Solo Europa nos puede salvar 

Los socialistas han dejado claro que más que Europa y sus problemas lo que les quita el sueño es la suerte que pueda correr ante la Justicia la mujer del Presidente

Sería una pena que la participación en las elecciones de hoy fuese baja. De ser así, volveremos a escuchar la falsa cantinela de que los españoles no creemos en Europa, o al menos en sus instituciones, tanto como sería deseable. Claro que si hay que echar la culpa de esa desafección a alguien habría que señalar con el dedo acusador a los partidos políticos que concurren en estos comicios.

Solo en contadas ocasiones se ha hablado a la opinión pública de los grandes retos que nuestro viejo continente, con su viejo contenido, deberá afrontar en los próximos años: un belicoso y amenazante Putin, una inmigración descontrolada o una economía dominada por la incertidumbre mundial, entre otros temas.  

Al votante español le han sustraído Europa y a cambio le han puesto en la disyuntiva de tener que pronunciarse a favor o en contra de Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez. Pero con la paradoja de saber que, se vote lo que se vote y gane quien gane, nadie que no sea un juez podrá condenar ni salvar al matrimonio que ahora vive en la Moncloa.

Por eso al votante español le asalta la duda razonable de quedarse este domingo en su casa a la espera de que sean otros los que decidan. Que voten en Alemania o en Países Bajos, que al fin y al cabo son los que ponen la pasta de nuestros famosos fondos. Ya lo dijo Unamuno, “que inventen ellos”. 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su mujer, Begoña Gómez, y la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. Foto: EFE/ Jorge Zapata

Nosotros, los españoles, más que pensar en Europa y en lo que podemos hacer por ella seguimos encerrados con nuestro juguete bélico preferido, que no es otro que la Guerra del 36, y el “no pasarán” que con pasionaria energía gritaba la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, en el ya famoso mitin de Benalmádena.

¡No pasarán…Y no se llevarán a Begoña al trullo!, es lo que venía a decir la vice. Porque los socialistas han dejado claro que más que Europa y sus problemas lo que les quita el sueño es la suerte que pueda correr ante la Justicia la mujer del Presidente, porque de ella depende el Gobierno y todo su tinglado. Es la Begoña de España y no la de Merimée.  

Es normal por lo tanto que el votante español esté despistado. Luego que no se lamente nadie y acabe sacando conclusiones que no debe: que si la alta abstención es un mensaje y un aviso que Europa no debe ignorar, que sigue habiendo un desconocimiento de las instituciones comunitarias y su labor…Y así. Cuando en realidad estas elecciones se han planteado como un plebiscito que se pretende definitivo, aunque todos sabemos que no lo es.

“Se vote lo que se vote y gane quien gane, nadie que no sea un juez podrá condenar ni salvar al matrimonio que ahora vive en la Moncloa”

Un decir: el Gobierno pone al frente del CIS a un señor, al que paga con dinero de todos, para que diga una y otra vez que el PSOE va a ganar. Y se equivoca siempre (o casi siempre), con el objetivo de que Pedro Sánchez pueda hablar en las campañas electorales de lo que más le gusta y mejor le funciona, la remontada frente a los ataques de la “fachosfera”. “Free Bego”. 

Se trata de una estrategia perfectamente diseñada por la legión de asesores al servicio del Presidente en la Moncloa, y que consiste en que una derrota no muy abultada se puede vender siempre como una victoria en Ferraz, donde se suma todo lo que no sea PP y VOX (¡somos más!). Y en caso de que ganen los socialistas, huelga decir que se interpretará como un triunfo de Pedro Sánchez y un respaldo a todas sus decisiones.  

Pero de la misma manera que todos sabemos que una victoria del PP no supondrá la condena de la mujer del Presidente (serán los tribunales quienes tengan la última palabra) ni la inminente convocatoria de elecciones, también es sabido que Pedro Sánchez no se cuestionará sus decisiones políticas sobre la ley de amnistía, el reconocimiento de Palestina como Estado o la defensa a ultranza de su mujer atacando a jueces y mandándonos todas las cartas de enamorado que hagan falta.  

Se sabe, antes de abrir las urnas y conocer el resultado, que todas las interpretaciones y lecturas encaminadas a cuestionar la continuidad de Pedro Sánchez caerán en saco roto. Su objetivo no es tanto gobernar como mantenerse en el Gobierno. Ni gestionar un país tanto como su estrategia para seguir en el poder. Solo convocará elecciones cuando entienda que es mejor para sus intereses, salvo que circunstancias extraordinarias vinculadas con su mujer (o su hermano) le obliguen a ello. 

Mientras tanto Alberto Núñez Feijóo se irá mustiando y con él buena parte de la sociedad española presa ya de la desidia. De esta solo nos puede salvar Europa. 

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