Begoña Gómez, la kryptonita de Pedro Sánchez
Para los suyos es un “Superman” de la política el único capaz de unir elementos cuya composición química les llevaría a repelerse en condiciones normales
Hasta ahora Pedro Sánchez ha sido capaz de salvar todos los obstáculos que se le han presentado y que a cualquier otro le hubieran costado seguir como inquilino en la Moncloa. Incluso la derrota electoral del pasado 23-J acabó siendo para él una victoria en la medida en que impidió que el PP, verdadero ganador de esos comicios, pudiera gobernar.
Para los suyos es un “Superman” de la política. El único capaz de unir elementos cuya composición química les llevaría a repelerse en condiciones normales. Un “Frankenstein” que tiene tanta fuerza como desvergüenza, una combinación que le permite decir una cosa y la contraria sin que le pase factura. Un prodigio de la naturaleza que es capaz de exigir al rival político los escrúpulos de los que él carece a la hora de buscar pactos; porque si los hace el PSOE es de progres. Si es el PP, de fachas. Y así.
Se ha instalado entre buena parte de la clase periodística, e incluso política, la idea de que Pedro Sánchez es imbatible a la hora de crear bombas de humo y efectos de pirotecnia mediática para distraer la atención del personal y llevarla a los asuntos que a él le convienen. Es un artista creando bulos y acusando a los demás de hacerlo.
Ha puesto tanto empeño en anunciar la llegada de la ultraderecha que tiene ya el cheque en blanco de sus votantes para hacer y deshacer como le plazca, aunque eso conlleve desmantelar nuestra democracia de arriba abajo. Es tal la comunión de intereses con una parte de la sociedad española que se empieza a antojar imposible que pueda ser derrotado democráticamente ni tan siquiera a largo plazo.
Sánchez sabe que las recomendaciones de su mujer en la adjudicación de contratos públicos a empresas que luego le ayudaron a ella en el desarrollo de su carrera profesional le van a debilitar notablemente
Pero los escándalos constantes, sonantes y continuos de su mujer, Begoña Gómez, parecen ser la “kryptonita” que amenaza al “Superman de la Moncloa”. Es difícil seguir acusando a la máquina del fango y a la conspiración de la ultraderecha y sus malvados medios de lanzar insidias sin pruebas, cuando son los jueces quienes llaman a declarar a su señora en calidad de investigada, con lo que queda imputada formalmente.
Son ya demasiados los “extraños” vínculos de Begoña Gómez con empresarios que han sacado réditos de la estrecha colaboración mantenida con ella.
De momento se trata de la investigación de varios asuntos que pueden no tener repercusión legal. Es decir, que no se tipifiquen como delito propiamente dicho. Pero parece claro que el proceder de la esposa del Presidente, más allá de que sea sancionable por la Ley en nuestro país, está severamente castigado en los países de nuestro entorno a los que tanto nos queremos parecer cuando se aplican otras leyes.
De todas formas, el titular del Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid, Juan Carlos Peinado, ha citado a declarar el próximo 5 de julio a la esposa del Presidente del Gobierno. La instrucción se centra en algo que cuando menos huele mal: el empresario Juan Carlos Barrabés se benefició de adjudicaciones públicas millonarias después de que Begoña Gómez firmara varias cartas de recomendación.
Los escándalos constantes, sonantes y continuos de su mujer, Begoña Gómez, parecen ser la “kryptonita” que amenaza al “Superman de la Moncloa”
Y, ¡Oh casualidad! después de que este mismo empresario financiara en la Universidad Complutense el máster “Transformación Social Competitiva” que dirige la ahora investigada Begoña Gómez.
Si la justicia acaba declarando culpable de algún delito a Begoña Gómez, Pedro Sánchez tendrá las horas contadas como Presidente del Gobierno. Tratar de continuar con una condena por corrupción en su propia casa superaría todo lo imaginable, cualquier cálculo político basado en la razón y la lógica.
Esto haría saltar por los aires todos los cálculos contemplados hasta ahora por los analistas de la Moncloa. Ahora bien, tampoco descartemos que incluso una sentencia condenatoria contra la esposa del Presidente (la Presidenta, que diría Patxi López) se interprete como un golpe de Estado perpetrado por jueces que practican el “lawfare” y una ultraderecha capaz de cualquier cosa.
De todas formas, haya o no condena, Pedro Sánchez sabe que las recomendaciones de su mujer en la adjudicación de contratos públicos a empresas que luego le ayudaron a ella en el desarrollo de su carrera profesional le van a debilitar notablemente. Son la “kryptonita” que le impide utilizar toda su fuerza en desviar la atención hacia otro lado. Aun así lo intentará.
Habrá medios que este verano insistirán en el cambio climático, en las altas temperaturas inusuales en agosto, en fenómenos nunca vistos… Todo menos enseñarnos que la Moncloa se ha convertido en el planeta Krypton.