La geopolítica como ocultación de la realidad

La geopolítica y la geohistoria resultan muy esclarecedoras para comprender los procesos históricos y las relaciones de amistad y enemistad entre los países

Se suele utilizar la jerga de la geopolítica para poder explicar las devastadoras consecuencias de masacres como la guerra desatada en Gaza, con más de 25.000 muertos, la espiral militar por parte de EEUU en Yemen para acabar con los Hutíes apoyados por Irán o los ataques israelíes en Damasco para destruir un arsenal de misiles en el que han muerto cuatro miembros de la Guardia Revolucionaria iraní.

La geopolítica es utilizada como lenguaje para borrar la imagen de muertos, de los heridos y de las poblaciones devastadas. La geopolítica es un filtro utilizado como la mejor manera de racionalizar las motivaciones que desencadenan las guerras sin tener que ver los rostros de las víctimas, ni escuchar los testimonios de aquellos que sufren la violencia.

A medida que se va estabilizando entender las guerras en Ucrania y Gaza como un conflicto que solo puede acabarse por la vía de las armas, la geopolítica se va convirtiendo en un modo de darle al conflicto una lectura económica, de hegemonía política o militar. Se apela a que lo que está en juego es preservar el viejo orden internacional liderado por EEUU o que aflore un nuevo orden en que sean nuevos actores los que lideren la política, economía y cultura internacional.

Muchas personas ignoran que la mayoría de los análisis geopolíticos que se realizan no son producto de entidades académicas autónomas e independientes de la influencia de los Estados que la financian, sino que deben encajar y adaptarse, en cada momento, con los intereses de los países que las sustentan. La geopolítica y la geohistoria resultan muy esclarecedoras para comprender los procesos históricos y las relaciones de amistad y enemistad entre los países.

DAFNA (ISRAEL) 06/01/2024.- Las calles del kibutz Dafna, en el norte de Israel a un kilómetro de la frontera con Líbano, permanecen vacías tras haber sido evacuado. La tensión en la frontera entre Israel y Líbano, donde desde hace casi tres meses se suceden las hostilidades entre Hizbulá y el Ejército israelí, crece cada día en medio de la incertidumbre de miles de desplazados y el miedo a sufrir un ataque como el de Hamás desde Gaza. EFE/ Luis Ángel Reglero
Las calles del kibutz Dafna, en el norte de Israel a un kilómetro de la frontera con Líbano, permanecen vacías tras haber sido evacuado. . EFE/ Luis Ángel Reglero

Sin embargo, cuando los principales actores políticos, EEUU, China, Rusia o Unión Europea, se ven envueltos, en mayor o menor medida, en una guerra, ésta sirve para justificar las acciones y para darles un carácter técnico. Sería un error minimizar la importancia del estudio de los comportamientos históricos de los países; de la influencia que tiene la geografía en su historia; de no aprender de las repeticiones, reiteraciones, trayectorias, tendencias y patrones que permiten desvelar sus conductas y decisiones.

La geopolítica es utilizada como lenguaje para borrar la imagen de muertos, de los heridos y de las poblaciones devastadas

Debemos permanecer alerta y oponernos a aceptar que todo quede reducido al argumento de que los conflictos bélicos son el resultado de la historia de los países y de la evolución de los campos de potencia económicos, políticos, militares, tecnológicos, culturales e incluso estéticos. Debemos rechazar el determinismo geográfico que justifica acciones humanas sangrientas, crueles y violentas.

Los actuales escenarios de guerra no solo se pueden explicar desde las motivaciones económicas de los países, la seguridad de las vías de comunicación, del abastecimiento y el control de las materias primas o el dominio del territorio. No se puede ocultar que quien controla los drones, los misiles, las bombas, las balas, los sistemas de comunicación, la información y la desinformación son hombres y mujeres que mandan a otros a luchar apelando a valores humanos, como la dignidad y el honor, y a términos de concepto teológico-político, como son la legítima defensa o la guerra justa.