El creciente impacto hutí sobre la economía internacional: opciones para combatirlo
Los optimistas opinan que los ataques de EEUU y Reino Unido contra instalaciones militares hutíes han debilitado al grupo, pero Irán y Rusia continuarán armándoles
El noviembre del año pasado los hutíes, un grupo terrorista chií financiado y armado por Irán, empezaron a atacar barcos mercantes civiles. Con el apoyo de Teherán, los hutíes doblegaron a los aliados de Arabia Saudita y ganaron la guerra civil en Yemen.
No controlan todo el territorio del país. Pero su feudo en el oeste y norte del Yemen les sitúa al lado del Gofo de Adén y la entrada en el mar Rojo. El estrecho de Bab al Mandeb tiene solamente 33 kilómetros de ancho y está localizado en la entrada meridional del mar Rojo.
El amplio arsenal de misiles, cohetes y drones del que disponen los hutíes proviene de Irán, Rusia y China, y también de fabricación propia. Incluye doce tipos de misiles de crucero y balísticos.
El misil Toufan tiene un alcance de 1.900 km, el Soumar 2.000 km y el Sayyad 800 km. Los hutíes también poseen drones suicidas Samad, con un alcance de 1.700 km, y Shahed-136, de 2.500 km.
Los hutíes atacan navíos mercantes civiles que transitan por el mar Rojo en solidaridad con Hamás. Inicialmente su objetivo eran barcos militares de EE UU, Reino Unido e Israel.
Pero ampliaron su campaña, disparando contra buques de países que consideran aliados de Israel. Desde noviembre han atacado a cincuenta embarcaciones. Destruyeron y mataron a marineros de dos embarcaciones, una de bandera de Barbados y el Rubymar de Belice. El Rubymar se hundió con 21 millones de toneladas métricas de fertilizante, provocando un desastre ecológico.
Un 12% del comercio internacional y una tercera parte de los contenedores navegan por el mar Rojo y el canal de Suez. Productos por valor de un billón de dólares transitan por el mar Rojo cada año. Cincuenta barcos mercantes diarios con cargas de entre 3.000 y 9.000 millones de dólares surcaban la ruta. El 80% de los bienes que emplean el canal de Suez tienen como origen o destino Europa.
Irán aspira a ser la potencia hegemónica en Oriente Medio, podría en pocos meses enriquecer suficiente uranio para instalar una cabeza nuclear en sus misiles
EEUU, Israel y sus aliados inicialmente abatieron la gran mayoría de proyectiles lanzados por los hutíes. Los aliados occidentales se abstuvieron de atacar a los hutíes hasta enero para frenar la escalada militar en la región.
Ante la continuación de la agresividad hutí, EEUU forjó una operación de seguridad marítima denominada Guardián de la Prosperidad. Está integrada por EEUU, Reino Unido, Alemania, Bahréin, Canadá, Dinamarca, Grecia, Israel, Países Bajos, Noruega, Seychelles y Singapur. Hay diez gobiernos adicionales que participan, pero se mantienen en el anonimato. Es lamentable que no se hayan incorporado Egipto, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Francia, Italia y España.
Los optimistas opinan que los ataques de EEUU y Reino Unido contra instalaciones militares hutíes han debilitado al grupo. Añaden que la milicia chií ha gastado muchos de sus proyectiles. Pero Irán y Rusia continuarán armándoles. A Putin le interesa mantener la presión contra Occidente en el mar Rojo.
Las potencias occidentales deben emplear activos militares limitados que así no se entregan a Ucrania. EE UU no fabrica suficientes baterías antiaéreas Patriot para suministrar a Israel, Ucrania y Taiwán.
Irán aspira a ser la potencia hegemónica en Oriente Medio. Podría en pocos meses enriquecer suficiente uranio para instalar una cabeza nuclear en sus misiles. Los hutíes recientemente han empezado a atacar a naves en el Océano Indico. Entre 2015 y 2021 lanzaron 851 drones y 430 cohetes y misiles balísticos contra Arabia Saudita. Los embargos contra los hutíes fracasaron.
La presión sobre China para que logre que Irán frene a los hutíes ha sido inútil. China importa el 90% del petróleo iraní. Aunque artículos chinos son transportados por el mar Rojo, los hutíes centran sus ataques contra naves de países occidentales y no actúan contra las de Rusia, China y sus aliados.
El tráfico por el mar Rojo ha disminuido un 40% y está afectando a las cadenas de producción globales. Bienes de consumo, ropa, fertilizantes, combustible y los alimentos europeos exportados a África y Asia son los sectores más afectados.
Las principales navieras han reorientado sus buques, que navegan ahora por el cabo de Buena Esperanza. Significa 6.000 km más de viaje. El coste adicional entre Asia y Europa por el sur de África es de 89 millones anuales, 74 millones de los cuales son para más combustible.
Los bienes con poco valor añadido pueden permitirse el trayecto más largo. Pero para las empresas que utilizan el método “justo a tiempo” el retraso es muy costoso. Se calcula que asegurar los 20.000 buques que navegan por el mar Rojo cada año ascendería a 400 millones.
Más países deben incorporarse a la operación Guardián de la Prosperidad, que a su vez debe cooperar estrechamente con Europa.
La UE cuenta desde 2008 con la misión Atalanta para combatir la piratería en el Océano Índico y mar Rojo. La misión Aspides creada en febrero incorpora buques militares de Francia, Italia, Bélgica y Grecia. Deberían fusionarse Atalanta y Aspides porque a los estados de la UE les cuesta actuar conjuntamente en el ámbito militar.
Las grandes aseguradoras deben colaborar para poder ofrecer seguros asequibles. Los gigantes del sector son Ascot, Chubb, Marsh Specialty UK, Gard, International Group, IUMI/Garex, Signal Mutual, Eagle Insurance America y Berkley Insurance Asia.
Hapag-Lloyd desempeña un papel fundamental. Además de asegurar y estar presente en cien países, ofrece una plataforma para conectar a las empresas de transporte marítimo con las aseguradoras.
Los miembros del G7 y de la coalición occidental que apoya a Ucrania deben imponer más sanciones sobre Irán. Hay que presionar a India para que se involucre en la protección de la libre navegación.
El Banco Mundial tiene una unidad destinada a asegurar proyectos contra riesgo no comercial. Se trata del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA). Puede ampliar la cobertura al transporte marítimo, especialmente las cargas con productos para países pobres.