La legislatura de la basura

El largo tiempo que queda para el fin de la legislatura de Pedro Sánchez quedará marcada por los escándalos políticos y las manipulaciones del Gobierno para taparlos

“Los minutos de la basura” es una expresión que conocen bien los aficionados al baloncesto como el presidente Pedro Sánchez. Viene de la NBA (la expresión, digo) y define el tiempo del último cuarto del partido en el que ya está todo prácticamente decidido, pero hay que dejar que corra el reloj para que el encuentro termine según lo reglamentado.

Este “tiempo basura” también se aplica al fútbol y otros deportes donde ya se sabe que, ocurra lo que ocurra, nada va a cambiar el resultado final. Me temo que, tal y como están las cosas en España, tendremos que ampliar esta expresión más allá del campo deportivo y aplicarla al político para definir cuánto le queda al Gobierno de Sánchez.

La ruina ética detrás de la legislatura de la basura

Lo dramático de la situación política no es tanto el tiempo que tenemos que seguir soportando hasta que se convoquen nuevas elecciones generales (que también), como el deterioro que se va a seguir generando en las instituciones del país.

Esta legislatura de la basura no va a estar definida por una mayor o menor derrota del Ejecutivo, cuando le llegue la hora, como por los escombros morales y el rastro de ruina ética que está dejando tras de sí.

A diferencia de los partidos de baloncesto, “los minutos de la basura” en política pueden acabar ocupando la mayor parte de la legislatura. Y ese es el riesgo que corremos ahora en España

Que Pedro Sánchez terminará su mandato algún día es de esperar. Ya saben el dicho de que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Pero la cuestión es cuándo. Porque a diferencia de los partidos de baloncesto, “los minutos de la basura” en política pueden acabar ocupando la mayor parte de la legislatura. Y ese es el riesgo que corremos ahora en España.

Las nulas consecuencias de los escándalos políticos

La sucesión de escándalos de corrupción y malversación, que implican al Gobierno y al PSOE en su conjunto, ya habrían tenido consecuencias inmediatas en cualquier país democrático.

Si en el nuestro no las ha tenido todavía es precisamente gracias a la sumisión de muchas instituciones, teóricamente independientes, al poder político de quienes llevan las riendas del país. Y este poder, carcomido hasta el tuétano, solo se prolongará en la medida en que algunos organismos del Estado, nacidos como contrapeso democrático, renuncien a la función que les fue encomendada por la sociedad española.

Medios de comunicación públicos y privados subvencionados impúdicamente se prestan al apuntalamiento de una casa en ruinas que se les caerá encima si no se apartan a tiempo.

Porque el Gobierno de Pedro Sánchez se ha convertido en eso, en una demolición descontrolada que amenaza gravemente todo cuanto le rodea. Quienes participan y contribuyen a la manipulación informativa, a llamar a las cosas según les digan sus jefes desde la Moncloa, a utilizar medios y dinero público para hacer sondeos tendenciosos; quienes apoyan con sus votos el mantenimiento de esta corrupción demostrada deberán rendir cuentas, cuando termine este “tiempo de la basura”, ante la sociedad.

La credibilidad de España en riesgo

La acción desesperada de este Gobierno, completamente desbordado por los acontecimientos, con casos de corrupción que afectan ya a los círculos más próximos del propio presidente, está poniendo en serio riesgo la credibilidad de España en los ámbitos donde nuestro país se juega el ser o no ser.

Europa nos mira con desconfianza. La utilización torticera y hasta fraudulenta de los fondos económicos y las ayudas financieras nos sitúan entre la gente de poco fiar. Por no hablar de Puigdemont y la demencial ley de amnistía. Y todo esto es algo que le debemos a Pedro Sánchez y a cuantos forman parte del ‘Gobierno de progreso’ que vinieron para acabar con la corrupción y han terminado normalizándola.

Pobreza económica y moral

Porque eso es exactamente lo que quieren, que veamos esta legislatura de la basura como algo normal. Mientras el país se empobrece no solo en lo económico sino también moral y anímicamente.

Qué pueden pensar si no todas las familias que perdieron seres queridos durante la pandemia cuando escuchan que desde el Gobierno se enriquecieron engañándonos con mascarillas en muchos casos inservibles. Ábalos, Koldo el aizkolari, Armengol, Marlaska, Illa, Puente, la esposa del presidente, el hermano de Koldo, su hija y su suegra, una compañía aérea, las maletas de Delcy, otros que traficaban con armas, la vicepresidenta Montero pidiendo explicaciones al PP y un ‘superjefe’ que, al parecer, vuelve a ser la X que siempre hay que despejar cuando la corrupción se adueña de un gobierno del PSOE.

Demasiada basura para una legislatura recién empezada. Que alguien nos haga el favor y pite el final.

Ahora en portada