En el libre mercado el consumidor es el rey    

Con el tiempo veremos si el Estado, en la República Argentina, pasa a la reserva con todas las de la ley y el consumidor es efectivamente el rey en una economía de libre mercado

Tan interesante es el acceso de Javier Milei a la presidencia de la República Argentina como la teoría que le acompaña. Javier Milei, discípulo del economista Murray N. Rothbard –escuela austriaca línea Ludwig von Mises-, conocido como el “señor libertario” y “el enemigo más grande del Estado”, nos invita a poner en práctica el llamado “credo libertario”. La defensa sin complejos del laissez faire, laissez passer de los liberales de la Francia del XVIII.  

La apología del ‘laissez faire, laissez passer‘ 

En síntesis, un mercado libre de trabas, la abolición de todos los obstáculos que impiden al hombre eficaz e industrioso prevalecer sobre sus más torpes e ineficientes competidores, la supresión de todo lo que perturba el desplazamiento de la persona y la circulación de las mercancías y la desestatización. Eso es el laisser faire, laissez passer y eso es lo que defienden Murray N. Rothbard y Javier Milei.   

Un laisser faire, laissez passer que, en palabras de Ludwig von Misses, “ha caído en desgracia” (La acción humana, 1949) y conviene retomar. Frente al intervencionismo o la planificación, lo que reclama el lasser faire, laissez passer es dejar a todos los individuos en libertad para que cada uno decida cómo cooperar en la división social del trabajo y que sean los consumidores –el mercado- quienes determinen lo que los empresarios han de ofrecer en el mercado. En eso está también Javier Milei. La guía del libertario argentino: el trabajo del maestro Murray N. Rothbard titulado Por una nueva libertad. El manifiesto libertario (edición ampliada de 1978).   

(Entre paréntesis: aunque Javier Milei publicó El camino del libertario en 2002, es la obra de Murray N. Rothbard la que marca el paso del argentino. “La dicha de toparse con Murray Newton Rothbard”, afirma Javier Milei en su libro).   

La masa no tiene ideas propias ni pensamiento independiente 

El libertario argentino, a la manera del libertario neoyorquino Murray N. Rothbard, rechaza cualquier tipo de agresión contra los derechos de la persona y de la propiedad privada. ¿Quién es el enemigo de esos derechos? No hay duda alguna: el Estado. Por mejor decir, el Estado depredador del bienestar. Sí, el Estado nos protege. Pero –pregunta el señor libertario-, ¿quién nos preserva del Estado? Nadie, porque el Estado lo monopoliza todo y se arroga el monopolio de la violencia y las decisiones que crea pertinentes.   

¡Cuide su vida y su bolsillo!       

Algo hay que hacer si tenemos en cuenta que la ciudadanía –la “masa”, dice nuestro economista- no tiene ideas propias, ni pensamiento independiente, y acepta pasivamente cualquier idea promulgada por el Estado y su cuerpo de funcionarios e intelectuales que forman y conforman la opinión pública. A lo que hay que añadir que el Estado se publicita a sí mismo como una institución indispensable para contener a una masa siempre culpable de lo que ocurre. Un Estado “parasitario” que, por lo demás, “arrebata ávidamente” los recursos materiales de los ciudadanos. ¿Qué hacer ante esta circunstancia? La regla básica: “cuando el gobernante alce la voz pidiendo ‘sacrificios’, ¡cuide su vida y su bolsillo!” Y algo más.    

Una sociedad sin Estado y una sociedad sin gobierno formal   

¿Qué hacer ante o frente al Estado? Murray N. Rothbard, siguiendo el “credo libertario” –libertad personal, propiedad del cuerpo, propiedad privada, control de los recursos propios y libertad de empresa- plantea una sociedad sin Estado y una sociedad sin gobierno formal.  

De la teoría a la práctica, propone la reducción/derogación de unos impuestos que debilitan a los ciudadanos más pobres o menos capacitados –disminuyen el ahorro, la inversión y la creación de puestos de trabajo- y acaban bajando la productividad. Otra propuesta: una reducción equivalente en el gasto gubernamental que disminuiría el derroche del “mal llamado Estado Asistencialista” en gastos improductivos. ¿Cómo ayudar a los pobres? El Estado debe “apartarse” de ellos para dejar el camino libre a sus energías productivas. De esta manera, los más necesitados –lo mismo ocurre con los ricos y las clases medias- conseguirán “un enorme aumento del bienestar y el nivel de vida”.  

El presidente de Argentina, Javier Milei. EFE/ Gala Abramovich
El presidente de Argentina, Javier Milei. EFE/ Gala Abramovich

Por lo demás, el economista, tout court, respalda la abolición del sector público. Esto es, la privatización de la protección policial, las calles y las autopistas, el transporte, las comunicaciones, la educación o la Justicia; todo ello -la propiedad y el servicio-, estaría en manos de unas empresas privadas eficientes que ofrecerían mercancías a un precio razonable –la competencia- en un mercado libre.   

Murray N. Rothbard resume el programa libertario en una sola frase: “la abolición del sector público, la conversión de todas las operaciones y servicios que están a cargo del gobierno en actividades realizadas en forma voluntaria por empresas privadas”. Después del resumen llega el reto: “coraje para ser utópicos, abandonar el Estado Leviatán y probar la libertad”. Y es que “en el libre mercado el consumidor es el rey”.  

La esperanza libertaria y la guerra cultural  

El triunfo de Javier Milei no es el triunfo de la economía libertaria en sí misma, sino el de la economía libertaria –por mejor decir, la esperanza en la economía libertaria- en la República Argentina.  

En un país paralizado y polarizado –la “grieta”, dicen- en que la democracia está en crisis, en que la economía está dominada por un sector público ineficiente –corrupción, pésima gestión del gasto público y burocracia desorbitada-, en una sociedad empobrecida –una tasa alta de desahuciados y desesperados y una inflación literalmente galopante- en que los políticos son considerados privilegiados y culpables con sueltos altos, trabajo seguro e impunidad judicial; en un país así (encuesta realizada por GOP y Trespuntozero, 2/9/2023), ante el fracaso del sistema, la alternativa libertaria aparece como una opción. De momento, solo eso.  

Con el tiempo veremos si el Estado, en la República Argentina, pasa a la reserva con todas las de la ley -¿cómo pactar con el Estado que se quiere eliminar? ¿Javier Milei puede convertirse en una variante del Estado soy yo?- y el consumidor es efectivamente el rey en una economía de libre mercado.  

Vale decir también que, en nuestros lares, el experimento libertario podría convertirse en un elemento más de la guerra cultural. O, quizá, podría contrarrestar la omnipresencia y omnipotencia de un Estado que, como ocurre con los impuestos, nos acompaña toda la vida. Para bien y para mal.