Legislatura colapsada

El gobierno de la Moncloa, a estas alturas, no tiene un proyecto de país para esta legislatura

Atrincherarse en la Moncloa no es lo mismo que gobernar. Y así se está quedando Pedro Sánchez, aferrado al timón de un barco a la deriva porque su tripulación no para de emitir señales cada vez más contradictorias. Más allá de su cruzada contra la extrema derecha, no hay consenso posible sobre un rumbo claro.

Agobiado por las investigaciones judiciales en su entorno familiar, condicionado por la imputación de su hombre en la Fiscalía General del Estado, Álvaro García Ortiz, y con su imagen hundida desde que salió por piernas en su visita a la zona cero de las inundaciones valencianas en Paiporta.

No solo por la vergonzosa situación de haber dejado a los Reyes atendiendo a los vecinos desesperados sino porque la investigación de la Guardia Civil tiró por el barro (y nunca mejor dicho) su teoría sobre la conspiración ultra para atacar a la  comitiva.

Con dos vicepresidentas ‘tocadas’. La ministra de Hacienda, literalmente abrasada tras su torpe negociación de la reforma fiscal. Y la ministra para la Transición ecológica, explícitamente cuestionada como candidata a ser una de las comisarias europeas porque el PP le ha puesto la proa al señalarla como una de las responsables de la dejación e incomparecencia en la tragedia valenciana a partir del momento en que la Confederación Hidrográfica del Júcar no dio los avisos pertinentes.

Tan preocupada por su carrera, tan despreocupada por la suerte de los valencianos. Ya lo dijo el Partido Popular Europeo: la Dana lo cambia todo. Pero ni el foco sobre el presidente valenciano Mazón, para descargar sobre él toda la responsabilidad de la pésima gestión de la tragedia de las inundaciones, logra desviar la atención sobre la situación de un gobierno que, a estas a alturas, no tiene un proyecto de país para esta legislatura ¿Cómo lo va a tener con socios tan dispares que están dispuestos a abatir el barco con tal de no defender el Estado de derecho? 

«Los presupuestos, en el alambre por los malos oficios del Gobierno»

Tanto es así que ni la mayoría del bloque de investidura de Pedro Sánchez es ya lo que era. Este barco está naufragando en el momento clave del año, cuando el gobierno tiene que presentar las Cuentas públicas  y nada hace presagiar que lo vaya a lograr antes de que finalice el año.

Los presupuestos para el 2025 están en el alambre por los malos oficios de este gobierno. Junts impidió que se aprobara el techo de gasto el pasado mes de julio y, ahora, la chapucera negociación de la ministra Montero sobre la reforma de las medidas fiscales ha provocado un aplazamiento de la Comisión de Hacienda del Congreso hasta el próximo lunes. Veremos si hay margen para el acuerdo porque la Moncloa ha conseguido enfrentar a todos sus socios.  

(Foto de ARCHIVO) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, en el Palacio de La Moncloa, a 11 de noviembre de 2024, en Madrid (España). El Consejo de Ministros ha aprobado un conjunto de medidas laborales para los trabajadores afectados por la DANA. Este paquete de medidas es el segundo que adopta el Gobierno. Este escudo laboral', que tendrá efectos retroactivos desde el 29 de octubre, estará integrado por diversas medidas, como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por fuerza mayor o por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ETOP), a los que podrán acogerse empresas radicadas en las zonas sacudidas por la DANA pero también aquellas que justifiquen que su actividad se ha visto afectada por el temporal. Eduardo Parra / Europa Press 11 NOVIEMBRE 2024;CONSEJO DE MINISTROS;GOBIERNO;AYUDAS;DANA 11/11/2024
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Foto: Europa Press.

El gobierno quiso colar otro gol (como el de la convalidación de las penas de los condenados de ETA en el extranjero, como el del cambio de normas para hacerse con el control del consejo de administración de RTVE, entre otros) en la trasposición de la directiva europea que contempla el 15% en el impuesto de Sociedades para las multinacionales.

Y la ministra María Jesús Montero que había intentado gravar a los bancos y las energéticas y se encontró con la amenaza de Repsol de retirar inversiones millonarias en la planta de Tarragona y con la reacción de Junts (la negociación con el PNV tuvo otro cariz de compensación foral) optó por frenar el impuestazo al sector eléctrico.

Y la vela cambió de orientación al rebelarse la  otra parte de la tripulación. Los socios de la extrema izquierda (Sumar, Podemos, ERC, Bildu) pusieron el grito en el cielo y la compensación que se le ocurrió al gobierno no pudo ser más torpe por sus excesos confiscatorios . Más impuestos a los seguros médicos de la sanidad privada.

Y topó con el dique del PNV, consciente de la buena imagen que tiene el sistema mixto de sanidad que funciona en el País Vasco. Y gravar a las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria. A ver que tal. Y las afectadas ya han anunciado su intención de marcarse un Ferrovial cuya matriz dejó de ser española para cotizar en la Bolsa de Amsterdam hace más de un año. 

«La situación, cuando debería estar garantizada la aprobación de las cuentas públicas, no puede ser más caótica»

La situación, en los últimos meses del año cuando debería de estar garantizada la aprobación de los presupuestos, no puede ser más caótica. La reforma fiscal está vinculada al quinto pago de los fondos europeos. Y Junts ya ha avisado. Sus pactos no se trocean. O todas sus enmiendas salen adelante o nada. Justo lo contrario de lo que pide el PP.

Si el gobierno renuncia al impuestazo fiscal, los de Feijóo apoyarían la directiva europea. ERC protestando por el trato de deferencia hacia el grupo de Puigdemont. Vetos cruzados que le impiden al gobierno marcar un rumbo claro de proyecto de país.

Y la ciudadanía solo quiere que le resuelvan los problemas. Y la cartera. Menos ideología y más pragmatismo, como dijo el ex presidente del BCE y de Italia, Mario Draghi, firme defensor de bajar los impuestos a la energía, por cierto.