Con Sánchez
Huele a pacto de la infamia: Sánchez permitía a Puigdemont pasearse por Barcerlona, y Puigdemont, al fugarse de nuevo, permitía al Parlament votar a Illa.
Ayer un prófugo de la Justicia se paseaba tranquilamente por el centro de Barcelona. No son pocos los presuntos delincuentes que caminan por estas calles, pero éste era especial. Era el único que lo hacía escoltado y dispuesto a dar un muy anunciado discurso ante cientos de personas.
El espectáculo fue bochornoso para todos los españoles. Se sentía impune. En todo caso, Carles Puigdemont tenía más miedo a ser atracado por los multirreincidentes que campan a sus anchas por la Ciudad Condal que detenido por los mossos d’esquadra. Pedro Sánchez había hecho su parte.
Con Sánchez, la gobernabilidad de España pasó a estar en manos de aquéllos que habían dado un golpe a la democracia pocos meses antes. Con Sánchez, el procesismo catalán alcanzó sus mayores cotas de violencia. Embistieron, como trumpistas desenfrenados, contra las puertas del Parlament, porque el entonces president Quim Torra les había ordenado que apretaran. Apreteu, apreteu!
Con Sánchez, un año después, asaltaron el aeropuerto de Barcelona y metieron fuego a la plaza Urquinaona. Con Sánchez, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) dejó de investigar a los separatistas fugados. Con Sánchez, se ha indultado y amnistiado a delincuentes que prometen reincidir.
«Carles Puigdemont tenía más miedo a ser atracado por los multirreincidentes que campan a sus anchas por la Ciudad Condal que detenido por los mossos d’esquadra«
Con Sánchez, los delincuentes reescribieron el Código Penal para eliminar el delito de sedición y rebajar las penas de malversación. Con Sánchez, el Estado ha sido expulsado de Cataluña. Y los enemigos de la nación se han venido arriba. Con Sánchez, la Generalitat vuelve a derrochar recursos públicos en falsas embajadas e insultos a España.
Con Sánchez, el procés se lidera desde La Moncloa, gobernando con la mentira y en contra de la separación de poderes. Con Sánchez, sufrimos un auténtico proceso español. Con Sánchez, Salvador Illa reproduce el discurso del falso victimismo del nacionalismo catalán.
Con Sánchez, Illa desprecia a los constitucionalistas y regala a ERC un sinfín de recursos y cargos públicos. Con Sánchez, Illa pretende mutar la Constitución española por la puerta de atrás e imponer un letal confederalismo asimétrico. Con Sánchez, Illa otorgará al secesionismo la marginación institucional de la lengua española.
«Con Sánchez, el ‘procés’ se lidera desde La Moncloa»
Con Sánchez, de inmerecidas vacaciones, Puigdemont se ha burlado de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Con Sánchez, el prófugo ha regresado al centro de la política catalana. Estaba acabado tras su primera fuga en un maletero. Pero ahora, con Sánchez, sabe que puede entrar y salir impunemente de España, y reírse así abiertamente de todos los españoles. Con Sánchez, el separatismo ha ganado hoy lo que ayer no consiguió con el procés.
Dicen que ayer hubo una operación jaula, pero el pájaro ya había volado. El socio de Sánchez ya había montado su espectáculo de escapismo. Sin embargo, algo huele a podrido en todo esto.
Huele a pacto de la infamia: Sánchez permitía a Puigdemont pasearse por Barcerlona, y Puigdemont, al fugarse de nuevo, permitía al Parlament votar a Illa. Los tres contentos, y los españoles abochornados y abandonados por su gobierno. Con Sánchez, Cataluña sigue dividida, y España está peor.