Ni que Maduro tuviera carnet del PSOE
No se puede meter miedo al personal diciendo que con la derecha y la ultraderecha viene el lobo si resulta que el lobo ya está aquí disfrazado de “progresista"
El Gobierno de Pedro Sánchez no reconoce el triunfo de la oposición venezolana sencillamente porque no puede aceptar que la derecha española tenga razón. Cualquier político bien informado, y es de suponer que el ministro Albares lo está, sabe que el régimen de Nicolás Maduro emplea la represión más salvaje al estilo de los más sanguinarios de los dictadores.
Sin embargo este “Gobierno progresista” no quiere reconocerlo porque sencillamente no puede darle esa baza al PP. Sería aceptar que la temida ultraderecha no tiene el monopolio que le adjudica la izquierda en cuanto a la persecución política, el asesinato y la desaparición del contrincante. Y, en cambio, sería admitir que entre quienes se hacen llamar revolucionarios socialistas, como Nicolás Maduro, son comunes y habituales los métodos fascistas de toda la vida.
No se puede meter miedo al personal diciendo que con la derecha y la ultraderecha viene el lobo si resulta que el lobo ya está aquí disfrazado de “progresista”. Se le caería el discurso del miedo al Gobierno si acabamos descubriendo que a quien de verdad debemos temer es a quienes, como la vicepresidenta Yolanda Díaz, quieren dar por buenos los resultados que obligan a los venezolanos a seguir viviendo en el infierno. Por no hablar de todo un expresidente del Gobierno socialista como José Luis Rodríguez Zapatero, mediador (parece que a sueldo) para blanquear al tirano y permitir que se perpetúe en el poder.
“Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio”, canta Joan Manuel Serrat en uno de sus famosos temas. Y es lo que dicen los informes de la ONU cuando se refieren a Venezuela. Al menos 25 muertos tras las primeras protestas, más de 2.000 detenidos, entre ellos cien niños, además de torturas y desapariciones.
Aquí la verdad no solo el triste, es también vergonzosa, porque el Gobierno de España prefiere evitarla, como si de esta manera consiguiera superar una crisis que le incomoda no por lo que tiene de tragedia humanitaria, sino por lo que le desgasta ante el PP. Así lo reconoce el propio ministro de Exteriores, José Manuel Albares, cuando acusa a Alberto Núñez Feijóo de «apoyarse en la crisis» del país suramericano para «tratar de erosionar» a Pedro Sánchez.
Es lo que le preocupa Venezuela a este Gobierno: que la oposición tenga un argumento que esgrimir contra una izquierda que siempre alardea de estar en el lado correcto de la historia. Siempre, claro, que la historia le dé la razón. Pero en estos momentos y con lo que ocurre en Venezuela, parece claro que no es el caso. A este Gobierno le resulta más sencillo retirar al embajador de un país como Argentina, por devolver un insulto que antes le lanzó un ministro, que tomar medidas contra quien reprime a su pueblo a sangre y fuego por el mero hecho de decirse socialista. Ni que tuviera carnet del PSOE.
No querer reconocer el triunfo de la oposición y pedir a la vez una salida pacífica y dialogada es no decir nada y decirlo todo. Es reconocer que el mejor escenario para el Gobierno de Sánchez sería que Maduro apareciera cuanto antes con unas actas medio bien manipuladas para zanjar el asunto y pasar de la defensa al ataque. Quienes cuestionen entonces al chavista serán unos fascistas que no reconocen la voluntad del pueblo.
El Gobierno de España prefiere evitar la verdad por lo que le desgasta ante el PP
Y si esto acaba así, ese pueblo volverá a protagonizar uno de los mayores éxodos de la historia reciente. Millones de venezolanos se verán obligados a salir de su país simplemente para salvar la vida. Porque quien no muera de un tiro por protestar lo hará de hambre mientras protesta.
Ya hay unos ocho millones de venezolanos dispersos mayoritariamente en Colombia, Perú y Chile. Se calcula que en España hay cerca de medio millón. Todos están pendientes de que el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, consiga que Maduro protagonice “un diálogo con garantías que refleje la voluntad popular”.
El problema es que como el dictador chavista ya no usa wasap no sabemos si le habrá llegado el mensaje.
4 comentarios en “Ni que Maduro tuviera carnet del PSOE ”
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Se equivoca. El sistema electoral de Venezuela no ha fallado. Lo que ha fallado es el intento de pucherazo del dictador. Y eso es lo que han denunciado organismos internacionales que fueron como observadores. Pero hay quien quiere darle una nueva oportunidad a quien hizo mal el pucherazo para ver si a la segunda lo puede hacer mejor.
Nadie cree a Maduro ni a su junta electoral. Y los únicos que no creen a la oposición son los países que quieren una nueva oportunidad para Maduro.
Discúlpeme, está ud. en un error, hasta que no haya unas elecciones verificables, es imposible dar la razón a cualquiera de las partes y esto no tiene nada que ver con Maduro y sí con el funcionamiento de un sistema electoral. Estoy convencido que Maduro no es santo de devoción de casi nadie, excluyendo a los países de la órbita de Putin y a Cuba, por temas puramente comerciales a China, que mete el hocico donde hay oportunidades de inversión, aunque éstas sean mínimas.
Para muestra un botón, ya lo dije hace unos días, qué casualidad que el ministro Albares haya manifestado el acuerdo con lo que Brasil, Colombia y M´éxico han dicho sobre las elecciones en Venezuela, ni lo manifestado por la junta electoral central venezolana, ni por el recuento de la oposición, merecen credibilidad absoluta, por eso la mejor solución es la que proponen, repetición electoral y vigilancia con observadores internacionales: pero claro son tres gobiernos social comunistas como el de nuestro país, a la fin, que dirían en Bruselas.