Lo que ilusiona  

Los partidos políticos deben preguntarse cuáles son las razones de la falta de conexión de sus iniciativas con los ciudadanos

La celebrada amnistía, que es necesaria para  el independentismo político y la política catalana para iniciar una nueva etapa, no entusiasma a buena parte de la sociedad española; más allá de la tendencia política que cada uno procese, la iniciativa y el logro político de haber aprobado la ley de amnistía no es apreciada por todos de la misma manera.

Los partidos que han logrado los acuerdos y que se ufanan por mostrar los valores positivos que representa para la sociedad haber conseguido amnistiar el independentismo político desde el 2011 hasta la fecha de hoy, saben que esta ley no es el punto de partida para un proyecto político de más alcance.

Una de las características de la política actual es que los partidos políticos y líderes que gobiernan no logran generar un proyecto colectivo que entusiasme, que genere ilusión y confianza en el futuro.

Si la Olimpiada del 92 supuso para Barcelona, Cataluña y España un acontecimiento fundacional de un nuevo momento transformador que alcanzó a modificar el orden estético, político, social y cultural de España, la Olimpiada de París 2024 no ha generado el mismo impacto en la ciudad de la luz.

Lo que se percibe en toda Europa es que los gobiernos han perdido la capacidad de conectar sus políticas con las aspiraciones ciudadanas

Ni siquiera una Olimpiada consigue generar consenso e interés a su alrededor. Si viajan a París, observarán que no hay entusiasmo ciudadano ni una ciudad expectante por lo que va acontecer. Algo parecido está ocurriendo con la ley de amnistía; la sociedad española la considera una iniciativa que ha nacido y morirá sin capacidad de generar un cambio positivo para el conjunto de los ciudadanos.

Lo que se percibe en toda Europa es que los gobiernos han perdido la capacidad de conectar sus políticas con las aspiraciones ciudadanas. Al ciudadano cada vez le interesan menos los proyectos comunes que los Estados le proponen; entre ellos, apoyar la lucha de Ucrania, impulsar un nuevo contrato social, la ley de amnistía o modificar el equilibrio territorial en Italia.

Los partidos políticos deben preguntarse cuáles son las razones de la falta de conexión de sus iniciativas con los ciudadanos. La ley de amnistía es una buena iniciativa para hacer política, para superar conflictos y para avanzar en futuras líneas de actuación para dejar atrás el procés en Cataluña, pero no para generar un proyecto ilusionante de país.

A la política actual solo le queda contentar a las minorías, en algunos casos amplias mayorías, para generar ilusión en algunas capas de la población.