Es lo que tiene aliarse con un prófugo de la justicia, extorsionador y chantajista, como Puigdemont, para asegurarse los siete votos que le permitan gobernar sin haber calculado las consecuencias del amarre a tal compañía tóxica. Que poco a poco el camino se llena de obstáculos. Que empiezan a aparecer los contrapesos de la democracia para intentar frenar el dislate de la ley de amnistía. Y eso es lo que le está ocurriendo a Pedro Sánchez.
Que tiene un problema serio no solo con aquellos jueces a los que no puede controlar, sino con la ley en general, porque va de la mano de un delincuente. Puigdemont, desde su rincón belga en donde ha tenido tiempo para planificar su venganza contra el Estado español durante seis años, se permite seguir burlando las normas. Pero el presidente del gobierno, aunque tenga esa falta de escrúpulos equivalente a la del expresidente de la Generalitat, no debería permitirse esas licencias. Europa ya le ha salido al paso. Y, a pesar del escepticismo que genera la burocracia parlamentaria de la Unión, su Parlamento ha sacado tarjeta roja a Puigdemont.
El ojo del ‘Gran Hermano’ europeo ha decidido poner el foco sobre los presuntos delitos de terrorismo y la corrupción con la malversación de caudales públicos que difícilmente encajarían en una ley de amnistía y las injerencias del Kremlin , interesado en desestabilizar un rincón de Europa como Cataluña.
Semana ‘horríbilis’ para Pedro Sánchez
Esta ha sido una ‘semana horríbilis’ para el presidente del gobierno. La ley de impunidad para borrar los delitos cometidos en el ‘procés’ está topando con numerosos obstáculos a medida que su empeño en retorcer las leyes y añadir parches no logra convencer al secesionista fugado. De nada le ha servido, de momento, su idea de acotar el tiempo de las investigaciones judiciales a través de una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Entre otras cosas porque el desinterés de Puigdemont ha desactivado la ocurrencia.
Las maniobras del Fiscal General del Estado, con dictámenes contradictorios sobre la amnistía, han saltado por los aires, dejando a Álvaro García Ortiz en evidencia ante la Junta de Fiscales como un fusible quemado. En pleno pulso con Junts y después de haberse topado con las togas de quienes se niegan a actuar, desde juzgados y fiscalías, bajo mandato gubernamental, Sánchez se ha dado de bruces con Europa.
Sánchez se ha dado de bruces con Europa
La resolución del Parlamento Europeo, con sus enmiendas incluidas gracias a la persistencia del PP de Javier Zarzalejos y Ciudadanos de Adrián Vázquez, aprobada por una abrumadora mayoría, condenando las injerencias rusas, pidiendo que se investigue al independentismo catalán y deplorando la presión que se está ejerciendo sobre los jueces que están investigando, ha puesto a Pedro Sánchez en un compromiso.
Independientemente del camino que se pueda recorrer a partir de esta resolución, el texto es muy importante. Porque viene a ser un espaldarazo a los jueces que, como Joaquín Aguirre, están instruyendo la causa contra Puigdemont, a pesar de las presiones del gobierno de la Moncloa y sus terminales.
El dilema para La Moncloa: o Europa o Puigdemont
Se ha instalado el caballo de Troya en la Moncloa. “El de Putin”, según Jordi Cañas, de Ciudadanos. Lo cierto es que Sánchez está metido en una encerrona porque en Europa ya no traspasa la propaganda populista y la palabra traicionada. La delegación de expertos europeos de la comisión de Venecia se ha trasladado a nuestro país a examinar la futura ley de amnistía.
Nuestro sistema institucional ha llegado a tal nivel de degradación que Europa se está convirtiendo en el ‘Gran Hermano’ de España, en donde urge recuperar medidas de defensa del Estado de derecho que se está quedando desprotegido desde que los protagonistas del ‘procés’ van dictando las normas a la Moncloa. No exagera Núñez Feijóo, desde el PP, cuando alerta de que estamos en el “momento más crítico de la democracia española”.
Estamos en el momento más crítico de la democracia española
El PSOE debería retirar su proposición de ley sobre la polémica amnistía, pero Pedro Sánchez no quiere dar marcha atrás a estas alturas. Se le hará cada vez más difícil mantener ante Europa sus vínculos con el prófugo de la justicia. La Unión lo viene advirtiendo: no se pueden mantener alianzas con quienes pretenden perjudicar a Europa. Pero el inquilino de la Moncloa, hasta ahora, viene haciendo oídos sordos, afanándose en mantener sus pactos con quienes están vinculados con la extrema derecha pro rusa.
Si para Europa, la complicidad con Rusia es una ‘línea roja’ para todos los Estados de la Unión, Sánchez tiene un dilema. O Europa o Puigdemont.
2 comentarios en “El Gran Hermano europeo”
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Está metido en un bucle del que no es capaz de salir. Gracias por leer.
Si al menos conociera la palabra vergüenza nos ahorraríamos avergonzarnos del presidente -con minúsculas- que tenemos.
La foto del payaso catalán en la tribuna, con su sanchidad en segundo plano, es demoledora y espero y deseo que tenga pesadillas con ella todos los días de su vida.