Hay dos preguntas ante las que escasean las respuestas: más de 4.000 muertos después, más de 13.000 heridos, 600.000 desplazados… ¿cuál era el plan de Hamas? ¿Cómo debe ser la proporcionalidad que se le exige a Israel?
No hay respuestas claras. Pero los analistas de La Plaza comparten sin ambages el repudio a los atentados cometidos por Hamas y no sabrían medir la proporcionalidad que se exige por activa y por pasiva al gobierno de Israel, en la mayoría de los casos a kilómetros de distancia e instalados en cómodos sofás.
¿Y el Gobierno de España, que además ostenta la presidencia de turno de la Unión Europea? Tímido, por decirlo de alguna manera, inmovilizado ante la división que cualquier asunto de una mínima entidad crea en su interior.