Elecciones europeas: minuto y resultado 

Les propongo que realicen un ejercicio: Pregunten a unos cuantos conocidos suyos si saben para qué sirve el parlamento europeo

Las respuestas a esa sencilla pregunta les darán noticia del principal problema al que se enfrentan los diversos partidos de cara a las próximas europeas: casi nadie sabe para qué sirve concretamente el cuerpo legislativo que nos convoca a las urnas y de qué forma las decisiones del mismo afectan a sus vidas por lo que va a ser tremendamente complicado convencerles para que el 9 de julio aparquen sus gozosas actividades familiares domingueras y se acerquen hasta su colegio electoral para cumplir con su deber cívico. 

Tanto es así que si exceptuamos las primeras elecciones europeas en las que la novedad de nuestras incorporación a la Unión y aquellas que han coincidido con otros comicios de carácter nacional ( municipales o autonómicas), la participación en las mismas no ha llegado de media al 50%. 

Un porcentaje ese 50% que a pesar de que nos pueda decir muy poco, significa que entre 6,5 y 7 millones de los ciudadanos que se acercaron a las urnas en las elecciones generales del pasado 23J se van a quedar en sus casas el domingo de la próxima semana, una cifra que nos ha de llevar indefectiblemente a la conclusión de que la carrera de las elecciones europeas la va a ganar el partido que logre dos prodigios simultáneos: El primero que sus electores se acerquen a las urnas y segundo,  que los del rival se sientan escasamente concernidos por el resultado de la elección, dos cuestiones que pueden parecer idénticas pero que no lo son en absoluto. 

Así las cosas, los dos principales partidos están comenzando a poner sobre la mesa diversas estrategias para lograrlo, de tal manera que mientras el PP busca que la elección gire sobre el caso Begoña Gómez, Abalos, Delcy y demás koldidades los socialistas buscan situar en el centro del tablero a Vox, a Miley, y a Bibi Netanyahu con el fin de llevar a las urnas a los suyos en el enésimo capítulo de su exitosa producción que lleva por título “Que viene la ultraderecha”. 

Una carrera en la que a pesar de que el PSOE daba por amortizado el tema de la amnistía tras su victoria en las elecciones catalanas, tengo la impresión de que la bronca sesión en el congreso en la que se ha producido la misma y sobre todo la sobreactuación de los líderes independentistas catalanes tratando de ponerse la medalla y declarando figuradamente la guerra a España pueden actuar como un eficiente repelente químico haciendo que una parte de sus votantes se queden en sus casas y otra comience a buscar un partido en el que refugiar su voto.