Elecciones País Vasco: ganan los independentistas que no quieren serlo
Si el PNV no ha sido superado con amplitud por Bildu se debe a la reacción de muchos indecisos de corte conservador que a última hora se han visto espoleados por el temor a que los herederos de ETA se alzarán con la victoria
El PNV no pactará con EH-Bildu el futuro Gobierno Vasco. Sabe que si se sube al mismo coche pueden acabar como “Thelma y Louise”. Los nacionalistas de Andoni Ortúzar se ponen el jersey sobre los hombros solo los fines de semana y en las campañas donde hablan de independencia y de una Euskadi libre en el marco de Europa y bla, bla, bla.
Pero los lunes, cuando hay que volver al trabajo, a dirigir este régimen clientelar de empresas, organismos y sociedades que tantos votos y poder les reporta, se ponen de nuevo la chaqueta y la corbata para ocupar el correspondiente despacho de dirección. No tienen ni las más mínima intención de viajar en el mismo gobierno con EH-Bildu. Si quieren despeñarse ellos, que lo hagan.
El PSE-PSOE es un socio menos exigente, es más cómodo y sale más barato. Nunca pisará el acelerador para huir hacia ningún sitio. Se dejará llevar, en todo caso, hacia otro tipo de suicidio pero con Pedro Sánchez al volante. El PNV, como EH-Bildu, también se define “abertzale”, que aunque su significado literal es “patriota”, en terminología política viene a significar independentista.
Pero independentista a otra velocidad. A muy largo plazo. Hay incluso quien compara el independentismo de los herederos de Sabino Arana con el “Cielo” de los católicos creyentes: es un anhelo, pero cuanto más tarde llegue, mejor.
Y muchos votantes vascos piensan igual. Si el PNV no ha sido superado con amplitud por Bildu se debe fundamentalmente a la reacción de muchos indecisos de corte conservador que a última hora se han visto espoleados por el temor a que los herederos de ETA se alzaran con una victoria que pusiera en peligro el actual “oasis vasco”.
Ya saben, ese milagro económico perfectamente explicado en estas mismas páginas que hace que los habitantes de esta comunidad autónoma gocen de unos privilegios que no tienen otros españoles.
Y esto hace que el PNV se reafirme una vez más como el partido guía, la formación pragmática alejada de radicalismos. Es más, cuando hablan de independentismo lo hacen pensando tan a largo plazo que llegará un momento que no hará falta ni convocar un referéndum de salida de España, porque será España la que habrá salido del País Vasco. El constitucionalismo perderá por incomparecencia.
EH-Bildu sabe que el tiempo corre a su favor
Si se calcula que fueron cerca de 200.000 las personas que se tuvieron que ir como consecuencia del terrorismo será difícil que alguna se plantee el regreso a una tierra donde el nacionalismo independentista alcanza el 70% de los votos. En este contexto es un milagro que Vox repita y el PP siga manteniendo su presencia e incluso la mejore con un parlamentario más. Esta pequeña alegría para los de Núñez Feijóo tendrá seguramente otras lecturas para las aspiraciones a nivel nacional.
Los socialistas de Eneko Andueza mejoran su resultado en dos escaños, que unidos a los 27 conseguidos por el PNV les garantiza seguir en el Gobierno y, lo que es más importante, permite a Pedro Sánchez superar esta primera cita con las urnas sin mayores sobresaltos para su “Frankenstein”. Otra cosa serán las elecciones catalanas. Pero en estas dos comunidades, la vasca y la catalana, los socialistas se han mimetizado tanto con el nacionalismo pragmático que el electorado les mantiene su apoyo.
El ascenso de EH-Bildu (de 21 a 27 parlamentarios) se produce a costa de varios hechos perfectamente constatables: el blanqueamiento que la izquierda, desde el PSOE a Sumar (que entra en el Parlamento con un escaño) y Podemos, han llevado a cabo con quienes nunca han condenado el terrorismo de ETA.
El referente “progresista” para las generaciones más jóvenes no es Podemos, que desaparece del Parlamento vasco, es un tipo que se llama Otxandiano y que, como todos sus correligionarios, nunca llamará terroristas a quienes lo fueron. Puede incluso permitirse el lujo de no hacerlo y de pasarse por el forro del abrigo el cinismo de quienes desde la Moncloa se han rasgado las vestiduras estos días.
EH-Bildu sabe que el tiempo corre a su favor. Sus presos (porque son suyos) irán saliendo poco a poco de la cárcel y la juventud vasca les irá dando su apoyo sin complejos porque se educa en el olvido y en la anti-España. En definitiva, no les hace falta gobernar. Ellos gestionan sentimientos y mientras Pedro Sánchez siga en el poder el chollo estará garantizado.
Y mientras, Euskadi seguirá repitiendo su somnolienta fórmula de gobierno encabezada por un nuevo lehendakari, Imanol Pradales, que encaja perfectamente en ese papel.