Diez razones para echarte

Por este motivo, es más realista apelar al sentido común y al deber cívico de los españoles para echarte democráticamente de La Moncloa

El título iba a ser “Diez razones para dimitir”, pero, ya lo sabemos, nunca has atendido a razones y nunca pensarás en dimitir. Era, pues, un brindis al sol, una falsa esperanza, una utopía. Por este motivo, es más realista apelar al sentido común y al deber cívico de los españoles para echarte democráticamente de La Moncloa. Razones hay mil, Pedro, pero el espacio es limitado y, de hecho, una cualquiera de estas diez debería ser suficiente para mandarte a casa: 

  1. La amnistía. La has sacado adelante sin dar la cara, cobarde. Finiquitas la igualdad ante la ley, el Estado de derecho y la separación de poderes. Lo sabes, porque, no hace tanto, lo reconocías públicamente. Tú y todos en tu partido repetíais que la amnistía era inconstitucional e inmoral. Ahora todos repetís lo contrario. Decís que es lo mejor para la convivencia. Si así fuera, habrías salido a la tribuna a defenderla, pero mandaste a Artemio a hacer de Puente. Sin vergüenza y sin memoria democrática, porque amnistía es amnesia. Es premiar a los protagonistas del peor golpe a nuestra democracia desde el 23-F. Pero, tranquilo, la Historia no va a amnistiar al PSOE. 
  1. Las mentiras. No son cambios de opinión. No es posverdad. Son mentiras puras y duras. Mentiste sobre gobernar con los populistas, mentiste sobre pactar con los separatistas, mentiste los indultos, mentiste sobre la amnistía. Mientes y enfangas. Esparces y aplaudes los bulos contra el líder de la oposición. Y clamas y reclamas “más, y más y más”. Toda crispación es poca para ti. Necesitas ruido para acallar la realidad. 
  1. La corrupción. Y ésta es la realidad. Estás asediado. La sombra de la corrupción te rodea. Está en tu gobierno, en tu partido y en tu entorno personal. Está en la banda del Peugeot, en las maletas de Maduro y en el maletero de Puigdemont. Corrupción económica y política. Por eso tus mentiras y tu fango. Pretendes esconder tu suciedad debajo de la alfombra de la “ultraderecha”. No das explicaciones. Rebajas la pena de malversación y beneficias a delincuentes. Y te dedicas a insultar a todo aquel que no tenga una carta de recomendación firmada por esa “institución” que es tu esposa. Una carta.  

Tu padrino político, José Luís Rodríguez Zapatero, se cargó el espíritu de la Transición. Acabó con la cultura de la concordia.

  1. La carta. La de la vergonya. Usaste al Rey y desapareciste cinco para preparar la defensa procesal de quien sabías que ya era una investigada por tráfico de influencias y corrupción. No. No es amor. Lo que tu sientes se llama obsesión… por el poder. Insana obsesión. Corrupta obsesión. Como la de ayer. La amnistía también es corrupción. Es un círculo vicioso que se cierra: los criminales redactan las leyes para poder reincidir impunemente. Para volverlo a hacer con más fuerza. 
  1. El muro. Es el proceso español. Igual que los políticos separatistas iniciaron el procés para tapar su mala gestión y su corrupción, tú has decidido levantar un muro entre los españoles para no rendir cuentas sobre tu gestión y tu corrupción. Atizas el fuego de la discordia en nuestro país y conviertes al adversario en un enemigo para así no dar explicaciones sobre las poco ejemplares acciones de tu entorno y las antidemocráticas cesiones a tus socios. 
  1. Los conflictos. No te basta con dividir a los españoles. Crear enemigos imaginarios dentro de España no es suficiente para tu ego. Así, te dedicas también a insultar a Argentina, Italia, Israel… Tu ministro llama drogadicto al presidente Javier Milei. Tu partido llama fascista a la presidenta Giorgia Meloni. Rompes el consenso en la política exterior de España y de la Unión Europea, reconociendo un inviable Estado palestino. Te ganas el aplauso de Hamás, aunque buscabas los votos de los antisemitas de Sumar. Creas conflictos diplomáticos para tapar problemas con la Justicia. Es la internacionalización del proceso español. 
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. EFE/ Chema Moya
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. EFE/ Chema Moya
  1. La colonización. Tu padrino político, José Luís Rodríguez Zapatero, se cargó el espíritu de la Transición. Acabó con la cultura de la concordia. Prefirió ser nieto de la guerra civil que hijo de la democracia. Pero tú has ido más allá y has convertido esa ideología tóxica en un ataque a las instituciones democráticas sin precedentes. Ordenas a la presidenta del legislativo que silencie a la oposición. Tu ministro de Justicia ordena a los jueces archivar las causas que te perjudican. Has colonizado las instituciones con tus amigos y tus palmeros, desde el CIS hasta TVE. 
  1. El cohete. También imitas a ZP con tus cuentos sobre las cuentas. Sus brotes verdes son tu cohete. Ya no tocas con los pies en el suelo. La realidad te queda muy lejos. Allá abajo. Los españoles no estamos mejor, estamos peor. Somos la última economía de la eurozona en recuperar los niveles anteriores a la pandemia. Los precios de la cesta de la compra están disparados. Como la deuda pública. Los informes PISA dan cuenta de la mala educación y, claro, los jóvenes no encuentran empleo. El mayor paro juvenil de toda la Unión Europea. En tu cohete, antes Falcon, no hay lugar para la clase media. 
  1. La parálisis. No te atreviste a presentar un proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Tu gobierno está dividido y enfrentado. Tus socios te tumban leyes. La Moncloa pende de un hilo, el de los siete votos puigdemónicos. La amnistía ya está aprobada y ahora exigen el referéndum. Apaciguar a los insaciables era la crónica de un fracaso anunciado. Te invistió una coalición de odio y resentimiento, y eso es lo que das y lo que tendrás. La legislatura está acabada. A partir de ayer todo será agonía. 
  1. La traición. Tras las elecciones europeas vas a cometer la enésima traición al constitucionalismo. Terrible paradoja. Puigdemont no deja de perder elecciones y tu partido no deja de darle victorias. Ya tienen la amnistía. Y ahora venderán cara la investidura de Salvador Illa. Tienes otras alternativas. Sin embargo, pactarás con el separatismo. Y lo sabes. Lo callas, como lo de la imputación de Begoña, pero lo sabes. El confederalismo asimétrico será tu paso previo a la autodeterminación. Ellos no consiguieron sacar Cataluña de España, pero tú vas a intentar sacar España de Cataluña.