El jueves negro de Sánchez: depender de Podemos, Orbán, Meloni y Aldama 

Si el PNV es como el canario en la mina, parece que el gobierno “Frankenstein” corre peligro por presencia de gas grisú y consiguiente derrumbe en la galería que está más a la izquierda de la veta de carbón. Ese aviso de Aitor Esteban anunciando que Podemos parece dispuesto a dejar caer a Pedro Sánchez suena como el último trino desesperado antes de la explosión interna. “Y lo harían sabiendo que llega la derecha”, advierte el peneuvista, como si su partido fuera el de los okupas antisistema y no el de los empresarios de la construcción y defensor de las grandes energéticas. 

Posiblemente Aitor Esteban ha estado tentando de decir que Podemos no es consciente de que dinamitando el “gobierno progresista” se favorece la llegada de la ultraderecha. Pero después de las negociaciones de Pedro Sánchez con Orbán y Meloni, para que Teresa Ribera sea vicepresidenta de la Comisión, se le han debido de quitar las ganas.

El PNV, que ha establecido un cordón sanitario con Vox en el Parlamento vasco, contempla como si tal cosa el cambalache del partido de sus socios con la que consideran la ultraderecha más peligrosa de Europa. ¡Ay ené! (expresión vasca de asombro), dirán en algún batzoki. Pensando no tanto en cuestiones ideológicas como en que se les puede acabar el chollo que tienen con el Gobierno de Madrid.

Esa alerta que ha puesto en marcha el PNV solo tendrá sentido si Podemos decide finalmente hacerse mayor de una vez por todas. Si Belarra e Iglesias convierten sus amenazas y pellizcos de monja en un hecho irreversible. Lo hemos comentado en alguna otra ocasión: seguir apuntalando a Pedro Sánchez con sus cuatro votos en el Congreso no les reporta ya ningún beneficio.

No es como Sumar, que necesita seguir a la sombra de Ferraz para mantener el chiringuito y cobrar a fin de mes. Es más, Podemos ha sido la primera víctima del timo piramidal puesto en marcha por Pedro Sánchez para gobernar. Son los primeros que se han quedado sin nada después empeñarse hasta las cejas, así que tendrán ganas de venganza. 

El » trilerismo” con que se maneja la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en el empeño por conseguir que el proyecto de ley de la “reforma fiscal” salga adelante, pone en bandeja a Podemos el rechazo frontal en el pleno de hoy en el Congreso. Montero ha dicho a Junts y al PNV que eliminará el impuesto extraordinario a la compañías energéticas; y a ERC, Bildu y BNG que lo seguirá manteniendo un año más. Una cosa y la contraria. Los de Podemos dicen que a ellos no les van a engañar. Veremos. 

La corrupción rodea a Sánchez

Así que todo apunta a que la jornada de hoy puede convertirse en un jueves negro particularmente duro para los intereses del Gobierno. A la incógnita de qué hará Podemos, si finalmente inflige o no un duro castigo a Sánchez votando en contra de la “reforma fiscal”, hay que añadir el anuncio hecho por Víctor de Aldama, considerado el “nexo corruptor” de la trama “Koldo”, para responder a todas las preguntas que le haga el juez.

Hay que reconocer que Pablo Iglesias “cabalga contradicciones” como nadie

Una especie de acuerdo para “tirar de la manta” y señalar directamente al ex ministro y ex secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, en la causa abierta por los fraudulentos contratos millonarios de mascarillas durante la pandemia. 

Si los casos de corrupción siguen rodeando al Presidente Sánchez en lo que parece ya un círculo sin salida, no sería de extrañar que Pablo Iglesias se lanzara a la aventura de forzar la caída del líder socialista, provocar un adelanto electoral y maniobrar para convertirse en el líder de la oposición con la derecha en el Gobierno.  

Es cierto que una parte de la izquierda siempre podría reprocharle ser el responsable de la vuelta de la derecha al poder, pero hay que reconocer que Iglesias “cabalga contradicciones” como nadie y practica el populismo discursivo más eficaz de cuantos militan en la extrema izquierda española. Hoy es el día ideal para demostrar que su intención de resurgir como el “Ave Fénix” va en serio y es algo más que un simple sueño húmedo.