El ‘reseteo’ que ERC busca
Durante todo este lío ‘procesista’ desde hace más diez años, diría que ya hemos comenzado a comprender, sobre todo en el resto de España, que una cosa es el movimiento en sí y la otra la existencia de un colectivo independentista
Los resultados de las catalanes del 12M da para tantos análisis, aunque mejor profundizar en uno sólo. Las preguntas son muchas. ¿Podrá gobernar Salvador Illa? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Su presidencia comportará la convocatoria de elecciones por parte de Pedro Sánchez? ¿Dejará Puigdemont la política? ¿Volverán Junqueras y Puigdemont al ruedo electoral? ¿Los buenos resultados del PP son el resurgir de su propuesta en Cataluña? ¿La consolidación del voto catalán de Vox será una rutina? ¿Tiene futuro las propuestas de JxCat con la Alternativa Catalana de Silvia Orriols subiendo? ¿Y del futuro de ERC?
De cada una de estas preguntas sale un artículo. Da para un libro. Así que mejor profundizar en uno, aunque todos estén relacionados. Elijo la última pregunta, no sólo porque habla sobre el partido que gobierna, de momento, Cataluña, sino porque es la formación causante de la evidencia del hundimiento del llamado ‘procès’.
Durante todo este lío ‘procesista’ desde hace más diez años, diría que ya hemos comenzado a comprender, sobre todo en el resto de España, que una cosa es el movimiento en sí y la otra la existencia de un colectivo independentista. El primero es emocional y manipulable, y el otro una visión territorial que existe en Cataluña desde hace más de un siglo. Sin ir más lejos, puedo citar a algún personaje político independentista durante estos años no coincidente con el ‘procés’. Se me ocurre a Alfons López Tena. Llegó a ser vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y diputado independista en el Parlament. Nunca creyó en los partidos independentista, en concreto ni en JxCat, ni en ERC, ni tan siquiera en aquel Junts pel Sí, la fusión de los dos anteriores.
El mismo López Tena aseguraba no hace mucho que la formación de Puigdemont nunca supo lo que era la independencia y, sobre ERC, que siempre estuvieron atrapados en su propia estrategia. Y esa es la cuestión.
JxCat es la heredera de la CDC de Jordi Pujol y Artur Mas, ninguno de los dos independentistas convencidos. Este último se vio obligado a flirtear con el separatismo debido a la crisis económica de 2007, ya profunda en 2010, que avocó a su gobierno en 2012 a unas elecciones de las que pretendía sacar mayoría absoluta y perdió 12 diputados.
De ahí los pactos con ERC que tras 12 años dejaron al partido de Oriol Junqueras y Pere Aragonés en una difícil disyuntiva. Como si su existencia política les fuera mejor emocionando y haciendo volar a su electorado con proyectos fantasiosos que con un pragmatismo que al final les ha restado votos. Llegados a este punto, ¿qué deben hacer?
No les voy a relatar como se fustigan entre las diferentes familias de ese partido. Sería una explicación muy complicada y larga. Es más interesante saber qué pueden hacer para renovarse. Vaya, un ‘reseteo’ contemporáneo.
Los hechos muestran una preferencia por facilitar que Salvador Illa sea president. La evidencia es la convocatoria de un congreso para el próximo mes de noviembre
Dos cuestiones. Primera: entrar en el Govern. De momento eso no está previsto. La mayoría de los dirigentes de Esquerra entiende que no pueden reinventarse dentro de un gobierno, aunque sea de izquierdas y menos con un partido que impulso aquel 155. Todavía les duele, aunque la legislatura de Pere Aragonés haya precisado del respaldo de los votos de los diputados del PSC.
Segunda: facilitar el Govern de Salvador Illa con una abstención. Es una posibilidad. Pero sólo su abstención, sin una decisión igual de otras formaciones, me refiero al PP, por ejemplo, dejaría al PSC sin posibilidades en una segunda vuelta.
Tercera: el voto a favor de Esquerra, sin entrar en el gobierno de Illa, pero con alguna cosa a cambio. A saber. Esta posibilidad evitaría unas nuevas elecciones. Y esta es una cuestión importante: ERC no está para una nueva convocatoria electoral.
Existen más posibilidades, pero con estas tres ya se responden. No es la primera vez que ERC está frente a una disyuntiva tan profunda. De hecho, estos últimos años han sido de los más regulares en la historia del partido.
Los hechos muestran una preferencia por facilitar que Salvador Illa sea president. La evidencia es la convocatoria de un congreso para el próximo mes de noviembre. De ir a unas elecciones ese mes estaríamos, más o menos, como hoy mismo: analizando unos segundos resultados electorales.
Hay que precisar que si el 25 de agosto Cataluña no tiene president se deberían convocar unas elecciones que probablemente serían la primera semana de octubre. ¿Me entienden cuando relato que ERC juega a hacer president a Illa? Claro que este comentario es muy aventurado con relación a la política catalana. Por aquí se lleva demasiado tiempo viviendo en un mundo paralelo.