibilidades: Nikky Haley y Ron DeSantis. La primera, ex gobernadora de Carolina del Sur, representa a la facción moderada del Partido Republicano, a los conservadores que sueñan con quitarse de encima el populismo de Trump. Haley, ex embajadora en la UNO y de origen amerindio, cuenta con el apoyo del excandidato presidencial derrotado por Obama, Mitt Romney, de la viuda del exsenador y ex candidato también derrotado por Obama, John McCain, de la hija del exvicepresidente Dick Cheney y está recibiendo muchas donaciones de las fuentes tradicionales del partido republicano: las petroleras, la banca y las empresas de distribución.
Frente a ella, Ron DeSantis, actual gobernador de Florida, entro en la campaña con aspiraciones de derrotar a Trump tras una reelección brillante en Florida, uno de los grandes estados de la Unión y el apoyo de Elon Musk, pero una campaña deslavazada le ha ido hundiendo. DeSantis, a diferencia de Haley, no supone una enmienda a los postulados de Trump.
Ahora ambos, Haley y DeSantis, aparecen muy igualados en las encuestas con un 14% de intención de voto. El último debate, organizado por la CNN, en el que Trump no participo, fue un intercambio de golpes entre los dos candidatos que acabo en tablas.
En todo caso, el calendario favorece a Haley. Si esta consiguiera, aunque fuera por una sola décima, imponerse a DeSantis en Iowa y quedar segunda la siguiente votación el 23 de enero en New Hampshire se convertiría en un actor político a tener en cuenta en la elección presidencial. New Hampshire, el estado de Nueva Inglaterra al que llego el MayFlower es poco afecto a Trump y las encuestas sitúan a Haley en una cómoda segunda posición con una distancia de entre solo 7 hasta 20 puntos.
La próxima parada del circo electoral es el 3 de febrero en el estado natal de Haley, Carolina del Sur. La votación de Carolina del Sur, estado inclinado inequívocamente a favor de los republicanos, puede encumbrar o ser la tumba política de Haley. Un buen resultado -la victoria está descartada- lanzaría a Haley cara al supermartes y si Trump sobrevive a la infinidad de juicios a los que debe hacer frente con toda probabilidad le abriría las puertas a la vicepresidencia.
Si Trump tropieza en su tupida madeja judicial, Haley incluso podría soñar con la presidencia, pero en caso de ser derrotada estrepitosamente en su estado, al igual que le sucedió en las primarias de 2020 al senador republicano Marco Rubio en su estado (Florida), tendría que tirar la toalla y los republicanos ante la debilidad de DeSantis solo les quedaría entregarse, una vez más, a Trump, odiado por la mayoría del globo terráqueo excepto la Argentina de Milei y el Israel de Netanyahu, detestado en Nueva Inglaterra, Nueva York, Washington, Chicago y California pero adorado en Texas, el Sur y el interior de EE.UU.