El ejemplo de Gloria Lago, de Hablamos español

Una persona sola, dedicada a un tema, y con los medios necesarios, puede mover a mucha gente, derribar muchas dificultades y abrir muchos caminos

Tuve un par de conversaciones largas, hace unos meses, con Gloria Lago, la responsable principal de esta asociación que tanto está trabajando por decir cosas tan básicas como que vivimos en España y tenemos derecho a hablar español en todas las partes de su territorio, y aparte de aprender un montón de su carácter y de impregnarme lo que he podido de su energía, he sacado algunas conclusiones mínimas, básicas que quería compartir con quienes habitualmente me suelen leer por aquí.

Lo primero de todo, que en España haga falta, porque está claro que la hace, una asociación como esta es de todo punto increíble, insospechadamente increíble. Tener que decir, a estas alturas, que quienes hablamos español (aparte de que hablemos otras lenguas, como Gloria habla gallego y yo mismo hablo y enseño en euskera) tenemos derecho a ver los carteles de nuestras ciudades, de nuestras carreteras, también en español es una cosa que en ningún país de nuestro entorno resulta no ya posible sino ni siquiera concebible. Estamos llegando a unos extremos, con el poder político que están alcanzando últimamente los nacionalismos en España, que resulta muy difícil de explicar lo que está ocurriendo aquí en ese sentido.

Pero luego está también el carácter de la asociación Hablamos español, que desde el principio tuvieron muy claro que solo podían financiarse con sus propios socios y benefactores, al margen de los partidos políticos y de las instituciones. Ese planteamiento es lo más eficaz que se puede imaginar para una asociación procedente de la sociedad civil. Porque está demostrado que los partidos políticos buscan sobre todo y ante todo controlar a las personas que actúan a su alrededor.

Los partidos políticos son máquinas de controlar, que se pueden basar en unas ideas, sí, de acuerdo, pero sobre todo se basan en el poder, que es lo que caracteriza la actividad política. Y cuando se tiene el poder se puede hacer cualquier cosa en su nombre. Ahí tenemos la prueba con el actual PSOE, que no se parece en nada al de los inicios de la Transición, y eso que se llama igual, pero quien lo dirige en estos momentos está demostrando que lo que vale es lo que él diga, más que lo que el partido representa en la historia reciente de España.

Cuando se tiene el poder se puede hacer cualquier cosa en su nombre

Y si nos vamos al PP lo mismo. Gloria Lago me contaba lo que pasaba al principio en Galicia, que Feijóo les ayudó hasta que consiguió el poder pero que luego ya no quiso saber nada de ellos porque el tema del español en Galicia también está subordinado al interés político del partido, que si ve la posibilidad de ganar votos ensalzando al gallego por encima del español pues lo va a hacer sin ningún problema.

Claro que la situación en Galicia también es incomparable a la que tenemos en País Vasco o Cataluña con respecto al tema del idioma. Y también entre País Vasco y Cataluña las diferencias son evidentes. En el País Vasco no se habla euskera ni de lejos en la misma proporción que en Cataluña se habla catalán o que en Galicia gallego, pero la inquina contra el español es colosal y eso se demuestra no a la hora de hablar, que la gente no lo habla, si no a la hora de poner todos los carteles en euskera, de cambiar todos los topónimos que se pueda, de erradicar, en una palabra, la presencia del español en la vía pública, de todas las formas posibles.

Pero además de todo, está la propia asociación Hablamos español, la propia forma de organizarse. Y aquí de nuevo el ejemplo de Gloria Lago. Una persona sola puede hacer mucho más de lo que imaginamos. Me contaba ella cómo desde que está jubilada y con los hijos ya mayores, se puede dedicar el cien por cien a la asociación. Y eso, les digo yo a ustedes, es muchísimo. Una persona sola, aunque esté sola, sin ayuda de nadie, dedicada en cuerpo y alma como está ella al tema de la asociación, puede hacer muchísimo más que un grupo de gente dedicándose solo de vez en cuando a lo mismo. Porque la gente, cuando tenemos otras ocupaciones, familia y trabajo y demás, solo podemos dedicar a cosas así una parte muy reducida de nuestro tiempo y entonces se nota la diferencia.

Gloria Lago. Foto: Wikipedia.
Gloria Lago. Foto: Wikipedia.

Les voy a poner un ejemplo de lo que quiero decir. Nosotros, en el País Vasco, fundamos una asociación que se llama Plataforma Constitucional Vasca – Foruak Orain (Fueros Ahora), donde quisimos poner de manifiesto las carencias y limitaciones del sector político del centro derecha españolista en el País Vasco. Nos juntamos de vez en cuando a comer, porque eso de comer es, para la gente que no tenemos tiempo por nuestros trabajos y nuestras familias, el único modo de juntarnos de vez en cuando. Pero luego vemos que, en realidad, si solo nos podemos juntar así, la verdad es que nuestra actividad se ve reducidísima, como que no avanzamos. Si tuviéramos una persona, solo una, aunque fuera la mitad o menos de la mitad de lo capacitada y entusiasta que es Gloria Lago, avanzaríamos un montón en nuestra actividad.

Cambiar la sociedad a través de la sociedad civil se puede hacer, es más, en España es algo que se debe hacer

Cuando salimos como plataforma, que la prensa nos hizo un poco de caso, pusimos una página web para que la gente que estuviera de acuerdo con nuestra iniciativa se apuntara, diera su correo electrónico al menos, y su nombre y su profesión, por ejemplo, para saber un poco la clase de gente que nos hacía caso. Pues bien, tuvimos un listado de varios cientos de personas, solo de esa primera salida dándonos a conocer. ¿Pero luego que ha pasado? Pues que no tenemos a nadie que pudiera coger ese listado inicial de adhesiones y pudiera ponerse en contacto con ellas y mantener vivos los vínculos, y convocarles a actividades y enviarles información y recabar de ellos su opinión. Es tan sencillo como eso. ¿Pero cómo mantener una persona así? Porque con solo una persona que tuviéramos, como digo, la mitad o la tercera parte de entusiasta que es Gloria Lago, nuestra plataforma habría cogido otro aire y otra presencia incomparablemente mayor.

Cambiar la sociedad a través de la sociedad civil se puede hacer. Es más, en España es algo que se debe hacer. Y ahora, con la situación política que tenemos, mucho más. En Cataluña las asociaciones civiles de corte nacionalista es lo que hacen. Y Sociedad Civil Catalana parece que también, pero sus resultados no son todavía los esperables o quizás es que las sociedades civiles nacionalistas (ANC, Omnium Cultural) tienen más medios y les comen la tostada. Pero está claro que solo es cuestión de personas. Personas individuales dedicadas a ello. Con muy pocas personas se hace mucho, muchísimo. Es eso precisamente lo que han hecho los partidos nacionalistas durante tanto tiempo en el País Vasco y en Cataluña y por eso son preeminentes en esas comunidades y por eso condicionan tanto la política en España.

Los nacionalistas vascos, por ejemplo, controlan la mayoría de pueblos pequeños en el País Vasco, que son, para un territorio tan pequeño, la clave del poder político. En el País Vasco hay 251 municipios. Si quitamos las tres capitales y algunos municipios importantes, estamos hablando de la mayoría de municipios vascos. En todos ellos hay una, dos o tres personas, no más, que son la clave del poder en ellos porque se mueven, porque conocen a la gente, porque saben convocarla y controlarla al mismo tiempo. Esas personas son siempre nacionalistas y tienen el apoyo de sus núcleos de decisión en las capitales que les proveen de medios y de logística para hacer lo que hacen.

El control de los pueblos pequeños en el País Vasco es el que le da al PNV y a Bildu su poder político. Convocan una manifestación en Bilbao y lo que hacen es contactar con los pueblos, para que sus enlaces en ellos aglutinen a la gente, les ponen el autobús y les llevan a la capital. Así de sencillo. Así consiguen las manifestaciones multitudinarias en Bilbao o en Barcelona que tanto llaman la atención por la televisión. Pero solo hace falta seguirles en su trabajo de hormiguitas para darse cuenta de cómo lo consiguen. Y solo hace falta tener a alguien en cada pueblo, una, dos, tres personas como máximo en la mayoría de los casos, que es la que consigue, por agregación de todos los pueblecitos, el resultado final. Eso es lo que estos partidos han sabido construir en este tiempo: y eso se hace de una manera muy sencilla.

El control de los pueblos pequeños en el País Vasco es el que le da al PNV y a Bildu su poder político

Con dinero, dedicación, pero sobre todo con muy pocas personas, eso se hace. Los partidos de ámbito estatal lo podrían hacer si quisieran. En el País Vasco estamos hartos de comentarlo: con la décima parte, qué digo yo, con muchísimo menos de lo que el Estado se gastó para combatir a ETA y vencerla, se podría mantener una estructura de una persona en cada pueblo pequeño que se moviera y que conociera el ambiente y que pusiera los medios (siempre el dinero) para hacer influencia, para crear opinión, para aglutinar, para mover conciencias, para superar miedos.

Sería muy sencillo. El ejemplo de Gloria Lago nos lo dice claramente: una persona sola, dedicada a un tema, y con los medios necesarios, puede mover a mucha gente, puede derribar muchas dificultades, puede abrir muchos caminos, puede hacer muchísimo que luego tiene un reflejo social y que parece que lo han hecho muchas personas, pero que en realidad se mueve con el trabajo intenso y constante de muy pocas.

Ahora que dentro de poco la mayoría de los baby-boomers nos vamos a jubilar, es ocasión de pensarse lo que estamos diciendo. Porque los jubilados tienen mucha más energía de lo que parece. Y dedicarse intensivamente, como hace Gloria Lago, a un tema que merece la pena, puede dar muchas más satisfacciones y sobre todo muchos más resultados que esperar el movimiento de mucha gente. A la gente hay que moverla, pero al final quienes la mueven son muy poquitas personas, muy pocas Glorias Lago. Para empezar porque como Gloria Lago hay muy poca gente. Pero así es la vida.