Debate rebajado sobre una Barcelona insegura
El abandono gubernamental lleva a la degradación urbana y los delincuentes multirreincidentes campan a sus anchas
El pasado viernes se celebró el debate sobre el estado de la ciudad en el Ayuntamiento de Barcelona. El gobierno municipal quiso que se ventilara en poco más de media hora y justo antes de un pleno ordinario. Si la ciudad estuviera bien o estuviera realmente mejorando, le habrían dado solemnidad, profundidad y toda una mañana. Le habrían dado la máxima difusión. No era el caso. El alcalde escapó del debate municipal como había escapado días antes de Twitter. Le dio cierto aire de semiclandestinidad.
Barcelona está abandonada, y el alcalde quiso un debate rebajado. Ni un grandísimo evento como la Copa América está suponiendo un chute de orgullo. El gris se impone en la otrora colorida ciudad mediterránea. Algo va mal. Permítanme aquí la metáfora marinera: Barcelona va perdida, sin rumbo, porque no hay nadie al timón.
Ada Colau, la peor alcaldesa, se va, pero parece que Jaume Collboni ya se haya ido. No lidera el cambio ante los graves problemas que padece la ciudad. No cumple ni sus promesas electorales ni sus acuerdos con otros partidos. Antepone los intereses de Pedro Sánchez a las necesidades de los barceloneses. Y no exige a la Generalitat de Cataluña el pago de la deuda y las inversiones pendientes.
Barcelona es una ciudad con un espléndido pasado, y la inercia es fuerte, pero no podemos vivir eternamente de rentas. Y tras la dura condena de los gobiernos de Colau, necesitábamos algo radicalmente diferente. Necesitábamos el oxígeno de un bueno gobierno. Collboni ha mejorado las formas, eso sí, pero en el fondo se mantiene la dejadez. Así, el abandono gubernamental lleva a la degradación urbana. Los delincuentes multirreincidentes campan a sus anchas y proliferan las armas blancas ante la falta de policías en la calle y el colapso de los juzgados.
La ciudadanía percibe la decadencia. En la reciente Encuesta de Servicios Municipales, realizada a partir de 6.000 entrevistas, la inquietud por la inseguridad ciudadana ha marcado un récord histórico en la capital catalana. Un 27,7 % de los entrevistados considera que la inseguridad es el principal problema de la ciudad. Esto son 5 puntos más que el año pasado.
En distritos como Ciutat Vella la cifra alcanza el 42,8 %. Además, la inseguridad es también el principal problema que los ciudadanos dicen sufrir a nivel personal. Por lo tanto, no es sólo una cuestión que afecte a turistas o influencers de las redes sociales. Es algo que nos afecta en el día a día.
La segunda ciudad más peligrosa de Europa
Barcelona se degrada, y sus ciudadanos lo constatan. El gobierno municipal, sin embargo, se muestra ufano por un descenso coyuntural de las denuncias en el primer semestre de este año, pero, seamos realistas, a estas alturas ya no son pocos quienes, impotentes ante la situación, ya ni denuncian cuando sufren un delito.
Más datos. Según las estadísticas publicadas por Eurostat, Barcelona sigue siendo la segunda ciudad más peligrosa de Europa por lo que se refiere a número de robos por habitante. No hace mucho la primera era Bruselas, ahora lo es París. Unos juegos olímpicos, como todo gran evento de masas, son un caramelito para las organizaciones criminales transnacionales. Con todo, algunas de ellas pronto volvieron a Barcelona para hacer su particular agosto.
El partido socialista es un lastre para Barcelona porque el alcalde socialista lo permite
De hecho, este verano hemos sufrido una inaudita oleada de navajazos. 14 apuñalamientos en un mes indican que, sí, algo va mal. Ya en septiembre la fiesta de la Mercè fue más tranquila de lo previsto, pero ese oasis en medio del desierto no debe confundirnos: Barcelona sufre una grave crisis de inseguridad que afecta a todos los ámbitos, desde la convivencia entre vecinos, que sufren el auge de la violencia, hasta el negocio de los comerciantes, que sufren enormes pérdidas económicas por los robos y la inseguridad de sus calles.
Barcelona sufre más delitos que otras ciudades españolas
En un debate con más profundidad quizás el alcalde podría haber respondido a una pregunta crucial que nos hacemos muchos barceloneses: ¿por qué, con el mismo sistema jurídico y judicial que el resto de España, Barcelona sufre muchos más delitos que otras ciudades?
Podemos aventurar algunas respuestas: falta presencia policial en las calles, faltan unos juzgados más ágiles y falta un Código Penal tan duro y eficaz como el de los países de nuestro entorno para luchar contra la multirreincidencia. Sin embargo, la pregunta queda en el aire, porque Collboni no se atreve a responderla.
¿Y es que saben quién está frenando las soluciones? Exacto: su partido. El ayuntamiento, que está en manos del partido socialista, no quiere más policías en las calles. La Generalitat, que está en manos del partido socialista, no da más recursos a los juzgados. Y el Estado, que también está en manos del partido socialista, no se implica en la reforma del Código Penal.
Claro, cómo va a endurecer la ley quien gobierna con aquellos que prometen reincidir. Ho tornarem a fer! En definitiva, el partido socialista es un lastre para Barcelona porque el alcalde socialista lo permite. No lidera. No se atreve a plantar cara a aquellos de su partido que están dejando que Barcelona se degrade a marchas forzadas.