Koldo debilita a Sánchez y refuerza a sus socios depredadores
Solo se logran las adjudicaciones que Koldo obtuvo si desde el poder político se presiona y se corrompe a funcionarios y eso convierte a España en un país gobernado por mafiosos
Tras saber que “el asistente” personal del exministro de Transportes facturo 53 millones en un año gracias a las gestiones con su jefe, diversos ministerios y comunidades autónomas la pregunta es inevitable ¿Es imposible que fuera de los países escandinavos haya un gobierno que no acabe sucumbiendo a la corrupción?
Antaño se creía que la corrupción anidaba en los gobiernos cuando estos se eternizaban en el poder, pero el caso que nos ocupa pone de manifiesto que el sanchismo ya llego al poder con síntomas de podredumbre dado que entre la moción de censura, que dio la presidencia a Sánchez, y la pandemia, en la que Koldo llevo a cabo las operaciones para lucrar y financiar a no se sabe aún cuanta gente del PSOE, solo paso un año y medio.
Cual una peste medieval que se expande a toda velocidad de forma imparable, el asombroso éxito comercial de la empresa de Koldo, una especie de mayordomo-testaferro del ex número 2 del PSOE, José Luis Ábalos, no solo ha tocado al gobierno sino también al parlamento dado que la hoy presidenta del Congreso, Francina Armengol, en su época de presidenta del gobierno de Baleares adjudico a Koldo contratos millonarios. Ante la nueva debilidad de Sánchez sus socios separatistas se frotan las manos, podrán subir la minuta que cobran a cambio de su apoyo.
Los norteamericanos dicen que solo hay siete pasos entre cualquier ciudadano estadounidense y el presidente de los Estados Unidos. Entre Koldo y Pedro Sánchez solo hay dos y eso inquieta al presidente. Sumar y ERC ya han sido amaestrados y son sanchismo orgánico y, en consecuencia, callarán, pero Bildu, Junts, o Podemos son otra cosa y no hay duda que podrán precio a mantener a Sánchez en Moncloa.
La corrupción en política es acumulativa y a la larga castiga a quien la protagoniza, se aprovecha de ella directa o indirectamente o a quien simplemente la tolera
En el caso de Tito Berni, que tiene un asombroso parecido físico a Koldo, el núcleo del poder podía afirmar que era un caso aislado. En el caso Koldo/Ábalos la metástasis ha sido inmediata: el gobierno, el partido en el gobierno, dos comunidades autónomas y la mesa del congreso están contaminadas. Ni Armengol, ni Illa, ni Torres, ni Sánchez, ni Ábalos, nadie sabía nada.
Según parece hemos de creernos que Koldo consiguió infiltrarse, sin conocimiento de sus jefes, en los órganos de adjudicación de diversos ministerios y comunidades autónomas y logró que su empresa, que el año anterior al COVID había facturado la inmensa cantidad de 0 euros, fuera receptora de infinidad de contratos multimillonarios.
Koldo es suficientemente importante para salir citado en los libros que Irene Lozano escribe y Pedro Sánchez firma, pero luego nadie parecer saber nada de la vida del tipo que para conseguir tantos contratos y mover tantos papeles como son necesarios para que una administración realice una adjudicación debe de haber pasado horas y más horas en Nuevos Ministerios y otras dependencias oficiales.
Una empresa que no esté encabezada por “un asistente personal del secretario de organización del PSOE” y por “un militante ejemplar” como Koldo para presentarse a un concurso público debe realizar mil trámites, demostrar su solvencia, estar al día del pago de tributos, poner un aval y realizar una oferta técnica y económica solvente.
Como en la campaña de los impuestos, lo de Koldo es magia…negra. Solo se logran las adjudicaciones que Koldo obtuvo si desde el poder político se presiona y se corrompe a funcionarios y eso convierte a España y a su gobierno en un país gobernado por mafiosos.
Sánchez consiguió la reelección como presidente del gobierno a pesar de que su partido había sido condenado en el caso de los ERE de Andalucía, el caso de corrupción más grave de la historia democrática de España desde la perspectiva de la magnitud económica del mismo.
Ese caso no era imputable directamente a él, lo de Koldo sí. La corrupción en política es acumulativa y a la larga castiga a quien la protagoniza, se aprovecha de ella directa o indirectamente o a quien simplemente la tolera. Koldo, sin duda, deja a Sánchez tocado, muy tocado y a sus socios felices, muy felices.