Son las instituciones… Nobel a Acemoglu, Johnson y Robinson
Su tesis central es que las instituciones explican el progreso de las sociedades y sus cambios requieren coaliciones ganadoras que los promuevan
El Premio Nobel de Economía de este año ha sido otorgado a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson «por sus estudios sobre cómo las instituciones se forman y afectan a la prosperidad». A diferencia de otros casos, los trabajos de estos tres economistas son célebres fuera de los círculos estrictamente académicos. De hecho, tres libros de divulgación recogen buena parte de los resultados de sus investigaciones: Por qué fracasan los países (2012) y El pasillo estrecho (2019) de Acemoglu y Robinson, y Poder y progreso (2023) de Acemoglu y Johnson.
Muchos economistas han estudiado la interacción entre las instituciones y la economía. En palabras del también laureado Robert Solow, “pocas cosas son más interesantes (…) que la oportunidad de observar la interacción entre las instituciones sociales y el comportamiento económico a lo largo del tiempo y el espacio”. De hecho, este no es el primer Nobel que se otorga al institucionalismo económico.
En 1991, Ronald Coase recibió el premio por esclarecer el rol de los costes de transacción y los derechos de propiedad dentro de las instituciones y la economía. Posteriormente, en 1993, Douglas North fue galardonado por su estudio de las instituciones como restricciones formales e informales que moldean las interacciones humanas. En 2009, Elinor Ostrom —la primera mujer en ganar el premio— y Oliver Williamson fueron reconocidos por sus estudios en instituciones fuera del mercado: los bienes comunes en el caso de Ostrom y la estructura de las empresas en el de Williamson.
Lo que distingue a los tres galardonados actuales es el uso del estudio empírico para sus investigaciones, y la búsqueda de validación estadística mediante el análisis causal. La tesis central de Acemoglu, Johnson y Robinson es que las instituciones explican el progreso de las sociedades y sus cambios requieren coaliciones ganadoras que los promuevan. En estas luchas, los ganadores podrán imponer instituciones extractivas o inclusivas.
Si las mafias, el estado, los colonizadores o los funcionarios corruptos se apoderan de gran parte de los ingresos de trabajadores y empresarios ajenos al poder, los incentivos para invertir en mejoras económicas serán muy pequeños. No es fácil convencer a un grupo de familias que dominan la economía de un país de que seguirán teniendo garantizadas sus rentas en una economía más abierta.
El impacto de la colonización
Uno de sus trabajos más influyentes es el estudio seminal sobre el impacto histórico de la colonización en el desarrollo económico moderno. En este estudio, Acemoglu y sus colaboradores intentan demostrar que las instituciones establecidas en la era colonial tienen efectos persistentes sobre el desarrollo actual de los países.
En zonas tropicales de gran parte de África y América Latina, la alta mortalidad por enfermedades como la malaria desincentivó el asentamiento europeo. Para explotar los recursos de esas áreas, los colonos trajeron mano de obra africana bajo regímenes de esclavitud, el régimen institucional más extractivo. En contraste, en regiones con menor mortalidad, como Norteamérica y Oceanía, se fundaron colonias con instituciones inclusivas, destinadas a promover el desarrollo a largo plazo.
Acemoglu, Johnson y Robinson amplían el foco al analizar la prosperidad económica para incluir en su definición el PIB per cápita, pero también la desigualdad, la presencia de instituciones democráticas, la participación electoral, la salud pública, la igualdad de género, o la interacción pacífica entre grupos étnicos. Sin embargo, su investigación no ha estado exenta de críticas. Incluso dentro de la disciplina económica, la validez de su ejercicio estadístico ha sido cuestionada. Tanto es así que el comité del Nobel menciona estas críticas explícitamente.
En los últimos tiempos, se ha producido un evidente deterioro de la calidad de las instituciones en España
Una sociedad con un estado demasiado fuerte —una monarquía del antiguo régimen un estado comunista— carecerá de un contrapeso que presione para la consecución de instituciones inclusivas. Asimismo, un estado demasiado débil —una sociedad feudal o una tribal— no podrá oponerse a los grupos de poder (clanes, mafias, grandes propietarios) ni proporcionar bienes públicos.
El “pasillo estrecho” de Acemoglu se refiere al frágil pero crucial equilibrio que debe haber entre el poder del estado y el de la sociedad civil. Un país en el que las instituciones civiles como medios de comunicación, círculos culturales, sindicatos, etc., están controlados por el gobierno, no tendrá una sociedad civil que ponga coto al poder del estado.
«Coyuntura crítica»
Acemoglu también nos muestra como pequeñas circunstancias pueden ser determinantes para la existencia de este “pasillo estrecho”. Habla de una “coyuntura crítica”, una confluencia de factores que trastornan el equilibrio económico o político existente para romper el círculo de instituciones extractivas o intensificar su aparición.
Por ejemplo, la peste negra medieval que, en Inglaterra, al faltar mano de obra, produjo la introducción de más derechos para los trabajadores mientras que en Europa Oriental acrecentó los derechos de los nobles porque estos tenían más poder mientras que las ciudades eran más débiles. O si avanzamos en el tiempo, el hecho de que la Revolución Industrial naciera en Inglaterra se debió a la previa Revolución Gloriosa, que fue a su vez propiciada por la existencia de una clase comerciante pujante. Esto no se daba en España, aunque tenía Cortes, pues el gran comercio era monopolizado por el rey.
En los últimos tiempos, se ha producido un evidente deterioro de la calidad de las instituciones en España que paulatinamente están pasando a ser más extractivas. Este Nobel nos muestra que las instituciones ineficientes no persisten solo por falta de voluntad política, sino porque las élites carecen de los incentivos necesarios para implementar reformas inclusivas, incluso si esas reformas benefician a la población en general. Un ejemplo clarísimo es la reforma de las pensiones.
En definitiva, los aportes de los laureados subrayan la importancia de mirar más allá de las políticas inmediatas y enfocarse en la construcción de instituciones que promuevan el desarrollo inclusivo y sostenible a largo plazo.