¿Deben Le Pen y el gaullismo ir juntos a unas elecciones?
Para muchos franceses la idea de que Ressemblement National y el Partido Republicano se unan es como unir a los que desembarcaron en Normandía con los que defendían la playa
Hace muy pocos días se conmemoró el 80º aniversario del desembarco de Normandía y, caprichos del destino, una semana después Ressemblement National (RN), el partido de Marine Le Pen, al que mucho consideran heredero de la Francia de Vichy, ganó de forma muy contundente las elecciones europeas en Francia.
Emmanuel Macron, presidente de la República francesa, reacciono con una convocatoria anticipada de elecciones legislativas. Dado que el sistema electoral francés es mayoritario y exige vencer en la segunda vuelta en cada circunscripción para obtener el escaño en liza la idea de Macron es que un frente de todos los partidos contra el candidato lepenista frenará el ascenso de RN. Es una apuesta arriesgada y, por ahora, las encuestas le contradicen.
La búsqueda de Macron de un frente anti Le Pen
La última vez que en Francia un presidente realizó una jugada parecida fue Jacques Chirac con el objetivo de apuntalar a su delfín, Alain Juppé, y el resultado fue que el socialista Lionel Jospin acabo siendo el nuevo inquilino de Matignon, residencia del primer ministro.
Tras la convocatoria electoral la izquierda se ha dado prisa en cerrar un acuerdo del partido socialista, el partido comunista, la Francia insumisa y los verdes bajo la marca, que tan malos recuerdos nos trae a los españoles, Frente Popular. Una izquierda unida puede ayudarles a vencer, pero también es un incentivo a participar para los votantes moderados y conservadores.
Le Pen ha intentado un acuerdo con el Partido Republicano (LR), y cerró un trato con su presidente, Eric Ciotti, pero ese acuerdo ha abierto en canal a los Republicanos. El partido Republicano es el preservador del legado del General De Gaulle, para muchos franceses la idea de que RN y LR se unan es como unir a los que desembarcaron en Normandía con los que defendían la playa y bajo esa premisa son muchos los republicanos que no aceptan dicho acuerdo y si el mismo se llega a materializar se marcharán con Macron.
La crisis en la derecha francesa
El conflicto sobre la colaboración entre la derecha de tradición demócrata cristiana y la derecha surgida en los últimos años al calor de los problemas derivados de la emigración ilegal, la delincuencia y el papel difícil de entender, para muchos, de Bruselas en especial en materias como el medio ambiente, no es solo francés, pero por motivos históricos es especialmente complejo en Francia.
Un ejecutivo en manos de Meloni en Italia y otro en manos de la extrema izquierda en Francia con una Alemania debilitada de árbitro no es un horizonte muy halagüeño
¿Sigue siendo RN un partido de extrema derecha como el que creo Jean Marie Le Pen? No lo parece. ¿Siguen siendo los Republicanos los únicos y legítimos depositarios del legado de De Gaulle? Con su pérdida de peso electoral tampoco lo parece.
Desde 2012, con Sarkozy, los Republicanos no han conseguido clasificar a un candidato para la segunda vuelta presidencial y en 2017 y 2022 se enfrentaron un centrista como Macron contra una autoproclamada patriota francesa como Marine Le Pen. En 2022 Le Pen llegó hasta los 13 millones de votos.
La unión hace la victoria en Francia
La duda es inevitable: en un sistema de mayorías, unirse favorece la victoria. Tener reparos basados en la historia, es legítimo, pero en base a esa misma historia, no unirse y favorecer el acceso al poder al partido comunista y a la Francia Insumisa -que vienen a ser lo mismo- puede llevar a Europa a la ingobernabilidad. Un ejecutivo en manos de Meloni en Italia y otro en manos de la extrema izquierda en Francia con una Alemania debilitada de árbitro no es un horizonte muy halagüeño para los intereses de los franceses ni de los europeos en general.
Meloni, líder de Fratelli d’Italia, un partido alineado en el conservadurismo nacionalista, gobierna con ministros de economía y exteriores pertenecientes a Forza Italia, enclavados en la familia popular europea y el resultado como se está viendo en la cumbre del G7 en Bari no es malo para los italianos ni para los europeos.