La victoria de Donald Trump: causas y probables ministros
Todas las encuestas en Estados Unidos previas al día de las elecciones fallaron. Trump ha logrado sus mayores apoyos entre los hombres y mujeres blancas y logrado el voto del 45% de los hispanos.
Donald Trump se ha convertido en el segundo presidente de la historia de Estados Unidos en ser elegido a dos mandatos no consecutivos. El primero fue el Demócrata Grover Cleveland, en el siglo XIX.
El candidato republicano se ha impuesto a la vicepresidenta Kamala Harris de una forma mucho más contundente de lo que proyectaban las encuestas. Ningún sondeo situaba a Trump por delante de Harris por más de dos puntos. El magnate neoyorquino ha logrado un resultado mucho mejor que en 2016. Se ha alzado con 316 votos electorales frente a los 226 de Harris.
Ninguna de las numerosísimas encuestas que se publicaban o los promedios de ellos presagiaba que Trump triunfaría en los siete estados clave dónde se decidía la contienda.
El último promedio de Real Clear Politics le otorgaba entre 2 y 2,5 puntos de ventaja en Georgia y Arizona y 1,5 en Carolina del Norte. En Nevada, Wisconsin, Michigan y Pensilvania les separaban décimas de punto.
Finalmente, Trump se ha impuesto en Arizona por 6,4 puntos puntos (52,7% a 46,3%); 3,7 puntos en Carolina del Norte (51,1% a 47,4%); 3,2 en Nevada (50,6% a 47,4%); 2,2 puntos en Georgia (50,7% a 48,5%); 2,1 puntos en Pensilvania (50,5% a 48,4%); 1,4 puntos en Michigan (49,7% a 48,3%); y 0,9 puntos en Wisconsin (49,7% a 48,8%).
Ha repetido victoria en Carolina del Norte y ha recuperado los otros seis estados, que el presidente Joe Biden le arrebató en 2020. Los expertos pronosticaban que se decidiría la contienda en los siete estados por pocas decenas de miles de votos. Trump ha logrado vencer por cientos de miles de sufragios.
En líneas generales, Trump ha superado el apoyo de los segmentos demográficos que constituyen su base y ha arrebatado una parte considerable de los colectivos que votaron por Biden.
Trump vence entre los hombres (59% a 39%) y mujeres blancas, los blancos sin estudios universitarios y las mujeres blancas sin estudios universitarios. Los demócratas pensaban que la oposición republicana al aborto les brindaría mayor éxito con las mujeres blancas. Trump se ha llevado el 53%, por 46% Harris.
Pero el gran titular de los comicios es que el expresidente ha recabado el apoyo de 45% de los hispanos, superando el 44% de George W. Bush en el año 2000.
En 2020 sólo le respaldaron un 33% de los hispanos. Un 54% de los hombres hispanos ha optado ahora por Trump, así como un 30% de los hombres afroamericanos de menos de 45 años.
El magnate neoyorquino también ha recibido el apoyo del 54% de los que votaron por primera vez y del 47% de los hombres con menos de 30 años. En la franja de edad de 18 a 29 años ganó Harris por 52% a 46%, un rendimiento mucho peor al de Biden en 2020, que recabó el apoyo del 61% frente al 36% de Trump.
Kamala Harris ha prevalecido entre los afroamericanos (por 83% a 16%), las mujeres afroamericanas, las mujeres en general, los blancos con estudios universitarios (por 20 puntos) y los que tienen salarios anuales superiores a 100.000 dólares.
En líneas generales, respecto a la coalición que propulsó a Biden a la Casa Blanca en 2020, Harris ha perdido apoyo entre los hombres de las minorías (hispanos y afroamericanos), los jóvenes en general y hombres jóvenes en particular, y los que acudieron a las urnas por primera vez.
Los mercados, aliviados
Los mercados bursátiles y financieros acogieron con alivio la victoria clara del candidato republicano. Un resultado apurado en favor de cualquiera de los dos candidatos hubiera acarreados semanas de recursos judiciales, una incertidumbre indeseada por los inversores.
La Bolsa en EEUU registró su mejor semana del año. El S&P brevemente superó los 6.000 puntos, un récord histórico. Se fortaleció el dólar. Los sectores cuyas acciones subieron más son el financiero y el de hidrocarburos, mientras disminuyó el de energías renovables.
Los inversores también están animados ante la perspectiva de que el nuevo presidente eliminará muchas regulaciones en ámbitos como el medioambiental. Asimismo, intentará prorrogar los recortes de impuestos contenidos en su reforma fiscal de 2017. Se ha eliminado la posibilidad de un aumento del impuesto de Sociedades del 21% al 28% que defendía Harris.
Kamala Harris no pudo crear una identidad política suficientemente independiente de la de Biden. Únicamente un 41% de los votantes aprueban la gestión del actual presidente.
Los sondeos revelan que más de un 70% de la población describe su situación financiera como algo o bastante mala. Harris se equivocó en otorgar demasiado peso en sus actos y anuncios a la defensa de la democracia y el aborto.
Los votantes claramente expresaron que la economía, la aún elevada inflación, el coste de la vida y la frontera con México son sus máximas preocupaciones. El éxito de Trump en Arizona y Nevada muestran que la gestión de la crisis en la frontera con México por parte de Harris claramente la ha perjudicado.
Harris y los Demócratas no pueden alegar que no pudieron transmitir sus ideas y propuestas. Se han gastado 1.400 millones en anuncios, 460 millones más que Trump y sus aliados. La vicepresidenta tuvo tiempo y dinero para distanciarse de sus anteriores posicionamientos radicales, como la eliminación de la unidad de fronteras e inmigración (ICE), recortes de los presupuestos a la policía y oposición al fracking.
Evidentemente las encuestas han fallado y existía un voto encubierto favorable al expresidente. Los actos multitudinarios de Harris con Barack Obama y estrellas musicales como Bruce Springsteen o Beyoncé no han favorecido a la candidata demócrata.
Algún analista ha descrito el enfoque de los demócratas como el de un misionero. Prometen ayudar a los segmentos más desfavorecidos, pero exigiéndoles que adopten estilos de vida alienados con los objetivos del Green New Deal (lucha contra cambio climático), de la entrada masiva de inmigrantes, y la agenda LGBTQ.
Los republicanos han cosechado un buen resultado en el Senado. Han aumentado de 49 a 53 senadores, recuperando la mayoría. También la mantendrán en la Cámara de Representantes. Ostentarán el control de la rama ejecutiva, de las dos cámaras de la legislativa y de máximo tribunal de la rama judicial.
El equipo de Trump
Susie Wiles, codirectora de la campaña de Trump, será la primera mujer en ocupar el cargo de jefe de gabinete de un presidente.
Las fuentes informadas apuntan a que una mezcla de ex ministros y asesores del primer mandato del expresidente y gobernadores, senadores y congresistas relativamente moderados se repartirán las carteras ministeriales y puestos de alto nivel.
Para fiscal general suena Mike Lee, congresista de Utah, o el fiscal general de Texas, Ken Paxton.
Los nombres más mencionados para Exteriores y Defensa son el senador Marco Rubio de Florida, el senador Bill Hagerty de Tennessee, el diplomático de carrera y ex asesor de seguridad nacional Robert O’Brien y el ex ministro Mike Pompeo.
El ministerio de Energía lo encabezaría Doug Burgum, el gobernador de Dakota del Norte, o el gobernador de Alaska Mike Dunleavy (ambos estados productores de petróleo), o Dan Brouillette, que ya ocupó el cargo en el primer mandato de Trump.
Los máximos puestos en el área económica, financiera y comercial se repartirán entre los gestores de hedge funds Scott Bessent y John Paulson; el ex presidente de la SEC Jay Clayton; y el ex representante comercial Robert Lighthizer.
Los exministros de vivienda y desarrollo urbano, Ben Carson, y de educación, Betsy DeVos, pueden repetir. Todo apunta a Chad Wolf como ministro de Homeland Security (Seguridad Doméstica). Fue director de la agencia de aduanas y fronteras (CBP). La congresista Elise Stefanik aspira a ser la embajadora ante la ONU. Elon Musk y Robert Kennedy Jr. Jugarán un papel destacado.
Trump premia mucho la lealtad. Pero entre los nombres mencionados hay exrivales para la nominación republicana en 2024 (como Burgum) y muchos que han ejercido cargos de alto nivel en administraciones republicanas en el pasado. No se sabe si Trump se centrará en cumplir sus promesas o vengarse de sus enemigos políticos. Pero la lista de potenciales ministros sugiere que parece inclinarse por la primera opción.