La contradicción de querer grandes empresas, pero no grandes bancos  

Para el BCE la creación de grandes bancos europeos al nivel de los norteamericanos o los chinos sería una herramienta muy útil para acompañar los procesos de inversión y expansión de las empresas europeas

El pasado mes de mayo el BBVA anuncio su intención de realizar una OPA sobre el Banco de Sabadell. Desde entonces ha habido una catarata de opiniones contrarias a dicha operación. El gobierno no tardó ni 48 horas en posicionarse en contra y luego muchas patronales se manifestaron en la misma dirección.  

Este estado de opinión es un éxito del intervencionismo, Keynes ha sido superado, directamente se impone un relato favorable al control estatal de la economía. Una OPA consiste en que se ofrece un dinero a un accionista por unos valores y el accionista, en teoría, puede aceptar o no la oferta.

Al parecer las cosas no son tan fáciles y las acciones no solo son de sus titulares, la propiedad de las mismas está limitada por la capacidad de opinión e incluso de veto, aunque no hayan puesto ni un céntimo, de políticos y otros poderosos núcleos de influencia en el arrabal del poder político.  

La tarea del BBVA, aparentemente, consiste en realizar una oferta a los accionistas del Sabadell que sea suficientemente atractiva como para que no pueda ser rechazada. Oferta y demanda, libre mercado, comprar y vender… en definitiva, capitalismo, que no deja de ser el sistema que más oportunidades ofrece.  

Según podemos comprobar desde el pasado mayo el nuestro no es un país exactamente libre. Una empresa, holding, fondo o una persona individual puede comprar acciones del Sabadell, pero solo puede venderlas bajo ciertos requisitos que nada tiene que ver con su libre albedrío. En otras operaciones no bancarias, como en el caso de Talgo, está sucediendo algo parecido. 

En España hay 3,2 millones de empresas y siempre que se analiza los motivos de nuestra falta de competitividad en relación con otras economías europeas una de las respuestas más repetidas es el pequeño tamaño de nuestras empresas. Dicha pequeñez impide a las empresas españolas tener capacidad de inversión, no les proporciona pulmón financiero para expandirse y las limita a sobrevivir. Todos los organismos oficiales, think tanks, colegios profesionales y patronales abogan por tener empresas más grandes para ser más competitivos.  

Según Forbes entre las primeras 2.000 empresas del mundo solo hay 20 españolas, una entre las cien primeras y tres entre las doscientas más grandes. Es llamativo que todo el mundo este a favor de que tengamos empresas españolas de mayor tamaño, pero en cambio los mismos que defienden la imperiosa necesidad de que las empresas ganen volumen argumentan con el mismo ardor que los bancos deben ser pequeños.

(Foto de ARCHIVO) El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila (d), y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu (i), durante la ceremonia de toma de posesión del nuevo gobernador del Banco de España, en el Banco de España, a 24 de septiembre de 2024, en Madrid (España). El nuevo gobernador estrena un protocolo sin discursos de sus ex compañeros en el Gobierno en coincidencia con su intento de transmitir independencia en su mandato hasta 2030. José Luis Escrivá es gobernador del Banco de España desde el pasado 6 de septiembre tras su cese como ministro de Transformación Digital y de Función Pública. Alberto Ortega / Europa Press 24 SEPTIEMBRE 2024;BANCO DE ESPAÑA;ECONOMÍA;TOMA DE POSESIÓN;GOBERNADOR; 24/9/2024
El presidente del BBVA, Carlos Torres Vila, y el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu. Foto: Alberto Ortega / Europa Press

¿Es que un gran banco no tendrá mayor capacidad de financiar procesos de expansión empresarial? ¿Si un banco refuerza su internacionalización no acompañará mejor el proceso de crecimiento de una empresa en mercados foráneos?  

Los bancos no ocupan un lugar destacado en el ranking de instituciones queridas por los españoles. El tópico dice eso de que “te dan un paraguas cuando hace sol y te lo quitan cuando llueve” y efectivamente todos tenemos experiencias en este sentido tanto desde una perspectiva personal como empresarial pero precisamente el argumento de que la creación de un gran banco resultante de una fusión perjudicaría la financiación de empresas y particulares cae por su propio peso cuando recordamos cuál fue la actitud de la banca en la crisis financiera entre los años 2008 a 2013.

“A diferencia del Gobierno de España, el BCE apuesta por las fusiones bancarias, incluso transnacionales”

La existencia de infinidad de Cajas de Ahorros y bancos, de pequeña dimensión, que hoy solo son un recuerdo, no evito la debacle porque esos bancos agobiados por sus tasas de morosidad fueron inmisericordes con sus clientes. Más bancos, todos ellos de pequeño tamaño, no salvaron a nadie.    

A diferencia del gobierno de España, el BCE apuesta por las fusiones bancarias, incluso transnacionales. Las autoridades europeas están preocupadas por la tendencia de Europa a la irrelevancia industrial. El informe Draghi ahonda en esta preocupación. Para el BCE la creación de grandes bancos europeos al nivel de los norteamericanos o los chinos sería una herramienta muy útil para acompañar los procesos de inversión y expansión de las empresas europeas.  

Las empresas, sean bancos o no, si sus dueños – en este caso los accionistas- deciden unirse tienen derecho a hacerlo a no ser que creen un monopolio. Si un gobierno y otros lobbys influyentes frenan una fusión entre bancos españoles dentro de poco tiempo nuestros bancos, debilitados y de pequeño tamaño, en relación con las dimensiones de los bancos europeos, no podrán participar en fusiones transfronterizas, simplemente serán engullidos por bancos franceses o alemanes y entonces nuestro proteccionista e intervencionista gobierno no podrá poner los palos en las ruedas que pone ahora, solo le quedará lamentarse.