Pedro Sánchez podría haberse plantado y haber dicho que el texto original de la ley de Amnistía era el punto final de la negociación. Puigdemont se enfrentaba no ya a una situación personal difícil. Había también 1.400 personas que si no se aprobaba esa ley se enfrentaban a penas, multas… Quién más podía perder eran los hombres de Puigdemont. Pero Sánchez no se plantó. Volvió a ceder.
Podcast //